El pasado 26 de junio y, tres días después, ante lluvias intensas que se presentaron en el municipio de Chimalhuacán, fuimos testigos de la vulnerabilidad en que se encuentran las familias de diversos barrios y colonias: muchas de ellas vieron cómo se inundaron sus hogares, en los que también entraron piedras, lodo, basura y aguas negras, al grado de perder en pocos minutos lo que por años les costó obtener. Las familias perdieron refrigeradores, estufas, camas, salas y otros objetos de valor.
Alguien dirá que fue resultado de la furia de la naturaleza y nadie puede hacer nada y, por tanto, no puede haber culpables. Ciertamente, cuando cae un torrencial intenso es muy difícil determinar su impacto y, por tanto, las consecuencias que provoca este tipo de fenómenos naturales. Pero también es cierto, que hay factores que también intervienen y que tienen que ver con las autoridades encargadas de prestar los servicios de limpia, desazolve de drenajes, limpia de coladeras, etc., etc.
He ahí la negligencia de Xóchitl Flores, he ahí la indiferencia de la directora de Odapas, Miriam Lira Rodríguez. Ellas y sus equipos de trabajo son culpables de las afectaciones que sufrieron en sus hogares miles de chimalhuacanos.
Chimalhuacán cuenta ya con 19 cárcamos de bombeo ubicados en la parte baja, junto a los drenes de la periferia, equipados con bombas centrífugas, que permiten el desahogo de las aguas negras y las aguas pluviales, las cuales bajan por gravedad desde el cerro El Chimalhuache, pasando por las diferentes colonias y barrios del municipio. Y entones, ¿por qué se produjeron inundaciones, afectando a cientos de familias y por qué bajaron las aguas con tanta fuerza? Al grado de que pudimos ver en videos cómo el nivel del agua en las calles alcanzó hasta un metro de altura y vimos también cómo sobre la avenida La Paz, las aguas arrastraron a un mototaxi, que desesperadamente trataban de rescatar ¿Es acaso producto de la casualidad o mala suerte del joven mototaxista que perdiera su fuente de empleo?
Las afectaciones no sólo ocurrieron en la cabecera municipal, sino también en el Barrio San Lorenzo y el Fraccionamiento San Lorenzo, en Balcones San Agustín y en Villa San Agustín, entre otros barrios.
La presa de Xochitla tiene tres cuerpos de presas de gavión, ubicada en San Agustín parte alta, no se dio mantenimiento a pesar de la solicitud hecha por el delegado a principio del año, las autoridades hicieron caso omiso, y la barrancada inundó domicilios ante el colapso de una barda arrastrada por el golpe del agua. La avenida del Peñón se vio inundada, como no se había visto antes, fuimos testigos de cómo a los vehículos se les metió el agua, se quedaron a medio camino con las consecuencias de que presentaron daños mecánicos severos.
Lo sucedido tiene que ver con la indiferencia del organismo administrador del agua, el Odapas, y de la Presidencia Municipal al no dar mantenimiento en tiempo y forma a los sistemas de drenajes, como antes se hacía durante el periodo de estiaje, preparando los medios necesarios para evitar las inundaciones y perjuicios hacia los vecinos de los barrios y colonias.
Al gobierno de la morenista Xóchitl Flores se le entregó, además de los cárcamos ya referidos, las barrancas desazolvadas, las presas de gavión en servicio, así como también los pozos de absorción en servicio para las recargas de los mantos acuíferos. Pero, sobre todo, se le entregaron limpios los colectores y red de atarjeas, junto con pozos de visita, además de que se sacó el azolve acumulado y las tuberías quedaron en condiciones de servicio.
El gobierno morenista lleva ya tres años funcionando y no ha sido capaz de hacer limpieza de los drenajes, no hace limpieza de las coladeras pluviales, no limpia las bocas de tormenta, no hay limpieza de las presas de gavión; el servicio de limpias brilla por su ausencia, pues no hay brigadas de limpieza que recojan la basura en las calles, como antes se hacía para evitar que la basura obstruya las coladeras y demás piezas necesarias para que cumplan su función y reducir, a su mínima expresión, las inundaciones que hoy estamos viviendo con las consecuencias que ya conocemos, pues las familias chimalhuacanas son las más afectadas por la indiferencia de las autoridades.
La alcaldesa Xóchitl Flores Jiménez tuvo la desfachatez de hacer declaraciones falsas diciendo que en Chimalhuacán no había pasado nada y que todo estaba en orden. ¿Qué quería la presidenta, que hubiera fallecidos, que hubiera colapsos de mayores proporciones para que mínimamente se ocupara de cumplir con su obligación como autoridad municipal, y se pusiera a trabajar por los afectados?
He ahí la negligencia de Xóchitl Flores, he ahí la indiferencia de la directora de Odapas, Miriam Lira Rodríguez. Ellas y sus equipos de trabajo son culpables de las afectaciones que sufrieron en sus hogares miles de chimalhuacanos porque no pueden lavarse las manos como Poncio Pilatos: la omisión y falta de atención a los problemas, el no dar mantenimiento a las redes en época de secas es un crimen de lesa autoridad.
Hacemos un llamado a los vecinos de Chimalhuacán a que no se dejen engañar por vanas palabras y por recibir apoyos del gobierno, pues es obligación de ellos hacerlo; no debemos permitir la indiferencia de las autoridades municipales y del Odapas.
Las lluvias apenas empezaron y no podemos aceptar que se sigan inundando los domicilios que trae como consecuencia la pérdida de los muebles y enseres domésticos que con tanto esfuerzo se obtienen y que tienen un valor muy importante para nuestras familias. Hay que exigir que las autoridades se pongan a trabajar en serio. Que cumplan su obligación de trabajar para que el municipio no se inunde y, como no lo hacen, que vayamos a sus oficinas para exigirles que trabajen porque para eso estamos pagando nuestros impuestos, que los sueldos que ellos reciben se deben corresponder con resultados y que hasta ahora no los vemos en Chimalhuacán. Decir lo contrario es demagogia.
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