Sirvan estas líneas para poder interpretar los escenarios en los que se han desarrollado en los últimos 19 meses los maestros de nuestro país.
El primer escenario se presentó cuando dio inicio el periodo de confinamiento, cuando en medio del temor y de la confusión el magisterio nacional recibió la indicación de dar continuidad a distancia a los planes y programas. La diversidad de los contextos de las maestras y de los alumnos no fueron factor decisivo para dictaminar sin empacho que todos debían ocupar programas televisivos y plataformas digitales, los resultados están por revelarse, ya que a través de las valoraciones del logro académico que se están aplicando en últimas semanas, se prevé un rezago importante, pues la realidad se impone, la atención remota dejó deserción y rezagos difíciles de subsanar, al menos en poco tiempo.
El segundo contexto se presentó de forma paralela al periodo de confinamiento, ya que mientras los maestros, hacían los mayores esfuerzos por adaptarse a las nuevas circunstancias, tomando cursos de actualización tecnológica, padeciendo de la inestabilidad de la red de internet, ensimismados en cumplir a tiempo con una serie de cuestiones administrativas y estadísticas e intentando por todos los medios habidos y por haber para localizar a cada uno de sus estudiantes para que reportaran actividades y presentaran exámenes, sin embargo, a los ojos de una buena parte de la población mexicana los maestros eran de la población menos preocupada por lo que pasaba pues atendían todo desde casa, sin correr riesgos y ganando un salario, ésta idea fue ratificada, por ejemplo, por el gobernador de la entidad poblana Miguel Barbosa, el 30 de agosto de 2021, por lo que la degradación del papel docente ha ido en aumento en la diversidad de las circunstancias y sigue, lo cual es considerado como un asunto desalentador.
Por último, el vertiginoso regreso a clases, cargado de controversias y de opiniones encontradas, con docentes vacunados, pero con el estudiantado en total indefensión respecto a la variante Delta, con un total de 569 de infantes fallecidos, según el periódico política.expansion.mx en su edición del 15 de junio de 2021, a una semanas del inicio de clases; con la carga administrativa y la adaptación a un novedoso sistema mixto de impartición de clases que trae consigo aparejado la doble función del docente (presencial y en línea) durante todo el día, por cierto, la nota publicada por el diario julioastillero.com el 17 de septiembre de 2021 menciona: “Los maestros mexicanos imparten más horas que el promedio de los países de la OCDE”, contradictoriamente, la misma nota menciona que México es de los países de la OCDE que menos invierte en la educación. Como colofón y muy particular mención reciben los maestros que presentaron exámenes de ingreso a quienes como justo derecho se les deben asignar horas clase o una plaza para desempeñarse según su merecido esfuerzo, sin embargo, una vez más el sistema educativo mexicano a pesar de sus múltiples, variadas y refinadas reformas cae en el vicio de la omisión u opacidad de información respecto al lugar de prelación que les corresponde y a una tortuosa tergiversación de la información que hace creer al maestro que concursará por una plaza que o no está disponible o si lo está no habrá recursos destinados para retribuir la ejecución de funciones.
Es en este tenor de ideas, y con base en que todo lo mencionado, son expresiones directas de maestros quienes viven este tipo de experiencias, que se hace vigente la necesidad de recobrar el prestigio de la labor docente; el medio ha sido y seguirá siendo los resultados que, como fruto de su esfuerzo y disciplina, el magisterio nacional pueda ofrecer. Los maestros de México no deben declinar en la tarea de educar y de guiar con responsabilidad y compromiso a los ciudadanos urgidos de un país menos desigual y con oportunidades para todos, ése debe ser el impulso, ésa debe ser la razón.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario