De acuerdo a cifras oficiales del Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), en México -del 12 de abril del 2020 al 8 de agosto de 2021- pasaron de 84 a más de 60 mil 928 casos de menores de edad contagiados con covid-19; de estos, 9 mil 400 niños son menores de 14 años, lo que pone en riesgo el regreso masivo a clases presenciales al que llama el gobierno fallido de morena.
Estoy de acuerdo que el confinamiento ha afectado el proceso de enseñanza-aprendizaje; sin embargo, ha sido una gran oportunidad para desarrollar y sofisticar nuevas herramientas tecnológicas para alumnos y docentes, pero en esto hay una gran desventaja confirmada por un estudio hecho por la Asociación de Internet Mx, porque solo un 65% de estudiantes, bajo la modalidad presencial o mixta antes de la pandemia, ha continuado estudiando de manera virtual, lo que revela que existe una gigantesca brecha digital en nuestro país pues no todas las familias mexicanas tienen la oportunidad de contar con electricidad, televisión digital, internet, un equipo de cómputo o celular, además de la falta de interacción de las clases proyectadas a través de medios de anacrónicos como la televisión con lo que intentó apoyar, con muchas deficiencias, la Secretaría de Educación Pública (SEP).
No hay condiciones para el regreso a clases presenciales, aunque sea tan necesario, porque no existen políticas de la “4T” que realmente le aseguren a los padres de familia que sus hijos no se van a contagiar del terrible coronavirus del SARS-CoV-2 y sus nuevas variantes que afectan a los menores de edad.
Desde mi punto de vista, lo primero que se debe hacer para generar un terreno confiable para el regreso a clases presenciales es: garantizar la vacunación de los estudiantes, el distanciamiento en los salones, instalación de protectores de acrílico en bancas (como han hecho otros países) e implementar un protocolo de realización de pruebas rotatorio, además de la higiene rigurosa en entradas, salidas y en aulas de las instituciones, solo así será posible la reapertura.
Pero, no está claro cómo la 4T va a apoyar a las escuelas y a los padres de familia. Ni el gobierno ni su subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud López-Gatell, se han pronunciado sobre los menores que ya están contagiados o han fallecido y es muy probable que ante la tercera ola de contagios existirán más riesgos para los estudiantes como para sus padres, pues, en los traslados hogar-escuela-hogar, lo que resultará catastrófico para la salud de todos y eso le importa poco a a Delfina Gómez, la secretaria de Educación, y a su jefe López.
En estos momentos las entidades federativas con más defunciones en menores de edad son el Estado de México, con 93; Baja California, con 44; Puebla y Nuevo León, con 42 cada una, y la Ciudad de México, con 41. En conjunto, en estos estados se ha registrado el 42.7 por ciento de muertes en menores.
Desde mi punto de vista es preferible continuar con clases virtuales durante el inicio del nuevo ciclo escolar y que conforme se vaya vacunando a los estudiantes se pueda evaluar el regreso a las aulas de manera ordenada y confiable, con el riguroso seguimiento de todos los protocolos sanitarios. Además, como lo denunciamos el año pasado, el Estado tiene que garantizar el derecho a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), como lo son el internet y dispositivos, nada más, pero nada menos.
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