Es bien sabido por todos que, desde que inició la pandemia, el gobierno encabezado por López Obrador no tomó las cosas con la seriedad que debía, pero desafortunadamente sigue en la misma posición, sigue sin escuchar a los expertos en salud, para evitar numerosos contagios y decesos causados por la covid-19; sigue sin generar nuevos empleos o recuperar los perdidos; sigue sin apoyar a la población sumida en la pobreza y en la marginación, que ha venido en aumento en los últimos años (+3.8 en lo que va el sexenio, fuente: Coneval); sigue sin resolver el problema del desabasto de medicamentos en los hospitales; sigue con la política “abrazos no balazos”, dejando que el crimen organizado trabaje libremente y que la alza de crímenes en el país se convierta en algo normal, el pan de todos los días; sigue con la demagogia de la recuperación de la economía en forma de “V”, sigue con la falacia del combate a la corrupción, sigue montando sus “show” que nos cuestan millones de pesos, como el resiente caso de la consulta popular; sigue sin apoyar a la educación, no les ha dotado a los estudiantes de equipos tecnológicos para las clases virtuales, dejó en el abandono a las escuelas, dejó solos a los maestros para enfrentar los problemas que se generaron y ahora se le ocurrió dar la orden de volver a las clases presenciales; sigue dejando las cosas en las manos de Dios y viendo un México feliz, feliz.
En esta ocasión abordaré la cuestión del regreso a clases presenciales para el siguiente ciclo escolar que comenzará en los próximos días; el cual, como todo lo que sucede en este país, fue ordenado por el primer mandatario el pasado 15 de julio, en donde mencionó que hay condiciones, no quedó claro a que se refería con esto, ¿de qué condiciones hablará?; que se está trabajando en un plan para “mejorar” las escuelas que fueron abandonadas, no menciona que su gobierno las abandonó ni tampoco precisó para cuando estará listo el dichoso plan, de dónde saldrán los recursos para restaurar las escuelas ni el tiempo que tardarán en hacerlo, se omite que desde antes de la pandemia la infraestructura de las escuelas era insuficiente y que muchas de ellas no cuentan con los servicios más básicos: agua potable, el 20% no cuenta con ella, luz eléctrica, el 5% carece de esta y drenaje, el 45% no tiene acceso, de acuerdo con los datos presentados en La Educación Obligatoria en México 2019, elaborado por el desaparecido Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE); que el regreso es opcional, como ya es costumbre del mandatario, utiliza esto pero en el fondo es una orden para los padres de familia o sabe bien que la misma dinámica sucumbirá a los que se resistan en un inicio a mandar a sus hijos y también el presidente mencionó que el regreso no va a representar un problema de contagios, pues según él está demostrado de que la pandemia afecta más a las personas mayores y que para entonces tendrán ya vacunados a todos los adultos mayores de 60 años e incluso a los mayores de 50 años, se le olvida que la realidad va cambiando, que en México desde ya hace varias semanas se encuentra la variante Delta; la más agresiva, contagiosa y que afecta más a los niños y jóvenes por no estar vacunados, además se le olvida al presidente que estamos enfrentando la tercera ola de covid-19, de acuerdo con los científicos, pero además que las vacunas aplicadas en el territorio mexicano no son tan efectivas ante esta variante, la vacuna Pfizer-BioNTech tiene con las dos dosis un 88% de efectividad de acuerdo con estudios por parte del Public Health England, la Sputnik V un 90% de acuerdo con datos del Instituto Gamaleya de Moscú, la AstraZeneca tiene 70% de acuerdo con los resultados de la Red Canadiense de Investigación e Inmunización, la Sinovac y Johnson & Johnson no se sabe con certeza su eficacia ante esta variante.
Según un comunicado de la Secretaría de Salud fechado el 2 de agosto y titulado “53% de la población adulta, con al menos una dosis contra COVID-19” da varios datos, pero destaco lo siguiente: “que 47 millones 690 mil 704 personas han sido vacunadas. De ese total, 25 millones 808 mil 916, equivalente a 54 por ciento, cuentan con esquema completo; mientras que 21 millones 881 mil 788, correspondiente al 46 por ciento, tienen al menos una dosis.” Según el Censo de población del Inegi 2020 en México hay 126,014,024 (Ciento veintiséis millones catorce mil veinticuatro) habitantes, esto significa que solo el 37.8% aproximadamente tiene al menos una dosis y que el 20.4% aproximadamente cuenta con el esquema completo.
Ahora bien, la vacunación inició el pasado 24 de diciembre y hasta la fecha solo se ha logrado la vacunación de casi la tercera parte de la población, faltan todos los demás y no se ve claro para cuando terminarán de vacunarnos, pero mientras cada día se acumulan más y más contagiados y el número de decesos va en aumento, pareciera que el presidente omite intencionalmente e intenta que nosotros también omitamos la realidad que se vive en México, aunque el mismo ha dicho que “no crean que yo vengo aquí ya con ideas analizadas, no, yo vengo aquí a hablarles de manera sincera, decirles lo que siento, lo que conozco, lo que es mi experiencia", pero desafortunadamente nosotros pagamos a veces con nuestras propias vidas las consecuencias de esas improvisaciones y ocurrencias.
Hace unos días, López-Gatell dijo en unas de las mañaneras dos cosas que valen la pena mencionar: primero, que el regreso a clases presenciales no supone un riesgo de contagio, por lo que, aún con semáforo rojo se reabrirán las escuelas, si esto fuera verdad, ¿por qué cerraron las escuelas si no representan un riesgo? ¿Por qué se menciona hasta ahora? ¿Para cuándo entregarán la evidencia científica que valide esta afirmación, será después de la reapertura? Segundo, que las clases presenciales serán actividad esencial, ¿qué criterios se toman en cuenta para determinar que actividad es esencial y cuáles no o es en función de lo que diga el presidente? ¿Quién se encargará de proporcionar los insumos necesarios para evitar los contagios? ¿Quién se responsabilizará de las posibles víctimas? Queda claro algo: se hace lo que el presidente diga.
Ignoremos esta ocurrencia del presidente, motivada por sus seudocientíficos y alabadores, no enviemos a los alumnos ni permitamos que el regreso a clases presenciales convierta a las escuelas en focos rojos de contagios y sobre todo no permitamos que nuestros hijos, sobrinos y nietos se contagien, de seguirle el juego al presidente echaremos en saco roto lo hecho hasta ahora para evitar que nuestros familiares se contagien o mueran por el virus, pero también luchemos y exijamos que el presidente de la orden de que vacunen a todos los estudiantes antes del regreso a clases y que se arreglen las escuelas.
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