El afirmar que el pueblo es bueno y sabio sólo cuando coincide con las posturas manejadas desde el gobierno, es una prueba de que tal afirmación no pasa de ser un recurso demagógico, una lisonja que recuerda la fábula de la zorra y el cuervo que sostenía en su pico un pedazo de queso, el cual, al escuchar los elogios sobre su dulce voz, graznó, soltando el alimento del que se apropió de inmediato el astuto cuadrúpedo.
La marcha que se está gestando desde el poder, que a diferencia de la realizada para defender al INE, le costará a todos los mexicanos porque se utilizarán recursos públicos tanto para organizarla como para promoverla, no sólo abona a la polarización entre los mexicanos cuando lo que se requiere en estos tiempos es la unidad nacional para alcanzar un desarrollo sostenido en todos los órdenes, sino que, además, se hace abusando descaradamente de la manipulación, diciendo que es el pueblo el que defenderá la transformación, cuando a éste no se le ha hecho claridad de los fines, propósitos y consecuencias, tanto de la reforma electoral que se debate en la cámara de diputados, como de la desaparición, en los hechos, del árbitro electoral por la vía de cambiar el INE.
No debemos olvidar que en una sociedad dividida en clases, la ideología dominante es la de la clase dominante; no por un capricho, sino porque ésta, como parte integrante de la conciencia social, está determinada objetivamente, en última instancia , por el ser social que en cada etapa del desarrollo de la sociedad está representado por el modo de producción, compuesto por las fuerza productivas (estado que guarda el desarrollo de la fuerza de trabajo y medios de producción) y por las relaciones de producción tanto sociales como técnicas.
La ideología, como parte de la superestructura refleja lo que ocurre en la base de la sociedad, es decir en la producción y reproducción no sólo de los medios de consumo y de producción, sino también de la sociedad como tal (diferenciada claramente de la manada, agrupación instintiva del reino animal, por ser una organización superior, social, de los grupos humanos). De aquí se deriva, no que la ideología de los dominadores sea la única o la válida, sino que la ideología científica o mejor dicho la verdadera ciencia social, el materialismo histórico dialéctico, es un instrumento que deben conocer, hacer suyo y dominarlo para utilizarlo en defensa de sus intereses, las clases dominadas, los pobres, es decir el pueblo, las grandes masas marginadas, para evitar ser víctimas ingenuas de las circunstancias o de los embaucadores profesionales, que hablan en su nombre y de sus intereses, pero sólo para beneficiarse políticamente de ello.
Ni la reforma electoral propuesta por la 4T, ni los ataques al INE, ni la pretendida marcha del pueblo en defensa de la transformación, ni nada, están pensadas, o encaminadas a favorecer los intereses reales y genuinos de los pobres de México; son sólo la forma de endulzar la rueda de molino que quieren que nos traguemos los demagogos disfrazados de izquierdistas, pero que en realidad defienden el sistema de cosas que sufrimos la inmensa mayoría de mexicanos, incluso ferozmente tratando de echar hacia atrás la rueda de la historia, pretendiendo cancelar drásticamente las posibilidades de que el pueblo pueda cambiar de hombre o de partido en el poder de manera pacífica y legal como hasta ahora, y con ello, también la posibilidad de que este pueblo un día pueda acceder, por la vía democrática, al poder político del país, desde el cual se pudiera llevar adelante un modelo económico mejor, que conduzca a un desarrollo de toda la sociedad, que propicie, además, una repartición más justa y equitativa, reitero: equitativa, de la riqueza social que producimos todos los mexicanos trabajadores.
Por eso es necesario informarse de mejor manera y procurar una mayor politización de toda la población, para no caer en el juego de quienes hablan en favor del pueblo, pero actúan en su contra, como lo demuestran sus hechos.
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