Me llamó la atención cuando leía la novela “Sinuhé, El Egipcio” de Mika Waltari. Sinuhé es una obra que cuenta sobre las experiencias vividas con su amigo, Aziru, rey de Amurrú. Dicho rey confesaba por qué tenía gran poderío, esto era gracias al odio que fomentaba entre su población contra los egipcios, decía así: “el odio es una potente palanca entre sus manos, más potente que las armas, porque sin el odio los brazos no tienen fuerza para levantar las armas […] Por esto me esfuerzo en fomentar el odio entre Siria y Egipto y en soplar entre las ascuas, que se van enrojeciendo lentamente, pero que una vez inflamadas destruirán todo el poderío egipcio sobre Siria. Por esto todas las villas y tribus de Siria deben aprender a saber que el egipcio es más miserable, más haragán, más cruel, más infame, más codicioso y más ingrato que el sirio. Todos tienen que aprender a escupir de desprecio al oír pronunciar el nombre de Egipto y ver en los egipcios unos opresores inicuos, unas sanguijuelas ávidas, verdugos de mujeres y niños, a fin de que su odio sea suficientemente fuerte para mover las montañas.”
Sinuhé, por su parte, contestó diciendo que lo que decía de los egipcios era falso, que él (Aziru) lo sabía de sobra, sin embargo, Aziru contestó: “¿Qué es la verdad, Sinuhé? Después de haberse impregnado de la verdad que yo les inculco estarán dispuestos a jurar por todos los dioses que es cierto, y si alguien pretende probarles lo contrario, lo matarán como si fuera un blasfemo. Tienen que pensar que son los más fuertes, los más bravos y los más justos del mundo y amar la libertad más que el hambre, la muerte y las privaciones a fin de estar dispuestos a pagar su libertad a cualquier precio. He aquí lo que les enseño y son muchos ya los que creen mi verdad, y cada creyente convierte a otras personas y pronto el fuego se extenderá oculto por todo Siria...”
Me llamó la atención, repito, pues, guardando las diferencias y proporciones, se me asemeja a nuestra actualidad con el presidente Andrés Manuel López Obrador, pues él al igual que Azuri fomentan el odio entre los ciudadanos, ¿de qué forma? Escenario perfecto, todas las mañaneras, ahí repite infinidad de veces que todo aquel que no aplaude sus dichos son de la “mafia del poder”; todo aquel que no aplaude sus obras faraónicas son del PRIAN; todo aquel que no está de acuerdo con los recortes presupuestales de cada año son unos rateros que solo quieren los moches, por mencionar algunos ejemplos, pero él desde los reflectores y con la investidura presidencial que posee tiene ese gran poder de fomentar el odio entre los ciudadanos, de unos con otros, con el fin único de permanecer en el poder; para él todos los disidentes son punto de persecución que sus adeptos linchan mediáticamente, de una forma gratuita, en contra de sus críticos. AMLO, al igual que el rey de Amurrú, cree que con impregnar su “verdad” podrá modificar la realidad que se vive día a día.
Cuando se le observa que está equivocado, por ejemplo, en los datos que indican que la pobreza en el país va en aumento, él refuta argumentando y sin demostrarlo que “tiene otros datos”; cuando a él se le dice que estudios serios y científicos dicen que el virus SARS-CoV-2 y sus distintas variantes es muy peligroso, el señor con solo invocar a las fuerzas sobrenaturales que representan las imágenes religiosas del “detente” considera que es más que suficiente para enfrentar y combatir la pandemia del covid-19; los medios dicen que dicho virus se contagia por tener reuniones familiares o por salir de vacaciones, pero no solo en esos lugares se puede contagiar, también está el transporte público en el cual los trabajadores se trasladan a laborar para obtener el sustento para medio sobrevivir, incluso estando en los mismos centros de trabajos al estar expuestos todo el tiempo, con más de 4 millones de contagiados y más de 300 mil muertes reconocidas oficialmente, los defensores de AMLO niegan la realidad minimizando la gravedad del problema sanitario que vivimos, confiando que lo que dice el presidente es ni más ni menos que la verdad.
¿Pero esta política la impone el presidente con fines políticos? Lastimosamente sí, pues su intención es ni más ni menos que poder tener el dominio político en sus manos, usando todos los métodos a su alcance para sembrar el odio y su “verdad” irrefutable. Sus seguidores forman parte de esa repetición trillada, pues en sus estatutos viene claramente estipulado en el “artículo 6° inciso D” donde dice expresamente que tienen la obligación (sus adeptos) de “Defender en medios de comunicación, redes sociales y otros medios a su alcance a los y las Protagonistas del cambio verdadero…” Es por ello que nos hemos topado más de una vez al feroz ataque por parte de sus seguidores al dar nuestra opinión en alguno de esos medios mencionados, sobre todo en las redes sociales.
Pues bien, por lo dicho anteriormente considero que sí hay mucha similitud entre Azuri y López Obrador, los dos siembran el odio entre sus gobernados a través de las mentiras para que después sus “verdades” repetidas infinidad de veces sean protegidas y así logre tener siempre el domino y perpetuarse en el poder, esto es lo que el sistema capitalista actual necesita para su existencia. Sin embargo, somos millones de mexicanos que estamos dispuestos a demostrar todos los días que sus afirmaciones son falacias que solo repiten los autollamados “protagonistas del cambio verdadero”.
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