En días pasados tuve la oportunidad de estar en Bahía de Banderas; al principio iba alegre, pues en pocas ocasiones viajo hacia el sur de Nayarit, pero la alegría se me acabó cuando me bajé del autobús, justamente en el crucero de Mezcales.
Quienes tienen la oportunidad de salir por unos días de casa, sea por trabajo o para despejarse un poco de las labores diarias, seguro se les ha presentado la ocasión de observar a detalle el desarrollo que hay en la Riviera Nayarit; hoteles de lujo, campos de golf, creación de departamentos, turistas extranjeros, hay edificios que hace meses no estaban y ahora se presentan ante nuestra vista como si hubieran salido de la tierra, en fin, hay un movimiento que en el resto del estado no se ve, ni siquiera en la capital. El desarrollo está ante nuestros ojos y eso es innegable. ¿Pero, quién hace posible todo eso y cómo es que lo logra? Está claro que los inversionistas y grandes empresarios hacen acto de presencia en la Riviera Nayarit, como claro ejemplo el Grupo Vidanta que cuenta con hoteles de lujo y en los que cualquier huésped puede sentirse cómodo; pero no sucede así con los miles de obreros y amas de casa que son los que mueven, construyen y hacen funcionar esos enormes complejos hoteleros de lujo a los cuales el pueblo trabajador, lamentablemente, no tiene acceso; no, a menos de que acuda a trabajar.
El pueblo trabajador vive en condiciones muy diferentes de lo que se muestra al mundo a través de la Riviera Nayarit. Bahía de Banderas al igual que la gran mayoría de los municipios del estado es gobernada por Morena, con una mujer al frente del gobierno, Mirtha Villalvazo.
La colonia Villas Miramar, en San Vicente, ubicada a escasos 15 minutos del crucero de Mezcales, como muchas otras colonias tiene problemas a la vista de todos.
En Villas Miramar no hay alumbrado público y las calles en las noches son peligrosas; las viviendas carecen de escrituración, pero en este caso los antorchistas y habitantes de la colonia se organizaron desde hace más de cinco años con el Movimiento Antorchista y están luchando para lograr escriturar sus terrenos.
Entre todos los problemas existe uno más: no hay drenaje y eso provoca que las aguas negras corran libremente por las calles. Los niños juegan con aguas negras, chicos y grandes caminan entre la suciedad, así comen y así viven en Villas Miramar.
Hay grandes contradicciones en Bahía de Banderas; por un lado, la belleza y el lujo extremo de los hoteles ubicados a la orilla del mar, por otro lado, la pobreza y el abandono del que es objeto el pueblo trabajador; nayaritas, guerrerenses, chiapanecos, de todas partes del país emigran hacia este punto en busca de trabajo, y lo encuentran, pero también encuentran condiciones deplorables de vida; las familias viven hacinadas en pequeñas viviendas, con temperaturas elevadas y con las calles antes descritas.
Villas Miramar no es la única colonia en estas condiciones, sin temor a equivocarnos, podemos asegurar que la mayoría está así. Mientras tanto, la preocupación de los gobiernos morenistas es atraer la atención del turismo mundial y de los grandes inversores.
¿Dónde queda el pueblo trabajador? ¿Quién lo va a defender? Llamo a los vecinos de Villas Miramar a continuar organizados en Antorcha, los llamo a seguir luchando y a la vez, llamo al pueblo trabajador de Bahía de Banderas a no quedarse callados. Es menester organizarse y luchar. Queda mucho trabajo por hacer y con Antorcha vamos a luchar.
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