*Al venir a la tierra, todo ciudadano mexicano ya tiene una deuda que pagar
Al vivir en comunidad, comienza a presentarse la necesidad de atender necesidades colectivas, con la formación de diferentes comunidades y sociedades antiguas, por ejemplo ya los aztecas dedicaban cierto tiempo a las tareas colectivas: es decir arreglar los caminos, atender a los enfermos, limpiar las parcelas y/o cosechar el maíz para los templos. En muchas culturas prehispánicas se podía hacer este tipo de obras, con la contribución de los demás y a veces a muchos kilómetros de distancia, pero pertenecientes a la comunidad contribuían de alguna forma, sólo así se explica la construcción de esas grandes obras que son las pirámides de Teotihuacán o Chichen Itzá.
En otros lugares, en la antigua Roma o la antigua Grecia, sólo los que tenían cierta riqueza podían dedicarse a las labores de gobierno, “sólo los ciudadanos libres”, podían aspirar a los puestos de gobierno, o formar parte del ejército o cualquier tarea oficial. Aún en Nuevo León podemos revisar las crónicas y nos podemos dar cuenta de quienes formaban parte del ayuntamiento; sólo lo podían hacer aquéllos que tenían suficientes recursos para dedicarse a esas labores y entre ellos se cooperaban para resolver algunas cuestiones como la construcción de una iglesia o hacer acopio de armas para la defensa.
Y así, en muchas sociedades modernas se implementó dicha medida, que sólo los que tienen cierto nivel de riqueza podían acceder al gobierno. Sólo la lucha de los trabajadores, empezando en Inglaterra permitió la entrada de los representantes de los trabajadores y percibiendo un salario. Cuando en el gobierno mandan los ricos y aristócratas, el pueblo no tiene voz ni voto. Y en teoría, con la llegada de los representantes de los trabajadores sus intereses deberían ser escuchados.
La necesidad de cobrar impuestos o contribuciones empieza desde el momento mismo en que se forma la comunidad, como aún los podemos ver en algunas comunidades en donde la gente se coopera para una boda, un entierro o un bautizo. Pero mientras más poblada se hace una ciudad se va complicando el cobro de impuestos, por eso se han creado diferentes formas para lograrlo.
Los impuestos deben ser usados para atender las principales necesidades de la población. Por ejemplo: calles pavimentadas, servicio de alumbrado público, seguridad pública, salud, educación, etc. es decir, esos servicios no son “gratuitos”, porque los pagamos con nuestros impuestos, y cada nuevo gobierno se compromete a ser “honesto”, “eficiente” “mejorar la calidad de los servicios” y lo más importante “no cobrar más impuestos” y no “endeudarse” más, etc. Uno de ellos dijo que seríamos como Dinamarca. Actualmente los mexicanos pagamos impuestos prácticamente por todo: salvo algunos alimentos de la canasta básica.
Dentro de los impuestos federales que tenemos que pagar: ISR, Impuesto sobre la renta, es decir todos aquellos que tengan un trabajo formal lo pagan. IVA, Impuesto al valor agregado, es decir la mayoría de los productos que consumimos. IEPS, Impuesto Especial sobre Producción y Servicios, es decir cuando cobramos gasolina. Impuesto sobre Automóviles Nuevos (ISAN). IETU, Impuesto Empresarial a Tasa Única. IDE, Impuesto a los Depósitos en Efectivos (IDE). Impuestos Estatales: Tenencia, Agua, Transito, Registro Civil, Impuesto sobre Nóminas, Notaría. El principal impuesto municipal es el Predial. En promedio un mexicano paga 20.25 % de su salario en impuesto federal, es decir sólo contando la parte del ISR y pagos para su seguridad social.
Aunque el gobierno federal dice que no aumenta los impuestos, la realidad es que en 2022 entrarán en vigor nuevos impuestos, para toda la gente mayor de 18 años, para los que trabajen en el comercio informal. En fin, más impuestos. Pero de las obras y los servicios no se ve nada. ¿Tiene derecho el pueblo mexicano de exigir un presupuesto más equitativo? Por supuesto que sí, tiene todo el derecho y la exigencia. Y si el pueblo tiene derechos y obligaciones, el gobierno también las tiene. El presidente ya reconoció lo que era evidente, que en México no hay medicamentos. Y es una obligación del gobierno garantizar el abasto de dichos medicamentos.
Más que a Benito Juárez, el presidente se asemeja a Santa Anna que buscaba cobrar impuestos por tener caballos, ventanas, puertas y perros. Y que también entregó al país a los extranjeros, literalmente. Y, no debemos olvidar que nuestros presidentes municipales ya nos recetaron un aumento en el predial; y el actual gobernador del estado ya anunció un impuesto verde y un nuevo replaqueo para evitar la inseguridad. En fin, el mexicano trabaja para pagar impuestos y que el gobierno se siga manteniendo y la conclusión lógica sería: o quitan o disminuyen los impuestos o tendrá que desaparecer el gobierno, tal como lo conocemos.
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