Como es bien sabido por la ciudadanía medianamente informada, el pueblo organizado en las filas del Movimiento Antorchista Hidalguense, lleva ya cinco años esperando de la actual administración que encabeza el licenciado Omar Fayad Meneses solución a viejos problemas de obras y servicios hasta ahora ignorados por los gobiernos en turno. Son dos las motivaciones que obligan referirse de nuevo al tema abordado ya en otras ocasiones: 1. Se trata de las carencias y necesidades de la gente más pobre que han padecido por décadas y que se han visto agravadas por los recortes presupuestales a todos los niveles de gobierno, por la pandemia que azota desde hace más de un año y que ha cobrado ya la vida de más de 260 mil muertes; y en los últimos días por los daños provocados por el huracán “Grace” y el desbordamiento de ríos 2. La indolencia, la falta de sensibilidad, seriedad y responsabilidad con que se viene conduciendo frente a la problemática, el gobierno del estado.
Más de dos años han transcurrido –desde el 10 de abril del 2019, para ser precisos- desde que el gobierno estatal, haciendo uso de la policía, bloqueara caminos y carreteras en toda la geografía estatal para para cerrarle el paso y evitar el arribo de los contingentes que en marcha de 40 mil reclamarían solución a añejos problemas de: agua potable, electrificación, obras de drenaje, rehabilitación, apertura y pavimentación de caminos, construcción y equipamiento de centros de salud, construcción de escuelas, apoyo para mejoramiento de vivienda, falta de empleo y apoyo alimentario, etc. El bloqueo carretero no impidió que miles de inconformes llegaran a la capital –luego de caminar kilómetros- para hacer patente su inconformidad y desenmascarar la demagogia, indolencia y falta de sensibilidad que caracteriza a muchos gobernantes. Hombres, mujeres, jóvenes y hasta personas de la tercera edad, conscientes de sus derechos consagrados en la Constitución General de la Republica, caminaron por horas bajo los inclementes rayos del sol en busca de solución a sus carencias. Contingentes de la huasteca, la sierra gorda, el valle del mezquital, la sierra otomí-tepehua así como del altiplano y el valle de Tulancingo enfrentando las dificultades y obstáculos impuestos por la soberbia del gobierno en turno, arribaron a plaza Juárez donde instalaron un plantón por tiempo indefinido, en busca de solución a sus reclamos.
Después de varias agresiones al plantón por parte de provocadores y el encarcelamiento de algunos antorchistas, el gobierno del estado a través del secretario particular Licenciado Enciso, se comprometió a instalar una mesa de dialogo que hasta la fecha no se ha hecho realidad. Como respuesta a nuestra insistencia a través de dos plantones instalados durante lo que dura la pandemia, comisiones a diferentes dependencias del gobierno estatal, cadenas humanas, campañas de denuncia en redes y el anuncio de una marcha el pasado domingo cinco de septiembre, fecha en que el señor gobernador rendiría su quinto informe de gobierno; se ofreció, una nueva reunión ahora con el secretario de Gobierno, licenciado Simón Vargas que debió haberse celebrado el martes siete de septiembre y que fue cancelada sin previo aviso, debido a la contingencia provocada por el desbordamiento del rio Tula. Entendiendo la gravedad y urgencia de lo ocurrido que costó la vida de 17 seres humanos internados en el hospital del IMSS y la inundación de cientos de casas y comercios, hemos esperado pacientemente. Ha transcurrido más de una semana y hasta el momento no se ha fijado nueva fecha para la reunión a pesar incluso, de que el propio gobernador Licenciado Omar Fayad la comprometiera para la semana que acaba de concluir.
Como lo entiende cualquier mente desprejuiciada, el antorchismo hidalguense, no busca, ni ahora ni nunca, la confrontación con ninguna autoridad; busca el dialogo y la solución concertada en favor de los que menos tienen, busca solución a los problemas y carencias de las mayorías empobrecidas no sólo porque es su derecho, sino también porque es obligación de las autoridades aplicar los recursos de los contribuyentes en obras y servicios que eleven la calidad de vida de la población. Es esta la razón de existir de Antorcha y ninguna otra a pesar de lo que se diga o piense.
Mienten quienes afirman que lo que se busca con la protesta son canonjías y beneficios para los líderes; mienten quienes aseguran que se trata de chantajes para favorecer intereses ajenos al pueblo más desprotegido.
Que esto es así, lo prueba la conducta de la dirigencia de Antorcha que cuando ha recibido promesas de dialogo y solución ha decidido de manera responsable cancelar y/o posponer sus movilizaciones; cuando obligada por la contingencia sanitaria ha tenido que cancelar sus protestas, ha actuado también de manera responsable. Otra prueba lo constituye el carácter de las demandas, que siguen siendo prácticamente las mismas desde el inicio de la actual administración, salvo algunas que ahora se agregan y no por culpa del Antorchismo como son: el pago de salarios por más de un año a maestros, a quienes sin ninguna justificación se les retiene desde el inicio de la pandemia y la devolución de un terreno destinado para vivienda en Huejutla, tomado arbitrariamente por un grupo de invasores sin ninguna justificación.
Son estas las razones por las que no es posible renunciar a la lucha; por ello seguiremos insistiendo. Esperamos encontrar en el gobierno estatal la sensibilidad y voluntad política para escuchar a una parte significativa de sus gobernados a través de la dirigencia Antorchista.
De lo que ocurra sino somos escuchados, no serán responsables los Antorchistas, sino el gobierno estatal y los intereses políticos y económicos que están en juego, incluidos los de la sucesión en el gobierno estatal. Que conste.
P:D. Termino de mal escribir estas líneas el domingo 19 de septiembre, unos minutos más tarde, suena el teléfono, a través de un mensaje se nos convoca para que el lunes 20 a las 11 horas acudamos a palacio de gobierno para insistir en la audiencia con el señor gobernador y en busca de solución a las demandas de miles. El deber nos llama: a transitar tres horas y media bajo la pertinaz lluvia y los maltrechos y peligrosos caminos de la sierra otomí-tepehua con rumbo a la bella y airosa.
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