¿Qué es la educación?
Las dos grandes visiones que mediante la educación se disputan la consciencia del mundo: o la humanidad trabaja para un pequeño grupo de privilegiados, o para el beneficio de todos, para que todos tengamos lo humanamente necesario para vivir.
Puestos frente a esta disyuntiva, debemos empezar por preguntarnos; ¿de qué lado está la educación oficial? ¿ qué papel juega en el contexto descrito en la entrega pasada?, para contestar con certeza esta importante cuestión, debemos partir, del hecho irrebatible, de que el contenido y los métodos de educación, no los diseñamos y aprobamos nosotros, los pobres, o quienes estamos de acuerdo en defender los intereses primordiales de las mayorías, si no que esa importante y decisiva tarea, está en manos de quienes defienden los intereses de las élites, de quienes por conveniencia o por convicción, están de parte de los dueños del poder y del dinero.
Ellos son los que nos dicen qué enseñar, como enseñar, con qué profundidad, con qué recursos enseñar, en una palabra, ellos son los que nos dicen que tipo de hombre y de ciudadano es el que debemos de conformar mediante el llamado “proceso educativo”.
No nos engañemos: la educación está pensada para educar, a los hombres que le sirvan a quienes tienen el poder y los recursos para emplear en su provecho las capacidades creativas y productivas del ser humano, en este caso potenciadas por la educación.
Ahora nos quedará claro, por qué para la clase poderosa, resulta fundamental tener en sus manos el control absoluto de la educación; es que con ella (la educación) logra no solo obreros alfabetizados, con primaria, secundaria, y preparatoria (aunque estos sean siempre mayoría), sino además, obreros intelectuales, obreros que planeen y organicen las fábricas, que creen nuevas máquinas, que inventen nuevas tecnologías, que incrementen, en suma, un día sí y otro también, la capacidad productiva, pues de ello depende que incrementen también permanentemente sus ganancias.
La burguesía, los dueños de los grandes capitales del mundo, necesitan la educación controlada de las masas, como todos necesitamos el oxígeno; es que ellos no producen nada directamente; los que producen todo son los obreros, los intelectuales y los manuales, los que crean nuevas y más poderosas herramientas y organizan las fábricas y los que mueven las maquinas, y en ambos sectores, aunque más en el segundo que en el primero, se requiere de una cierta preparación intelectual. Por eso, justamente por eso, todos los gobiernos de todos los países, reclaman, como un derecho sagrado e inviolable, el monopolio de la educación.
Hasta este momento han sido pocos los intentos, al menos desde mi punto de vista, por dar una pelea efectiva en este frente. Poco se ha reflexionado por parte de los verdaderos luchadores sociales, por parte de los partidarios de un progreso social efectivo a favor de las grandes mayorías, sobre la urgente necesidad y conveniencia de iniciar de inmediato las acciones tendientes a la conquista de este importante campo de la lucha social.
Nosotros tenemos el deber de intentar, lo que no hicieron ni siquiera grandes partidos en su momento, esto es, crear un proyecto educativo que podamos ofrecerle a la gente, a la niñez y a la juventud más exactamente, como una alternativa frente al proyecto educativo de la burguesía. Porque no basta decirle al estudiante simplemente, “te están manipulando, te están lavando el cerebro, te están condicionando para esclavo, te están haciendo traidor a tu clase”. Hay que mostrarle, además, cual es el camino correcto a seguir, cual es la alternativa concreta que nosotros le proponemos, para eludir el destino de simple engranaje de la maquinaria del capital.
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