“Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transfórmalo”, afirma la décimo primera tesis de Marx sobre Feuerbach; sin embargo, para poder transformarlo hay que conocer el mundo en su vasta complejidad, desentrañarlo de tal modo que se pueda entender el por qué, el cómo es que funciona la sociedad en la que todos estamos inmersos, una vez comprendida, asimilada por el hombre, es este mismo quien debe hacer que las circunstancias cambien.
Entender el mundo es demasiado complejo, de ahí que busquemos formas y mecanismos para ir entendiéndolo poco a poco, gradualmente y, entre tantas herramientas de las cuales podemos echar mano, existe una, por demás muy educativa: el teatro.
El teatro, como disciplina artística, se destaca por ser un espejo del mundo y la sociedad en que vivimos, la cual nos permite ver, analizar y comprender, a través de los grandes genios de las letras, los problemas que más han lacerado a la humanidad en su existencia. Muchos de esos problemas, pese a haber sucedido hace muchísimo tiempo, se mantienen vigentes, de ahí la importancia de ver el teatro no sólo como entretenimiento, sino como una herramienta de educación política e histórica.
Tal es el caso de “El nuevo cerco de Numancia”, obra de dramaturgo Alfonso Sastre, la cual es una adaptación de la obra original “Numancia” de Miguel de Cervantes Saavedra, escrita en 1585, considerada por los expertos como una de las mejores tragedias renacentistas españolas, misma que se basa en el hecho histórico de la derrota de esta ciudad a manos del Imperio Romano en el año 133 a de C.
La puesta en escena relata el sitio al que fueron sometidos los numantinos y su ciudad por las legiones romanas en su ambiciosa expansión para conquistar nuevas tierras y hacerse de más riquezas; el asedio a Numancia duró 20 años, lo que históricamente resultó en un total desafío y una afrenta al Imperio, el cual tuvo que recurrir a por lo menos nueve cónsules para borrar a Numancia del mapa.
Esta obra refleja, pues, cómo es que la sociedad está dividida en clases sociales antagónicas; mientras una, la que posee y concentra la mayor parte de la riqueza, así como el poder político, ideológico, y militar, busca el sometimiento absoluto de los que carecen de todo ello, los segundos -que son numéricamente la mayoría- se limitan la mayor de las veces a sobrevivir, de ahí la importancia de que cobren conciencia de la estructura social para poder modificarla.
De acuerdo con el autor de “El nuevo cerco de Numancia”, dicha obra es una metáfora de la heroica resistencia de Vietnam ante las agresiones de Estados Unidos; “es válida como metáfora de la heroica resistencia de todos los pueblos que le hacen frente a las invasiones de EE. UU”.
Si dicho problema lo aplicamos a nuestra realidad hoy en día, vemos que es una situación tan vigente como hace ya varios siglos, vemos pues, materializado el valor del teatro como herramienta de educativa y su rol como espejo de la sociedad para poder estudiarla, asimilarla y, en el momento idóneo, modificarla, puesto que la base del problema sigue siendo la misma, no solamente se trata de defender la libertad y el derecho de un pueblo a ser independiente y soberano, se trata del violento sometimiento de una clase sobre otra que busca ignominiosamente hacerse con la mayor cantidad de riquezas a expensas de lo que sea.
Vemos hoy cómo Estados Unidos ha llevado la devastación a naciones independientes bajo el pretexto de libertad y democracia, una vez que destruyen sus gobiernos a punta de pistola, saquean a las naciones arrebatándoles el alimento y hasta sus hogares, dejando a su paso muerte y destrucción.
Es decir, en los hechos, el país que se concibe así mismo como dueño absoluto del mundo no busca el bienestar de sus semejantes, sino el beneficio económico y material de la clase dominante a la que representa, tal y como ha pasado en Irak, Yemen, Afganistán, Libia, Siria, Venezuela, Cuba, por mencionar algunos ejemplos. Sin embargo, esta situación no será eterna, tiene fecha de vencimiento y esta llegará cuando la clase social explotada se organice y luche.
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