Aparentemente, en el primer trimestre de 2022 hubo una ligera recuperación en la cantidad de personas ocupadas o empleadas en alguno de los sectores de la economía, al mostrar un incremento de 3.1 millones más que en el mismo periodo del año pasado.
Sin embargo, este incremento refleja poco crecimiento del empleo formal -ese que garantiza principalmente el acceso a la salud y otras prestaciones- y mayor incremento en el de tipo informal, lo que genera más incertidumbre que satisfacción por emplear a más personas.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), del primer trimestre de 2022 elaborada por el INEGI, hay 56.1 millones de personas ocupadas en el país, 3.1 millones más que en 2021, y este crecimiento se dio en el comercio (893 mil más), restaurantes y servicios de alojamiento (586 mil más), servicios diversos (490 mil) y servicios profesionales, financieros y corporativos (407 mil más). No obstante, estos rubros no son los que mayor incremento de empleos formales tengan y ofrezcan, pues según el reporte de abril, el IMSS informó que “el mayor crecimiento porcentual anual en puestos de trabajo son el de transportes y comunicaciones con 11.9 por ciento, construcción con 8.0 por ciento y extractivo con 7.1 por ciento”.
El total de empleos formales, al cierre de marzo, según el IMSS, es de 21 millones 5 mil 852, aunque de estos 86.6 por ciento son permanentes y un considerable 13.4 por ciento eventuales; el incremento fue de 1.1 millones de puestos, mientras que en el empleo informal el crecimiento fue de 1.8 millones, dando un total de 31 millones personas, es decir, un 55.2 por ciento de la población ocupada.
Como podemos ver, hay más empleos informales que formales. De los ingresos se revela lo siguiente: 12.4 millones reciben apenas un salario mínimo, 14.7 más de uno hasta dos, o sea, apenas lo mínimo para medio sobrevivir.
Frente a esta situación, no se ve con claridad una política del gobierno morenista de Andrés Manuel López Obrador que impulse programas o políticas públicas que contribuyan en la creación de nuevos empleos, bien remunerados y con las prestaciones sociales; lo poco que hay en este rubro son programas fracaso, como el de Jóvenes Construyendo el Futuro, en el que la Auditoría Superior de la Federación (ASF) aplicó tres auditorías y “detectó irregularidades en el diseño, operación y resultados del programa, las cuales evidenciaron otorgamiento de becas a Servidores de la Nación, centros de trabajo "fantasma" y bases de datos poco confiables que repercutieron en el padrón de beneficiarios” (elfinanciero.com.mx). Solo el 2.2 por ciento de los becarios del programa lograron conseguir un puesto de trabajo, cifra decepcionante que queda muy lejos de las metas planeadas.
También está el programa Sembrando Vida, en el que no solo hay falta de transparencia en el manejo del ahorro de los más de 426 mil beneficiarios, sino que “de enero del 2019 a agosto de este año, son más de 51,000 los campesinos expulsados del programa por presuntas irregularidades… Y algunos de ellos sin derecho a defenderse” (politica.expansion.mx), octubre 2021.
Recordemos que, con la entrada del gobierno morenista, se desaparecieron 23 programas de gobierno, entre ellos algunos que algo ayudaban como el Programa de Empleo Temporal (PET) o el Programa de Apoyo al Empleo, y se impulsaron otros que más que beneficiar, elevan el clientelismo político; además, se recortaron recursos de ramos como el 23, con el que se realizaban obras de gran magnitud en los pueblos y con las que también se podían generar puestos temporales. Menos ha considerado políticas adecuadas en inversión pública, incluso, privada para impulsar la generación de empleos.
El Gobierno federal tiene en sus manos la responsabilidad de generar mayor bienestar social, pero no lo hace, porque no conoce la realidad, ni se conduce con rigor científico ni compromiso con la clase trabajadora.
Ante la falta de acciones y compromiso de nuestros gobernantes, el pueblo debe ponerse al frente y encabezar el cambio profundo que tanto requiere nuestro país, y como dijo hace un tiempo Aquiles Córdova Morán, secretario general del Movimiento Antorchista Nacional: “Necesitamos una verdadera luz de esperanza, que se traduce en la organización del pueblo consciente… Esa luz de esperanza existe, solo necesitamos engrandecerla más y más”.
Esa luz es el pueblo organizado en Antorcha, que como un solo hombre y como un solo ideal, desde hace 48 años trabaja y lucha por ese proyecto superior, que garantice una patria más justa y próspera.
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