MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

¿Hay algo que celebrar?

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En septiembre, México celebra con fervor las fiestas patrias, conmemorando el grito de Independencia que marcó el inicio de la lucha por la liberación del yugo colonial español. Esta fecha, que hace 209 años significó el anhelo de una nación libre, nos invita hoy a reflexionar sobre el significado real de nuestra independencia y el verdadero estado de nuestro país. La Real Academia Española define "patria" como: “la tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos". Esta definición nos obliga a cuestionarnos si, a más de dos siglos de nuestra independencia, esos vínculos históricos y afectivos reflejan una realidad palpable. La historia ha demostrado que, aunque la independencia de México nos liberó de un imperio, no logró erradicar las desigualdades y las injusticias que siguen marcando la vida de muchos mexicanos. Como señaló Karl Marx, "La historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases". En México, ésta lucha no ha cesado, y la desigualdad económica y social persiste. La Revolución Mexicana y la Reforma prometieron cambios profundos, pero la realidad muestra que, a pesar de las transformaciones políticas, las estructuras de poder y las desigualdades económicas permanecen. Los ideales de justicia social y equidad que estas reformas intentaron alcanzar aún no se han concretado plenamente.

Hace seis años, el presidente Andrés Manuel López Obrador se presentó como el portador de una nueva era para México, ofreciendo una "Cuarta Transformación" que prometía resolver los problemas históricos de la nación, poniendo a los pobres primero "por el bien de todos". Sin embargo, tras seis años en el poder, la percepción general es que esta transformación no ha llegado.

La realidad muestra que, a pesar de las transformaciones políticas, las estructuras de poder y las desigualdades económicas permanecen.

Las necesidades básicas del pueblo persisten, el sistema de salud sigue siendo deficiente, la educación no ha mostrado mejoras significativas, y la violencia y el crimen organizado continúan en ascenso. A su vez, las brechas entre ricos y pobres parecen haber aumentado. Entonces, ¿hay realmente algo que celebrar en estas fiestas patrias? Si entendemos la celebración como un reconocimiento de los avances y logros colectivos, la respuesta parece ser negativa. En lugar de celebrar, deberíamos recordar y reflexionar sobre nuestra historia y buscar verdaderos cambios que aborden los problemas estructurales que afectan a la mayoría de los mexicanos.

Para transformar nuestra realidad, no basta con promesas vacías. Es necesario un cambio real y tangible, basado en acciones concretas que mejoren la vida de todos. Para lograr esto, es fundamental un pueblo organizado, consciente y dispuesto a luchar por una patria que beneficie a todos sus ciudadanos, no solo a unos pocos.

El Movimiento Antorchista, con 50 años de historia, defiende un enfoque basado en realidades palpables y concretas para cambiar la realidad del país. Su objetivo es construir un nuevo modelo de nación donde todos puedan experimentar una verdadera celebración de la patria. En estas fiestas patrias, es crucial preguntarnos si el estado actual del país justifica una celebración. La respuesta debe ser una llamada a la acción, a la unidad del pueblo trabajador, y al compromiso con un cambio profundo y duradero. Solo a través de la organización y la lucha constante podremos construir una patria donde las fiestas patrias reflejen realmente los logros de una nación que ha superado sus desafíos y ha alcanzado un verdadero bienestar para todos sus ciudadanos.

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