La pandemia por covid-19 en la Ciudad de México nos mantiene en vilo constante. Los casi nueve millones de capitalinos que habitamos el corazón del país estamos en riesgo de un peligro mortal. El 26 de enero en nuestra ciudad 451 mil 590 personas se habían infectado, han fallecido veinte mil 864, hay siete mil 304 hospitalizados, de ellos el 25 de enero había cinco mil 420 hospitalizadas con ventilador y mil 884 intubados por la terrible enfermedad. Por los medios sabemos que 70 por ciento de las personas que llegan a los nosocomios ingresan en condiciones de alta gravedad, agónicos, por el peregrinar de los enfermos buscando un lugar sin encontrar en donde ser atendidos por la saturación de los hospitales, y muchos de los que enferman se automedican con sustancias que en vez de ayudar empeoran o disfrazan la enfermedad.
Sólo en la CDMX, del 14 y el 21 de enero, fue la semana más letal por covid-19 desde que inició la pandemia, se registraron mil 795 personas fallecidas, con un promedio diario de 256. Larguísimas filas para conseguir oxígeno, prácticamente una lucha para recargar este elemento medicinal. Sin duda, la ciudad se encuentra por la pandemia en una de las peores y más graves crisis de los últimos 90 años.
La gran Metrópoli una de las más grandes del mundo, está sumida en grave crisis económica, política y sanitaria; decenas de funerarias han declarado que ya no tienen ataúdes y en los crematorios las filas son interminables; se rumora, además, que la única forma de evitar contagios y muertes, si la nueva cepa llega a la ciudad, es con el enclaustramiento y confinamiento absolutos, pero ningún gobierno ni el de AMLO ni el de Claudia Sheinbaum, dice cómo van a sobrevivir las familias mexicanas que no tienen empleo y tampoco dinero para comprar comida y poder quedarse en casa. Vemos miles de hospitalizados de los cuales pocos alcanzan a sobrevivir, mueren porque no se hicieron la prueba covid por falta de recursos o porque no hay suficientes pruebas.
El Gobierno morenista de la ciudad, al igual que el Gobierno federal, desde un principio ocultó las cifras de muertos por covid y ha mentido descarademente al decir que las cosas van bien, que todo está bajo control, pero la realidad nos está golpeado. La muerte se siente, se respira. Muchas personas conocidas y cercanas han fallecido por covid. La pandemia no da tregua, y nosotros pagamos por las malas acciones de este gobierno, todos los días nos enteramos de la muerte de algún conocido que perdió la batalla.
Aquí está un ejemplo, el pasado viernes 22 de enero falleció víctima de coronavirus Covid-19 una compañera habitante de la colonia antorchista Tlacaélel, ubicada en Gustavo A. Madero. Pasaron más de 24 horas para que las autoridades recogieran el cuerpo y realizaran las medidas sanitarias del caso para evitar contagios, a pesar de que sus familiares y vecinos del lugar dieron parte de inmediata. Esta persona en vida se dedicaba junto con su familia a la recolección de basura y según versiones de sus parientes, comenzó a presentar los síntomas y lamentablemente murió.
Cientos de capitalinos impulsados por el Movimiento Antorchista se unieron para exigir en redes sociales y medios de comunicación, que las autoridades cumplieran con su deber y aplicarán el protocolo para recoger el cuerpo de la señora fallecida. Solo a través de la denuncia pública se logró atención al reclamo. Esta es otra muestra, una más, de las miles y miles, igual a las muchas que dan cuenta, que el pueblo organizado por sus justas demandas, solo se hace escuchar cuando se une y se organiza.
La Ciudad de México necesita otro tipo de gobernantes, Morena y su mal llamada "Cuarta Transformación", sólo han provocado incrementar el número de muertos porque no tienen un verdadero plan para atacar y vencer a la pandemia. Es urgente que los mexicanos reflexionemos nuestro voto, para elegir a los que nos puedan representar, sin mentiras, y resolver nuestros problemas que en los tiempos que corren, crecen día a día.
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