México es una nación poderosa, inmensamente rica en recursos naturales y con un pueblo trabajador valiente, inteligente y abnegado, que ya ha demostrado en numerosas ocasiones y circunstancias su potencial en el concurso de las naciones y el desarrollo de la humanidad en su conjunto. En esto, no es ni más ni menos que cualquier otro pueblo, que ninguna otra cultura, pues a pesar de la diversidad necesaria y enriquecedora, la humanidad es una sola, y avanza definitivamente hacia un futuro de pleno desarrollo, bienandanza e igualdad.
Esta es una suprema verdad, que debemos ver y enseñar a todos, ahora que la política mundial vuelve a ser escenario de los intentos de quienes defienden la falsedad de que hay culturas o razas superiores, las cuales tienen el derecho de someter y sojuzgar a las otras, a las que consideran inferiores, y si no, tienen la fuerza y las armas para hacerlo a voluntad y a pesar de todo el derecho internacional, los derechos humanos, los valores de justicia y paz, las protestas de las demás naciones y las de toda la humanidad que ya no está dispuesta a sufrir nuevamente el dolor y la vergüenza de un nuevo Holocausto.
La humanidad es una sola y llegará el día en que, como dijera alguna vez el comandante Fidel Castro para expresar la idea fundamental del pensamiento progresista científico, “la humanidad entera será como una gran familia”. Este es el verdadero fin, el objetivo final y la razón de ser de todo el movimiento humanista internacional del cual forma parte Antorcha Campesina. Es también el norte que guía nuestros pasos, la esperanza que mantiene activos nuestros músculos y latiendo nuestros corazones.
Pero en ese camino, hoy vivimos la desigualdad, la injusticia, el oprobio y la angustia de la pobreza, el hambre, la enfermedad y la guerra, en medio de la abundancia y el derroche insultante de quienes acaparan la riqueza que produce el trabajo de todos. La clase poderosa es la dueña de los medios de vida y de producción; no es una raza o una cultura específica (ni mucho menos “superior”), sino el aglomerado multinacional y multicultural de los capitalistas, insignificante en cuanto a número comparado con la humanidad entera, pero propietario de las riquezas y las armas para someterla.
En estas circunstancias, los humanistas de hoy debemos trabajar para educar y organizar al pueblo trabajador, cada quien en su país, y en el lugar en el que está. Eso es lo que hace Antorcha Campesina en cada rincón de nuestra querida Patria, en donde hay algún grupo antorchista reuniéndose y trabajando.
Sabemos que rescatando a México, rescatamos también al mundo entero
En esta labor educativa y de formación de los mexicanos que habrán de transformarla la promoción del deporte, de la cultura, de las artes y del estudio son tareas fundamentales. Y las tenemos que realizar nadando contra corriente, pues quienes han dirigido al país y quienes lo dirigen ahora aún más, impiden intencionalmente que el pueblo se desarrolle, en ningún sentido, le tienen pavor a un pueblo sano, educado y organizado, pues su control sobre las grandes masas de mexicanos depende de la pobreza, la ignorancia y el oprobio de estas, de su dependencia y fragilidad que se convierte en sumisión, porque así son fácilmente manipulables. Por eso en nuestra labor antorchista, luchar contra estas lacras es fundamental y esta lucha se realiza promoviendo, como nos sea posible, como esté a nuestro alcance y lo permitan las circunstancias, esas actividades que serán así las forjadoras de un nuevo mexicanos más fuerte, orgulloso, inteligente, activo y dispuesto a lograr un destino mejor que este al que le tienen sentenciado los poderosos y sus lacayos. Sabemos que rescatando a México, rescatamos también al mundo entero
Por eso cada año vemos que nuevamente se destinan menos recursos a educación, cultura, ciencia y deporte, pues esos recursos destinados a desarrollar las aptitudes de los mexicanos prefieren gastarlos en los rescates de los empresarios, en las megaobras que solamente benefician a las empresas constructoras y a sus accionistas, y en las campañas políticas y electorales de sus siguientes lacayos en el poder político. No es casualidad que la mal llamada “cuarta transformación” no sólo haga lo mismo, sino que lo haga con mayor esmero y descaro, dejando en el desamparo al pueblo que tanto dice que defiende.
Contra esto es que Antorcha Campesina realiza su labor cotidiana, y aunque parezca la labor de la hormiga o la avispa en el panal, sabemos que poco a poco lo vamos a lograr y ya henos tenido importantes y trascendentes avances, por ejemplo con nuestros Grupos Culturales Nacionales, y con nuestros eventos, concursos, jornadas y encuentros que hacemos a nivel municipal, estatal y nacional, entre las que destacan por su grandeza y heroísmo, las Espartaqueadas Nacionales, Culturales y Deportivas, que el Movimiento Antorchista realiza, alternando cada dos años, sin recibir ningún presupuesto del gobierno y que, sin embargo, son un ejemplo a seguir por todos los mexicanos y una acción de protesta del pueblo pobre que así grita con nosotros: ¡basta de la mediocridad y de la falta de educación, cultura y deporte entre los desposeídos del país; exigimos y peleamos por tener acceso a ellos!
En esta dirección es que la Comisión Deportiva Nacional del de la organización convoca a la Primera Jornada Nacional de Basquetbol, la cual se lleva a cabo en las principales capitales del país el 26 de noviembre, en las ramas varonil y femenil en las categorías juvenil A, B, C y libre.
El objetivo de esta primera jornada es el mismo de toda la labor antorchista en el deporte, la cultura y el estudio, e invitamos a todos los mexicanos a que así lo vean y a que se acerquen al Movimiento Antorchista, a que participen en estas actividades, y finalmente invito a todos los antorchistas de Campeche y de todo el país a que nos dispongamos a promover el deporte, la cultura y el estudio en nuestros pueblos y colonias del modo en que nos sea posible, cumplamos así con nuestras metas como organización y nos acerquemos a ese futuro mejor que es el que nos une e impulsa para seguir adelante en nuestra lucha.
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