No hay fecha que no se cumpla, ni plazo que no se venza. Luego de cinco meses de preparativos para la realización de los eventos masivos que se realizaron en Luis Potosí, Morelia, Mich., Tijuana y Puebla para festejar los 45 años de existencia del Movimiento Antorchista Nacional, por fin toca el turno a los dos últimos eventos que para el mismo fin tenemos programados: el que se realizará el 15 de diciembre en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, y el que cerrará los festejos, el cual se llevará a cabo en el Estadio Azteca.
A inicios de año, la organización más grande y mejor estructurada del país, se planteó como meta festejar sus 45 años de lucha con la realización de seis eventos masivos, en los que aglutinara solamente a una cuarta parte de sus militantes, medio millón, dado que en todo el país no hay inmuebles en los que puedan reunirse los más de dos millones y medio de antorchistas de todo el país.
Nadie, ni los opositores al antorchismo, han negado el rotundo éxito del evento que realizamos en el estadio Alfonso Lastras de San Luis Potosí, SLP; no han refutado ni un ápice de los discursos históricos que pronunció el dirigente nacional de Antorcha, Aquiles Córdova Morán, en Morelia, Mich., y en Tijuana, Baja California, en donde también hubo concentraciones masivas, que ni los políticos locales han igualado. ¿Qué decir del abarrotamiento de los estadios de futbol Cuauhtémoc y de béisbol Hermanos Serdán, ambos ubicados en la ciudad de Puebla, en donde refrendamos nuestro compromiso de trabajar arduamente para formar un partido político que será la herramienta fundamental para acceder al poder político nacional y estar en mejores condiciones para construir una patria más justa y equitativa?
Nadie, ni siquiera AMLO ha sido capaz de pronunciar ni una sola palabra en contra de esos eventos porque sabe que la presencia de miles de mexicanos avala el trabajo del antorchismo nacional. Tal vez por eso, porque vio el éxito rotundo de nuestras primeras concentraciones decidió tomar la autoritaria medida de ordenar a los dueños del estadio Víctor Manuel Reyna, el de los cafetaleros de Tapachula, Chiapas, que por ningún motivo permitieran la realización del evento programado para el pasado 13 de octubre. Pero, como vivimos en un país democrático, donde la Constitución Mexicana avala el respeto a la propiedad privada y a las garantías constitucionales de libre organización, reunión y manifestación, las cuales nadie puede conculcar, los antorchistas hemos decidido realizar nuestro evento masivo en Tuxtla Gutiérrez, pero en un inmueble privado en el que ni el propio presidente de la República pueda intervenir para volver a cancelarlo.
Posteriormente, el 21 de diciembre, el Estadio Azteca será testigo de la concentración antorchista culminante que cerrará los festejos por los 45 años de Antorcha. No obstante, la capacidad del Coloso de Santa úrsula será insuficiente para albergar a todos los que acudirán a este magno festejo, por lo que miles de antorchistas presenciarán el evento y escucharán a su líder nacional desde sus lugares de origen
Los antorchistas estamos contentos por la fidelidad mostrada por los mexicanos más necesitados y porque más y más gente agredida por López Obrador se está adhiriendo a nuestras filas.
La prohibición del evento de Chiapas y el secuestro que en estos días está haciendo del Presupuesto de Egresos de la Federación 2020, indican que el autoritarismo, rayano en fascismo, del presidente de la República puede llegar a ordenarles a los dueños del Azteca que no nos presten el inmueble a pesar de los avanzados trámites de contratación del mismo.
A través del presente, y por otros medios a nuestro alcance, anunciamos a la opinión pública que no estamos dispuestos a dejar que el Ejecutivo Federal pisotee nuestros derechos. Por ello, los antorchistas del país hemos decidido que, de cerrarse las puertas del Estadio Azteca, realizaremos nuestro evento en el corazón del país, en el Paseo de la Reforma o en cualquier otro sitio de la ciudad de México para que todo el país se entere que Antorcha no solo es la organización social más grande del país, sino también la mejor estructurada y la que, desde hace 45 años, lucha día a día con los mexicanos más sencillos a fin de dignificar su vida.
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