MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

En defensa de comerciantes ambulantes antorchistas

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A las clases pudientes, a los individuos que desde la infancia tienen resueltas todas sus necesidades, desde las más elementales hasta las de las del más simple capricho o el lujo que se desee, no les importa la suerte ni la situación en la que vivan otros individuos o clases con las que coinciden en la sociedad. Es natural, los individuos con poder económico, político y prestigio social no son parte del pueblo trabajador, ese que sufre por no saber qué va a comer el día de hoy o el siguiente.

En todos los pueblos, capitales de estado y a nivel nacional encontraremos representantes de ese tipo. Es evidente que, entre ellos, entre esa élite de individuos, existe identificación, simpatía y acuerdos que los comprometen y protegen como clase y como grupo selecto. Se ayudan y protegen mutuamente puesto que de ello depende seguir manteniendo su prestigio, poder y privilegios y, para conservarlos, atacan, denigran y marginan a quienes no son de su clase y de su grupo.

Los comerciantes ambulantes no están ahí por capricho, ni por gusto, han trabajado desde hace más de 40 años porque tienen necesidad de ganarse la vida honradamente y así solventar las carencias más elementales de la vida

Por otra parte, existen otras clases sociales que trabajan desde niños pero que, a pesar de ello, no tienen más que lo elemental para medio sobrevivir. Entre ellos están: los campesinos más pobres, los taxistas, los obreros, los jornaleros agrícolas, los comerciantes ambulantes, solo por señalar algunos.

Se da el caso de los vendedores del comercio informal de la ciudad de Toluca que, como todos los de las distintas ciudades del país, juntan, con mucho esfuerzo, unos cuantos pesos para comprar mercancías para vender en las calles y que les dejan una ganancia mínima, solo lo suficiente para poder comer ese día y volver a comprar más mercancía para el día siguiente. Cuando, por desgracia, ocurre alguna eventualidad que los obligue a gastar más de lo necesario, simple y sencillamente ya no pueden solventar ese gasto extraordinario pues, prácticamente, van al día. Algunos de dichos comerciantes, organizados en el Movimiento Antorchista, trabajan y soportan todo tipo de penalidades como: el frío, la lluvia, calores inmisericordes, insalubridad, acoso de los inspectores, inseguridad ante los delincuentes callejeros, etc. Aun así, se han mantenido en el comercio informal desde hace más de 40 años, vendiendo artículos de temporada y/o comida típica de Toluca como: esquites, empanadas, galletas, etc.

Siempre han tenido problemas con las autoridades municipales, algunos momentos han sido verdaderamente difíciles, pero, bien que mal y entendiendo sus problemas y necesidades, en una actitud muy humana y flexible, todas las anteriores autoridades municipales han permitido que dichos comerciantes se ganen la vida honradamente al ofertar sus productos en la calle.

Sin embargo, a últimas fechas se da el caso que, a partir de que el licenciado Juan Maccise, sustituyó al licenciado Raymundo Martínez Carbajal, y quedó como interino de la presidencia municipal, ha tomado una actitud de incomprensión e intolerancia a la dura, difícil y a veces casi insoportable vida de los comerciantes ambulantes: el señor Maccise se ha propuesto “limpiar” las calles de Toluca, porque los comerciantes, según él, afean el paisaje urbano y dan mal aspecto a la ciudad.

Los comerciantes ambulantes no están ahí por capricho, ni por gusto, han trabajado desde hace más de 40 años porque tienen necesidad de ganarse la vida honradamente y así solventar las carencias más elementales de la vida: darles educación a sus hijos y tener algo que comer y vestir.

Nada más, pero nada menos.

Los antorchistas de la región Toluca, hacemos un llamado a la mencionada autoridad, para que el señor presidente reflexione y modifique su conducta de hostigamiento contra los comerciantes antorchista y expresamos que, dado el caso, saldremos en defensa de los vendedores ambulantes afiliados a nuestra organización, lo haremos pacífica y respetuosamente, pero a la vez nos manifestaremos enérgicamente cada vez que sea necesario. No pretendemos ninguna confrontación de carácter político ni de ningún tipo, sólo pedimos que se deje trabajar honradamente a nuestros compañeros.

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