La pobreza laboral que se vive en los hogares mexicanos, el ingreso que se percibe por su trabajo es menor al valor real de la canasta básica de alimentos.
De acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), durante la primera quincena de enero de 2024, la inflación general anual en el país alcanzó el 4.09 por ciento, lo cual representa una variación de 0.49 por ciento del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), con respecto a la quincena anterior, con los datos reportados en lo que va de 2024, la inflación lleva cinco quincenas al alza luego de que en noviembre pasado alcanzó su menor nivel desde febrero de 2021.
La inflación histórica que se ha observado a lo largo de los últimos dos años 2022-2024, la más alta en más de 20 años, contribuye a reducir aún más el poder adquisitivo de los hogares más vulnerables del país, a quienes se les debería garantizar en mayor medida el acceso a alimentos y servicios básicos.
A pesar de que los precios “están por las nubes” las autoridades federales no hacen nada para garantizar la seguridad alimentaria de la población. En el supermercado la cartera de 30 huevos se encuentra en 90 pesos; en las tortillerías el kilo de tortillas está en 23 pesos; en las colonias el kilo de jitomate hasta en 70 pesos; el de aguacate hasta en 80 pesos; cuando en otro momento se podían comprar una pechuga en 60 pesos, actualmente se encuentra arriba de los 120 pesos y el kilo de pierna y muslo rebasa los 65 pesos.
Pero, además, con datos de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), que en el caso del jitomate el aumento es de 125.2 por ciento; mientras que el de la azúcar morena es de 99.1 por ciento y para el frijol negro y pinto el alza es de 66.6 y 55.5 por ciento.
En lo que resta del 2024, el panorama pinta con grandes y graves retos para las políticas públicas, como aminorar la inflación alimentaria, recuperar la seguridad pública en las carreteras y ciudades del país, acortar y erradicar la extorsión y los asaltos, además de lograr la generación de empleos formales bien remunerados y acotar el rezago económico de las familias mexicanas.
En Durango, Alrededor de 174 mil hogares duranguenses no tienen ingresos económicos suficientes para adquirir la canasta básica, lo que significa que el 35.3 por ciento vive en pobreza laboral. Son viviendas donde la suma de los ingresos laborales de sus integrantes no es suficiente para la adquisición de la canasta básica alimentaria.
De acuerdo al último Censo de vivienda del Inegi, la entidad cuenta con 493 mil 698 viviendas habitadas, de las cuales el 62.2 por ciento son consideradas hogares nucleares. El 72 por ciento de los hogares son urbano y solo el 28 por ciento son catalogados como rurales.
En Durango podría registrarse un porcentaje un poco mayor de pobreza laboral debido a los despidos registrados durante los tres últimos meses del año pasado.
La falta de un ingreso suficiente dentro de los núcleos familiares duranguenses es una tendencia alarmante, pues impacta directamente en la economía de los hogares más pobres del estado.
Esta situación se agrava aún más en este sexenio, debido a que no se ha contado con el respaldo esperado por parte del gobierno federal, a pesar del incremento al salario mínimo, es insuficiente en términos reales, pues no alcanza para adquirir la canasta básica alimentaria, incluso sumando los ingresos de sus integrantes.
De cara a las elecciones de junio, convendría que las familias más pobres y tan maltratados se pregunten: ¿Qué dicen los candidatos sobre estos problemas sociales? ¿qué medidas reales proponen para combatirlas? ¿Qué han hecho o propuesto para combatir tal situación?, entre otras cuestiones que pueden ayudarnos a orientarnos respecto a los intereses reales que representan los políticos y sus partidos.
Las consecuencias directas de las crisis sociales y económicas, y la falta de atención gubernamental, ya están provocando estragos; conviene que las mayorías marginadas veamos con mayor preocupación esta situación de pobreza y actuemos políticamente para combatirla, dejando de lado el discurso de los políticos electoreros que solo engañan con promesas mágicas.
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