MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Impulsar a la ciencia

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¡Qué cosa tan asombrosa son la ciencia y la tecnología! Con ellas hemos logrado romper barreras que nos parecían imposibles hace todavía unas pocas décadas como la gravedad o las condiciones climatológicas. Hace pocos siglos era muy difícil que la información llegara de un lugar a otro en corto tiempo. Ahora no tarda más de unos segundos gracias a los teléfonos y satélites. Y a estas cosas de nuestro mundo común podríamos sumarles cosas que nos siguen pareciendo fantásticas como la creación de generadores de energía que son como soles en miniatura en países como China, las transmisión de información por medios cuánticos, el desarrollo de nuevos transportes gracias al magnetismo como el Hyper Loop, el desarrollo de inteligencia artificial y las conexiones 5G o el trasplante de órganos muy complicados como el cerebro. 

La ciencia es poder. No en vano, la iglesia temió tanto a la ciencia y el conocimiento que la condeno a través del mito de Adán y Eva. Tampoco en vano el escritor ruso-estadounidense y divulgador científico Isaac Asimov la asemejo a un Dios en el cuento “la última pregunta”. La ciencia es un poder imbatible sobre el que debemos reflexionar. Con la ciencia se han hecho bombas como las que destruyeron Hiroshima y Ngasaki pero también gracias a ella nuestro mundo se ilumina por las noches, se produce más comida, se combate el frio y las enfermedades. Lamentablemente este desarrollo no llega a todo el mundo. Recordemos que la pobreza en el mundo todavía alcanza niveles alarmantes como los siguientes: 690 millones de gente se encuentran  en pobreza alimentaria, cantidad de gente que muere por enfermedades curables, más de mil millones de personas viven con menos de un dólar al día y 1 de cada 3 personas en el mundo no tiene acceso a servicios básicos como el agua potable. El sistema en que vivimos condena a una gran parte de la población en beneficio de una ínfima minoría y entre esos dos polos se debate la llamada clase media que poco a poco se extingue para aumentar la masa desposeídos.

En este contexto la ciencia vuelve a tomar un papel primordial pues permite a cada país crear tecnologías que le permitan ser competitivos en el contexto internacional y no quedar rezagados al simple papel de consumidores de otras tecnologías que en muchos casos llegan no solo mucho tiempo después sino con muchas dificultades para ser implementadas. En nuestro país, en recientes fechas, hemos visto como el máximo órgano encargado de promover la ciencia y la tecnología, el consejo nacional para la ciencia y tecnología también ha sido objeto de los embates del gobierno en turno.

Hace unos días se publicó el nuevo reglamento del Sistema nacional de Investigadores generando polémica pues se retiran los apoyos a los investigadores y profesores del sector privado. Se calcula que esto afecte a 1,632 académicos de dicho sector que aunque bajo el logo de una institución privada contribuyen al desarrollo científico de nuestro país ya sea mediante su investigación o formando nuevos científicos mediante la docencia. En contra parte funcionarios públicos que pertenecen al gobierno como Claudia Sheimbaum o Lopez-Gatell, que en este momento no están trabajando por la ciencia, pero sí a favor del partido en el poder, podrán recibir ese estimulo sin necesidad de dar cátedras o trabajar en proyectos a favor de la ciencia.

Esto se suma a los recortes que ya venían dando como el de mayo de 2020, donde bajo el pretexto de corrupción se ordenó un recorte de hasta el 75 % del presupuesto a diferentes organismos entre ellos el Conacyt. Los recortes afectaron el presupuesto para pago de servicios como luz y agua pero también para programas y publicaciones necesarias para mantener a los investigadores al día del avance científico.

Recordemos que México es uno de los países que menos recurso destina a ciencia pues el presupuesto anual ronda el 0.38% del PIB anual mientas que en el resto de países de la OCDE  es de cerca del 2.4% del PIB anual.  En México se registran aproximadamente 11 mil patentes según el Instituto Mexicano de propiedad intelectual (IMPI) mientras que en países como China y estados unidos las patentes rondan el numero de 60,000. Con estos números no es difícil ver el rezago que tenemos en la producción de técnica y tecnología y el gobierno en turno tampoco ha podido o ha querido hacer mucho para superar esa barrera que tenemos respecto al avance y competitividad de otros países. 

Aun si no lo vemos desde este punto de vista y nos empecinamos en reconocer a la ciencia  solo desde un punto de vista romancista e idealizado es obvio que nada podremos hacer respecto a los grandes  desafíos que enfrentaremos como el cambio climático, producción y uso de nuevas fuentes de energía, tratamientos contra nuevas enfermedades, obsolescencia programada, alojamiento y servicios adecuados a la tasa de crecimiento poblacional si no estimulamos la educación y la investigación usando la mayor parte de recursos posibles  de cada país,  tarea que en este momento  si es del primer mandatario y su equipo de gobierno pero que prefiere desechar en pos de una bandera política mal sustentada como el como el combate a la corrupción y un desdén a la ciencia que se refleja en, por ejemplo, la manera en que combate al coronavirus. Es momento de hacer esta reflexión y actuar en consecuencia en las urnas.

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