A partir del primero de enero empezó la aplicación del nuevo presupuesto del Gobierno federal destinado al campo mexicano, a través de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, que asciende a 55 mil 789 millones de pesos, lo que representa un aumento del 13 por ciento sobre el presupuesto que la secretaría ejerció en 2021. A pesar del incremento, el presupuesto todavía es bajo comparado con el monto aprobado en 2019.
De acuerdo con el desglose del presupuesto, la agricultura del norte del país no tendrá ningún beneficio, ya que la distribución del gasto no contempla incentivo alguno para los agricultores. En Durango, por ejemplo, uno de los cinco estados donde se ampliará el programa de Fertilizantes para el Bienestar, se observa un incremento casi del 200 por ciento en el precio de los fertilizantes, lo que impactará, en especial, a quienes se dedican al cultivo de productos básicos y de hortalizas.
Durante 2018, con la entrada del nuevo Gobierno federal y con la justificación de que había corrupción, los campesinos dejaron de recibir apoyos económicos, y muy al estilo del presidente, Andrés Manuel López Obrador, los descabezó a todos; para el periodo 2020-2021 ya se observaba un incremento en los precios de fertilizantes básicos para los productores, mismos que subieron 100 por ciento, y de siete mil pesos pasaron a 14 mil la tonelada. En lo que va de 2022 el alza en los precios ya es de casi 200 por ciento. Los campesinos demandan un programa efectivo de fertilizantes para los productos del campo, así como una asesoría técnica adecuada según las necesidades de cada productor; se requiere un programa real de financiamiento y aseguramiento para lograr una efectiva reactivación de la actividad.
Es indispensable, por no decir urgente, que el Gobierno federal se ponga las pilas para ordenar la entrega de apoyos y programas de fomento para la agricultura y ganadería de la región, puesto que la actividad agrícola tiene grandes retos, problemas y demandas muy concretas.
Incremento en el precio de los fertilizantes ralentiza de la recuperación económica
De acuerdo con el INEGI, en octubre 2021, el precio al mayoreo de los fertilizantes aumentó un 20.7 por ciento frente al mismo periodo del año anterior, fue la mayor alza desde enero de 2012. Hay que recordar que, desde la mitad de la década de los 90, la industria de los fertilizantes nitrogenados se ha achicado al punto de que hoy las importaciones de urea, por dar un ejemplo, representan casi la totalidad del consumo doméstico. Desde mediados de 2021, la economía global ha sido testigo de cómo el precio de los fertilizantes ha tocado niveles no registrados desde la crisis financiera de 2008-2009, como el de la urea que es el fertilizante de mayor importancia para la agricultura nacional, que ahora registra costos máximos históricos.
El incremento en el precio de los fertilizantes químicos presiona los costos de productores del campo y encarece los bienes agropecuarios en perjuicio de la economía familiar, por lo que expertos ven la necesidad de fomentar el uso de biofertilizantes.
México se ha visto particularmente vulnerable ante la coyuntura actual. Durante los dos últimos años se ha observa un incremento casi del 200 por ciento en el precio de los fertilizantes, la crisis actual disparó los precios internacionales del gas natural, que es un insumo crítico para la elaboración de los fertilizantes nitrogenados.
Esta situación se agrava aún más si se toma en cuenta que, en 2020, México elevó su dependencia del mercado externo, pues mientras la producción nacional de fertilizantes se redujo 7 por ciento frente a 2019, con un volumen de 2.3 millones de toneladas, las importaciones crecieron 20 por ciento para llegar a 3.5 millones de toneladas. Un 70 por ciento de estas compras fueron de fertilizantes nitrogenados, 18 por ciento de potásicos y 12 por ciento de fosfatados.
A pesar de que, en la administración pasada, la petrolera nacional Pemex adquirió Pro-Agroindustria para la producción de estos insumos, comenzó a producir urea de manera intermitente en abril de 2020, aunque cesó operaciones en abril de 2021 debido a la interrupción en el abastecimiento de amoniaco.
Cuando empezó la pandemia, las fábricas a nivel internacional tuvieron que cerrar o bajar su producción debido al confinamiento de su personal y esto pasó en China, en India, Israel y en varios lugares. Hay que recordar que los fertilizantes vienen de otros países; alguna parte de Sudáfrica; otra parte de Rusia. El panorama se ha ido agravado tras con el conflicto iniciado hace pocas semanas entre Rusia y Ucrania porque que ha empezado a repercutir sobre la economía mexicana, pero la situación puede agravarse todavía más.
Las consecuencias de esta coyuntura geopolítica en México pueden abarcar varios aspectos. En primer lugar, dado que las naciones en pugna son importantes productores de materias primas, lo cual ha generado presiones en los precios internacionales de esa clase de bienes. El mayor costo de esos productos se verá reflejado en un alza en el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), que agrupa a los bienes agropecuarios y de los energéticos y las tarifas autorizadas por el gobierno, cuyos precios típicamente están sujetos a drásticas fluctuaciones.
Pero, además, las tensiones han reducido la actividad económica, así como su intercambio comercial con el resto del mundo, lo que trae como consecuencia la ralentización de la recuperación económica mundial, así como la normalización del funcionamiento de las cadenas globales de suministro, afectadas por la pandemia de la covid-19.
Por conflicto Rusia-Ucrania incrementos de hasta 300 por ciento en insumos agrícolas
México depende en gran medida de los países inmersos en el conflicto Rusia-Ucrania, de la compra de fertilizantes, pues pese a que el país tiene la capacidad para producirlos en un 100 por ciento, todavía importa arriba del 50 por ciento del producto que tiene que ver con el elemento básico que es el nitrógeno, y se habla de urea, DAP y MAP, y que se emplea en hortalizas y en trigo.
