El término Navidad proviene de la palabra latina nativitas que significa nacimiento; e históricamente la hemos asociado particularmente a la llegada a este mundo de un hombre llamado Jesús de Nazaret, el día 25 de diciembre; sin embargo, la fecha exacta del nacimiento de Jesús no es mencionada en ninguna parte de la Biblia.
A pesar de ello, la tradición de la Navidad, en nuestros tiempos, se ha convertido en una de las celebraciones más importantes en todo el mundo. Para muchos, la Navidad es época de regalos, de celebraciones y reuniones familiares, aunque su origen responde, en realidad, a otros factores históricos que involucran al Imperio Romano, a ritos paganos y poco tienen que ver con el hecho de conmemorar el nacimiento del niño Jesús; aun así, muchos latinos, sobre todo en nuestro país, no dejamos pasar tan importantes fechas que para algunos significa el final de un año, tiempo de regalos, fiestas, reuniones familiares y para los cristianos es practicantes una emotiva fiesta religiosa.
Se han realizado análisis de algunos fragmentos de los evangelios más conocidos, así como de otros documentos de aquella época y ello ha permitido a los historiadores construir diferentes hipótesis sobre el nacimiento de Jesucristo. Algunos hablan de abril o mayo, mientras que otros concluyen que fue en septiembre u octubre. La fiesta de la Navidad fue reconocida oficialmente hace 300 años después de la muerte de Jesús, cuando el emperador Constantino permitió el cristianismo en el Imperio romano, después de haber sido perseguido desde tiempos de Nerón, porque la fecha había encontrado popularidad entre los romanos cristianos al tratarse de la fecha del renacimiento del Dios Sol.
Pues bien, en la actualidad ¿cómo está la celebración de la Navidad? Iniciando diciembre, no hay rincón en las ciudades o pueblos en el que no se sienta un ambiente navideño, con luces y adornos que decoran negocios, viviendas, avenidas, calles. En contraste, para muchos, este inicio de mes es igual o, peor aún, de los más difíciles en el tema económico.
En diciembre el consumo crece mucho más, sobre todo en los gastos relacionados con los regalos, luces, arbolitos de Navidad, cena navideña, con lo que comerciantes y empresas tratan de alargar el intervalo de ventas relacionadas con estas fiestas decembrinas. La celebración ha tomado un giro total con base al principio por el que fue adoptado, la fe ahora toma forma material y se mide de acuerdo con el ingreso que se tenga por la obtención de un salario y celebrar el nacimiento del niño Dios pasa a segundo término porque para miles de familias ya no es posible hacer un simple intercambio de regalos en la familia por lo costoso que resulta.
Con el gobierno de la 4T, los mexicanos tienen menor poder adquisitivo, los precios son más elevados, los consumidores compran menos, este fin de año tendrá una desaceleración el consumo de mercancías para la celebración de la Navidad en comparación con otros años. La inflación, queramos o no, es determinante para el gasto.
Este panorama es triste y desconsolador, mientras que López Obrador celebró el inicio de su quinto año de mandato, de acuerdo con datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) la pobreza en México se incrementará en 2.3 por ciento, esto quiere decir que iniciaremos el año 2023 con dos millones 500 mil mexicanos más en condiciones de pobreza.
En todo lo que lleva la administración de López Obrador, el número de pobres no ha reducido, al contrario, va en aumento, ya que pasó de 44 a 45 millones como resultado del crecimiento demográfico. Según la CEPAL, México aparece como el segundo país más pobre de América Latina. Los expertos en la materia señalan que los pésimos resultados de López Obrador, solo en el tema del combate a la pobreza, obedecen a su política social regresiva y más neoliberal que tanto critica a sus antecesores, política donde se deja en claro el aumento de los subsidios a los que más tienen y la de disminuir los apoyos a la clase más desprotegida y más vulnerable, ya que destina menos recursos que Enrique Peña Nieto, solo por compararlo con el más inmediato, en términos proporcionales al Producto Interno Bruto (PIB), en el financiamiento de programas sociales.
La política que aplica López Obrador es prácticamente la misma que usaron los anteriores gobiernos, no toca a los empresarios poderosos respetando sus privilegios y no tiene el interés de promover, siquiera, alguna reforma fiscal, ya que eso implica mayores ingresos para luego distribuirlos en los servicios públicos y en los programas sociales para que lleguen a todos los ciudadanos que más necesitan y es ahí donde no obliga a pagar mas impuestos a quienes por años no lo han hecho.
En nuestro país no existen las mismas oportunidades para todos, las familias con mejores ingresos económicos garantizan y aseguran una vida más relajada para ellos y para sus hijos, en contraste, las familias de los obreros que viven al día, se las tienen que arreglar como pueden y esto se ve de manifiesto porque muchos jóvenes pierden la oportunidad de continuar sus estudios porque tienen que ayudar al ingreso familiar y deben trabajar percibiendo bajos y miserables salarios, por lo que pretender a una vida mejor, sin contar con un gobierno que realmente brinde apoyo de las mayorías, es una verdadera excepción.
Mientras que el Estado mexicano no destine los recursos económicos suficientes para cubrir los servicios públicos, como educación, la salud, la seguridad y de mejores oportunidades de empleo, sobre todo bien pagados, la situación seguirá igual o peor, no cambiará.
La conclusión más sensata, para quien le preocupe este problema, lejos de tomar una posición religiosa acusadora, tiene que tomar en cuenta que no solo se trata de seguir la tradición de celebrar la Navidad, sino de ver con mas objetividad la realidad en la que estamos viviendo. Los mexicanos gastaremos menos en esta Navidad debido a que no tienen dinero y si a esto le agregamos la presencia de la inflación, se endeudarán más; la gran mayoría de las familias mexicanas sólo buscarán cumplir con las formalidades de la cena y muchas otras ni siquiera a eso llegarán; de seguir así las cosas, esta situación seguirá pasando año tras año mientras no llegue un verdadero cambio en materia económica de parte de quienes nos gobiernan, nos queda, mientras tanto, festejar en la medida de nuestras posibilidades, por eso desear feliz Navidad en las condiciones actuales, se convierte en una frase hueca que no hace eco para los millones de pobres que no podrán pasar unas felices fiestas.
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