El artículo 123 fracción VI, de nuestra Carta Magna, señala que los salarios mínimos "deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia en el orden material, social, y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos".Ahora bien, por otro lado la canasta básica es el conjunto de bienes y servicios indispensables y necesarios para que los trabajadores y sus familias puedan satisfacer sus necesidades básicas.Esto fue escrito por los diputados obreros de la Tercera Transformación de México en 1917, sin embargo, en plena "Cuarta Transformación" sigue siendo norma jurídica pero nunca un hecho real para millones de mexicanos.En lo que va del gobierno de la 4T ha habido dos incrementos salariales raquíticos: en 2019 el salario mínimo pasó de 88.36 a 102.68 pesos en la Zona A y 176.72 pesos en la Zona Fronteriza; y en 2020 pasó a 123.22 pesos en la Zona A y 185.56 en la Zona Fronteriza.Sin embargo, especialistas en la materia señalan que el salario mínimo en México debería ser al menos 661 pesos al día, para que se puedan cubrir las necesidades básicas tanto en el orden material como espiritual.
Los datos del INEGI del primer trimestre de este año, muestran que la población ocupada formalmente alcanza los 55 millones 352 mil 304 personas.De estos, 12 millones 533 mil 197 ganan menos y hasta un salario mínimo; 19 millones 781 mil 852 ganan entre uno y dos salarios mínimos; 8 millones 613 mil 773 ganan entre dos y tres salarios mínimos; 3 millones 715 mil 640 ganan entre tres y cinco salarios mínimos; 1 millón 534 mil 613 ganan más de cinco salarios mínimos; y más de 8 millones que su situación es indecisa.Esto significaría que los que ganan por debajo del mínimo aceptable requerido (661 pesos) para cubrir los bienes y servicios indispensables y necesarios alcanzaría los 44 millones 644 mil 462 trabajadores, equivalente al 80 por ciento de los trabajadores formales.Cabe señalar dos cosas: aquí no se toma en cuenta el ahorro familiar que se vuelve imposible por los paterfamilias y tampoco se toma en cuenta el entretenimiento, la cultura, la educación no obligatoria, etc., indispensables para el buen desarrollo del ser humano.En contraste solo el 9 por ciento de los mexicanos percibe arriba de 32 mil pesos mensuales (260 salarios mínimos); el 4 por ciento percibe arriba de 80 mil pesos mensuales (649 salarios mínimos), y el presidente que percibe 108.656 pesos mensuales (881 veces el salario mínimo).No hablemos ya de quienes perciben sus ingresos como utilidades.
Por otra parte, hay que recordar que hay más de 30 millones de trabajadores en el comercio informal.Estos, aparte de no tener los derechos laborales que otorga nuestra Constitución, reciben salarios similares o peores de aquellos que se encuentran en el sector formal.Además, los trabajadores informales no perciben un ingreso seguro y están a expensas de los excesos que cometen las autoridades desalojándolos de las plazas públicas, cobrándoles moches o cuotas de piso para poder instalarse en algún lugar público.A la par, son víctimas de lidercillos que se aprovechan de su precaria situación creando verdaderas mafias en este ámbito de la economía.
En una nota del economista.com.mx publicado el 22 de junio del presente año señala "duplicar salario mínimo al término del sexenio, meta de la STPS… la política de recuperación del poder adquisitivo del salario mínimo continuará hasta llegar a duplicarlo con respecto al valor que tenía en 2018: de 88.36 diarios" es decir, que la meta de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social es que el salario mínimo llegue a 171.07 pesos diarios (25.88 por ciento de lo que se requiere como se señaló más arriba) para finales del gobierno de López Obrador.Y este menosprecio al salario de los trabajadores tiene diversas aristas: por un lado, el uso electoral, los obreros mexicanos están expuestos a la compra de su voto por parte del morenismo para perpetuarse en el poder.Por otro lado, es la muerte de pequeños empresarios que no pueden competir contra las grandes empresas nacionales y sobre todo contra los monopolios internacionales, lo que deviene en un debilitamiento del mercado interno; finalmente el trabajo formal se reduce, el informal aumenta y los que no están aquí ingresan a las filas de la delincuencia organizada y no organizada.Por lo tanto, el incremento de la violencia y la inconformidad generalizada de los últimos días tienen relación directa con los bajos salarios en la 4T.
Estamos viviendo, pues, incrementos salariales raquíticos que no se diferencian de los incrementos en gobiernos anteriores, por lo que no se vislumbra nada bueno para la clase obrera y el pueblo trabajador; que al gobierno en turno no le interesa la política salarial y está más preocupado por su perpetuidad en el poder; que la errada política sobre la pandemia ha acelerado la perdida adquisitiva del salario dejando en el hambre y en la pobreza a millones de mexicanos.
Si el pueblo organizado gobernara pensaría en un incremento salarial que verdaderamente se sintiera en los bolsillos de la clase trabajadora.Y este verdadero incremento no solo beneficiaría a la clase obrera sino a la sociedad mexicana en su conjunto.En efecto, al incrementar el salario se aumenta el poder adquisitivo de los trabajadores, se incrementa una mayor movilidad de bienes y servicios y, por ende, mayores ganancias para los sectores empresariales pequeños y grandes.Pero para llegar a este punto es necesario que las clases gobernantes volteen a ver a los productores de la riqueza, a los asalariados, no sólo como una mercancía llamada fuerza de trabajo, sino como a hombres y mujeres que pueden llevar a México a una prosperidad económico-social.No se trata que los de arriba ahora pasen abajo ni los de abajo pasen arriba, como dijo Obrador, sino que haya una equidad en la política salarial y una mejor distribución de la riqueza social.
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