El aumento de insumos agrícolas, como los fertilizantes, se agudizó con el conflicto entre los dos países arriba referidos. Si ya se traía un aumento fuerte entre 2020 y 2021 de estos fertilizantes básicos que subieron 100 por ciento; ahora, en medio del conflicto, en varias entidades de México los precios de los fertilizantes que se utilizan en diferentes procesos productivos registraron incrementos de hasta 300 por ciento.
En Durango, durante 2018, con la entrada del nuevo Gobierno federal y con la justificación de que había corrupción, los campesinos dejaron de recibir apoyos, y para 2020-2021 ya se veía un incremento de fertilizantes básicos para los productores, los precios se incrementaron en un 100 por ciento y, a decir de los propios campesinos, como en el caso de Rubén González, productor duranguense, “ a la hora de acudir a compra fertilizantes para nuestras siembras, de un día para otro de siete mil que costaba la tonelada, de pronto ya estaban en 14 mil, osea que no vamos ni medio año, ya subió el precio de nuevo, y lo que va del año ya casi sube al 200 por ciento en los últimos dos años”.
En México, existe la empresa Fertimex que debe de producir los insumos necesarios para el campo, pero, a pesar de eso, se importa un buen porcentaje de lo que se consume, “se puede decir, que hay falta de apoyo por parte del gobierno federal, pues la federación debe de invertir y apoyarnos a todos como pueblo”, concluye don Rubén.
A los productores duranguenses les preocupa la falta de apoyo del Gobierno federal para el campo, en especial a los que se dedican al cultivo de productos básicos y de hortalizas. Los trabajadores del campo analizan que se debe priorizar la inversión en apoyo a los productores porque, de no atenderse esta problemática, puede haber un alza en los productos básicos y por consiguiente en la inflación. Gabriel Gonzalez, hermano de don Rubén, recordó que desde 2018, con la entrada del nuevo Gobierno y con la justificación de que había corrupción, se dejaron de recibir apoyos y muy a su estilo, el presidente López Obrador descabezó a todos.
Fertilizantes impactan los costos de producción agrícola
La falta de apoyo y programas de fomento para la agricultura y ganadería de la región, por parte del Gobierno federal, impacta de manera negativa en los productores, pero también en los productos de la canasta básica, pues, como bien se ha documentado en cifras oficiales, se han incrementado hasta un 70 por ciento, como consecuencia de la inflación que se presenta desde inicio de año y del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. Los alimentos que han tenido un alza considerable son el tomate, el limón, el aguacate, las papas y la cebolla, los que están por arriba de sus precios normales y no han disminuido.
No se debieron cancelar los programas de apoyo para el campo, ya que el campo en Durango, entre un 70 a un 80 por ciento, depende del presupuesto federal, pues la entidad no puede generar dinero para poder apoyar a productores.
Los agricultores, principalmente los que dependen del temporal, es decir más del 88 por ciento, de no recibir subsidios del Gobierno federal, tendrán que recurrir a financiamientos de usureros para capitalizarse y poder sembrar en el ciclo agrícola de 2022. Para los productores que dependen del temporal será muy complicado sembrar, ya que no tienen dinero para comprar semilla, diésel, fertilizantes y el otro aspecto es la espera de que las lluvias lleguen de manera oportuna.
Los fertilizantes impactan los costos de producción agrícola y las inversiones que hacen los agricultores. Los pequeños y medianos productores, mediante el programa podrán contar con disponibilidad de fertilizantes nitrogenados y fosfatados, producidos en plantas nacionales, reduciendo, además, la dependencia de fertilizantes importados.
Al consumidor también le impacta del incremento de precios de insumos agrícolas
La urea, que es uno de los fertilizantes más comunes en México, tuvo un aumento de 130 por ciento y algunos se han ido al 300 por ciento. Hay algunos casos, como el sulfato de amonio, que es muy común en la agricultura nacional, que tuvo un incremento del 200 por ciento.
El programa Fertilizantes para el Bienestar, en 2021 se aplicó en los estados de Guerrero, Tlaxcala, Morelos y Puebla, y para este 2022 se ampliará a Durango, Zacatecas, Nayarit, Oaxaca y Chiapas.
Los próximos meses no pintan nada bien si consideramos que, con la intención de mantener los precios de los alimentos y fertilizantes bajo control, Rusia, el principal exportador de urea del mundo, ha impuesto límites a la exportación, mientras que China, el segundo mayor exportador, ha prohibido los envíos de urea al exterior. Es claro que al menos durante la primera mitad de 2022 el precio de la urea y otros fertilizantes nitrogenados continuará elevado, aún a pesar del optimismo de López Obrador quien afirmó que “los efectos que (el conflicto) pueda tener en la economía nacional son mínimos”. Este es un tema que no debería de pasar desapercibido en México dada las posibles repercusiones que tendrá en un futuro inmediato.
El consumidor final es el que recibe el impacto de los insumos caros que se utilizan en la producción agroalimentaria. Un aumento en los fertilizantes impacta de manera directa en los precios de las frutas, verduras y hortalizas.
Entre las metas del programa de Producción para el Bienestar de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) se propuso la transición agroecológica, en términos de que los productores recuperen los procesos de selección de semillas para su mejoramiento y generen sus propios bioinsumos, como los biofertilizantes, con el fin de bajar sus costos y subir sus rendimientos.
Los apoyos son entregados a quienes no producen la tierra, asi pasa con los apoyos de Bienestar para el campo (antes Procampo), lo entregan a personas que ni trabajan la tierra, y quien sí se dedica a hacerla producir no recibe ningún apoyo del gobierno.
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