El pasado 1 de agosto del 2021 se llevó a cabo una consulta popular promocionada por el presidente de México para aplicar la ley a los ex presidentes, sin embargo, hubo una nula participación ciudadana, sólo el 7% de los mexicanos fue a ejercer su voto sobre este asunto, se necesitaba la participación del 40% para que dicha consulta fuera vinculante, 89% de los mexicanos votaron por el (SÍ) y el 1% por el (NO) en la pregunta que se realizó, mientras que el 2% anuló su voto. El artículo 64 de la Ley Federal de Consulta Popular dice que se necesitaba la participación de al menos el 40% de los ciudadanos inscritos en la lista nominal de electores.
La poca participación de los mexicanos refleja que ya hay un hartazgo muy marcado y un desgaste en las políticas que está realizando el gobierno de la 4T; muchos de ellos prefirieron realizar otras actividades que ir a votar, pero, además, ante este contexto donde se está viviendo una tercera oleada del COVID-19 prefirieron no arriesgarse a los contagios. Por otro lado, es importante señalar el costo económico que tuvo la dichosa consulta, fueron más de 500 millones de pesos lo que se destinó para realizar esta caprichosa actividad. Informaron los consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE) Carla Humphrey Jordan y Uuc-Kib Espadas Ancona. Aunque el INE había solicitado un presupuesto de 1,499 millones, se tuvo que ajustar a 890 millones de pesos, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público fue la dependencia que solicitó ajustar el presupuesto a 890 millones para instalar 91 mil mesas receptoras, pero, finalmente, la cantidad que se utilizó para que se instalaran 57 mil casillas fue de 528 millones de pesos.
Dicho capricho político del presidente nos costó económicamente a todos los mexicanos, ya que con los impuestos que se pagan se realizó la tan promocionada consulta popular del presidente lo cual refleja su afán de venganza política y un alto nivel de ego con el que cuenta, pues no importándole la situación por la que atraviesa el país se hace lo que él dice sin importar los riesgos y daños que le causa al país, esos millones de pesos bien se pudieron haber ocupado para otras cosas más significativas, por ejemplo, la construcción de hospitales de calidad para atender a los enfermos de covid-19 y de otras enfermedades, o para mejorar las instalaciones deportivas para que nuestro país figure más en los juegos olímpicos, pero no, lo que a él se le ocurre es lo que se hace.
Estamos ante una crisis política mexicana, quizá estemos viviendo las peores acciones que realiza un presidente a lo largo de su mandato, puesto que su política la basa en la irracionalidad, mientras el país está viviendo una situación compleja debido a la pandemia mundial, este presidente no es el ejemplo de nada, se rehúsa a seguir indicaciones de otros y está pensando en perpetuarse en el poder, ya que con la creación de su partido político ha monopolizado durante un tiempo el hartazgo de los mexicanos; a casi la mitad de su sexenio los mexicanos debieran pensar que este presidente ha empeorado las cosas en materia económica, política y social, por ejemplo, ha aumentado la pobreza, no hay medicamentos para los niños con cáncer, se quitaron las guarderías que beneficiaban a las madres solteras, no se apoya al deporte, etc. El desgaste de la 4T significa que los mexicanos ya no le creen a este presidente y que se han cansado de sus políticas al vapor, pasan los días y este gobierno no les resuelve el problema a los pobres de México, lo cual significa que los pobres de este país deben de organizarse y luchar por sus intereses de clase, porque ya se han dado cuenta de que en este gobierno no hay ninguna oportunidad para que se les cambie su suerte. El partido del presidente es muy parecido a los demás partidos políticos que han servido a los intereses de la clase social en el poder, el gobierno de la 4T no toca los intereses económicos de la burguesía, pero, en cambio, si afecta a los intereses de la clase dominada, el fracaso de la consulta popular debe hacernos reflexionar para buscar otra alternativa política que verdaderamente dignifique a la clase trabajadora de México y esa alternativa es la lucha organizada de los pobres de este país. Pues sólo son ellos los que sienten en carne propia las diversas necesidades que padecen.
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