MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Informalidad laboral, un mal que aún no atiende la 4T en Quintana Roo

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Contrario a la creencia de que en Quintana Roo hay mucho empleo, de que es una entidad bendecida con trabajo; resulta que lo que verdaderamente hay es una alta tasa de informalidad que señala que 47 personas de cada 100 buscan un empleo para obtener ingresos donde pueden, sin prestaciones sociales y con salarios verdaderamente bajos.

Así lo ha revelado la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), correspondientes al primer trimestre de 2023 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), que también revela que en Quintana Roo se tiene un aumento en la tasa de desocupación.

Nos hemos enterado de que, en desocupación, durante el último trimestre de 2022, la entidad registraba un 1.95 por ciento; sin embargo, en este primer trimestre de 2023 el porcentaje se ha elevado al 2.5 por ciento, lo que significa un aumento del 0.6 por ciento.

Haciendo el desglose de la informalidad laboral en Quintana Roo, tenemos que la ciudad de Cancún, perteneciente al municipio de Benito Juárez, registra un 38.5 por ciento, lo que se traduce que de las 476 mil 515 personas mayores de 15 años que dijeron estar ocupadas, el 61.5 por ciento de estas se encuentran en empleos formales.

La desocupación de acuerdo con la ENOE se ubica en un tres por ciento, es decir, un 0.5 por ciento mayor al de toda la entidad, aunque muy cercana a la media nacional que se ubica en el 2.7 por ciento durante este primer trimestre. Es increíble, pero real, es en Cancún donde se registra el mayor número de trabajadores informales, cuando irónicamente es el municipio donde mayor crecimiento del turismo se registra año con año.

Aunque las autoridades lo tratan de minimizar, el gobierno local y federal poco han podido hacer en apoyo a los trabajadores, que obligados de llevar algo de alimentos para sus familiares, aceptan empleos en empresas que no están dadas de altas ante Hacienda y que no pagan impuestos, y por lo mismo pagan irrisorios salarios, pero la necesidad es mucha y se acepta lo que se encuentra.

Porqué si las autoridades tienen esta información, si ellos mismos son los que miden diferentes índices que genera la ciudadanía, la población, sus necesidades, lo que tiene, de lo que gozan, de lo que padecen y si son capaces de generar esos datos, por qué no lo son de generar soluciones definitivas.

Acaso no es verdad que la Secretaría de Hacienda, la gran recaudadora y distribuidora de los recursos, tiene también los datos de cómo estamos en economía, de datos reales de la formalidad de las empresas, de sus trabajadores y también de cómo es el flujo de altas y bajas, que a través del IMSS conocen, y que no pueden negar, minimizar o rechazar el efecto de la informalidad pues ellos la registran en pesos, en sus ingresos.

Así es, cuando una empresa deja de la formalidad, es obvio que deja de aportar sus impuestos, ya no paga el tributo hacendario a los tres órdenes de gobierno, al federal, estatal y municipal, porque, aunque no parezca, una empresa, incluso hasta los propios empleados, tienen que contribuir a fortalecer las arcas y su dinero es destinado, al menos así se dice, a fortalecer servicios que impactan en la calidad de vida de millones de mexicanos.

Pero también sabemos que millones aún viven en la mediana, en la pobreza y muchos más en la pobreza extrema, y es ahí donde uno se pregunta dónde ha quedado todo lo contribuido a través de los impuestos que el una bien aceitada máquina recaudadora percibe hasta por comprar huevos, tortillas y la sal que se lleva a la mesa para que las familias coman lo que pueden, ahora con salarios raquíticos, aunque se diga lo contrario.

Nuestra entidad es envidiada por muchos, por nuestros vecinos, por la riqueza que ostentamos, pero principalmente porque presumimos los ingresos que en el rubro turístico tenemos, porque creen que esa actividad genera empleos súper pagados, con todas las prestaciones que la ley puede otorgar, pero eso es una realidad distorsionada, porque los trabajos son escasos y además mal pagados y todo es producto de la informalidad que deja más ganancias.

Muchas podrían ser las causas de ese efecto, la inflación, la crisis de salud pública que apenas se ha superado, pero es real. El aumento, de 2022 al presente año, es de 0.6 por ciento, ubicándose en 2.5 por ciento, o diciéndolo de otra forma, de cada 100 quintanarroenses, 47 buscan o tienen un empleo donde apenas ganan para comer junto a sus familias.

Ahí es donde el gobierno ha fallado, pues a pesar, insisto, de conocer las causas que general el desempleo, no han sido capaces, desde la cúpula del poder, de abatirlo, de dar las condiciones para cumplir el ofrecimiento de mejores condiciones de vida, especialmente para los que menos tienen, para los pobres. Y esa, es la gran deuda del gobierno de la 4T, de eso no cabe la menor duda.

 

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