Hace unas semanas todo el país supo de la represión que sufrieron miles de trabajadores que laboran en la construcción de la refinería Dos Bocas en el estado de Tabasco.
Las imágenes que miles si no es que millones de mexicanos vimos, muestran las agresiones brutales que sufrieron los trabajadores de manos de la Guardia Nacional.
Las notas periodísticas no afines al gobierno, dan cuenta de que todo empezó por el paro de labores que los trabajadores hicieron reclamando a la empresa ICA Fluor mejores salarios, mejores condiciones laborales. La respuesta inmediata fue la represión, en las propias narices del Gobierno federal y usando su mismo cuerpo policiaco, la Guardia Nacional.
Inmediatamente el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, trató de minimizar la protesta, diciendo que eran unos cuantos los protestantes y que todo se debía a un pleito sindical entre dos agrupaciones que se disputan la titularidad del contrato.
Los obreros agredidos, por supuesto dieron su versión y que para nada coincide con la del presidente y su secretaria de Energía, Rocío Nahle; aclararon que no fue pleito sindical, fue una agresión abierta de la Guardia nacional, protegiendo intereses de la empresa ICA Fluor.
A la luz de lo sucedido en dos Bocas, quedan claras dos cosas.
Primero: el gobierno de la 4T aun cuando en su discurso diga que está del lado de los trabajadores, no es así, en hechos concretos como éste, se pone al lado de los patrones, utiliza el poder para defender los intereses de las empresas explotadoras de mano de obra barata.
No hay manera de ocultar que el gobierno de la 4T estuvo de acuerdo con esta represión, la Guardia Nacional no se mueve sin indicaciones precisas de los mandos del gobierno, por más que escondan la cabeza como el avestruz, la cola los exhibe.
También queda claro que ante estos lamentables hechos, las centrales obreras no alzaron la voz para exigir castigo a los agresores de obreros indefensos, dejando claro su servilismo al gobierno en turno y su falta de autenticidad en la defensa de los intereses de la clase obrera.
Por último, estos hechos, si alguna enseñanza útil dejan a la clase obrera, es que no puede confiar sus aspiraciones legítimas de una vida mejor a demagogos y oportunistas, que vestidos con diferente ropaje político sólo la usan para sus mezquinos intereses, años el señor López Obrador criticando y señalando no sin razón las injusticias a la clase trabajadora y ahora cuando tiene oportunidad de defenderla, se hace de la vista gorda y hasta se presta a estos atropellos flagrantes.
Los obreros de México deben despertar del largo letargo al que los tiene sometidos la burguesía mexicana, su gobierno y los líderes charros. Urge que tengan verdadera independencia política e ideológica, y se dispongan a luchar seriamente por sus reivindicaciones económicas y políticas, aliados con los demás sectores empobrecidos por el neoliberalismo y llegado el momento gobernar este gran país y hacerse justicia, de una vida mejor.
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