Usted, amable lector, seguramente alguna vez ha recorrido el área de frutas y verduras dentro de alguna de las grandes tiendas que existen en su ciudad, o ha comprado en la tiendita de la esquina algún tipo de verdura para prepararse una deliciosa comida, sin embargo, casi estoy seguro de que muy pocas veces se ha puesto a pensar en el trabajo y el proceso que se lleva a cabo para que esas verduras lleguen hasta los anaqueles para ser vendidas al comprador final; y muy escasas veces también se reflexiona sobre los productores directos de esos productos, en este caso de los jornaleros agrícolas que laboran en los grandes campos de producción agrícolas y de la situación tan difícil que sufren todos los días. Por eso es el asunto que me interesa señalar a continuación, y específicamente el caso de los campos agrícolas de Sonora.
El lunes 22 de los corrientes trascendió en los medios que alrededor de 300 jornaleros agrícolas que trabajan en el campo “Los Pocitos”, que se ubica sobre la calle 12 Sur, km 34 del lugar mencionado, se amotinaron; los mismos medios, como El Universal, indican que esta situación se debió a lainconformidad de las malas condiciones en las que viven y trabajan en dicho campo. Como saldo quemaron el comedor, dos vehículos que se utilizaban como medio de transporte y dormitorios. Aunque no tan detallado como quisiéramos, pero salta a la vista que la causa es meramente de carácter económica, es decir, que los jornaleros se amotinaron porque no están de acuerdo con el trato que se les da en su trabajo, tampoco por las malas condiciones en las que viven y también por el bajo salario. Están inconformes.
Esta versión en los medios no concuerda mucho con las declaraciones que hizo el Gobierno de Sonora en una rueda de prensa. Dijo que todo inició porque un varón intentó estrangular a su esposa en el comedor, intervino personal del comedor en defensa de la mujer y que otro grupo se inconformó por esa intervención y fue así que empezaron las agresiones de todos contra todos y hubo un grupo que se desprendió de ahí y tomó las acciones vandálicas, es decir, la quema del comedor. Según la versión oficial, pues, fue después de eso que vino la demanda de los jornaleros pormejores condiciones laborales. Si se pone atención en estas versiones, tanto de los medios como del gobierno, podemos notar una diferencia con respecto a la causa de dicho suceso. Mientras en los medios trascendió que los trabajadores riñeron, quemaron el comedor y los vehículos como protesta por las malas condiciones de trabajo y los maltratos que reciben de los capataces, el gobierno toma como causa el intento de estrangulamiento y que las exigencia por mejores condiciones de trabajo la hicieron después de la riña y quema del comedor. Se nota claramente la tendencia a desechar que la causa del descontento sea de carácter económica y pudiera estar justificada, aunque estamos de acuerdo en que nada justificaría el vandalismo.
La mayoría de los campos agrícolas de Sonora, BC, BCS y Sinaloa tienen el común denominador del abuso sistemático de los trabajadores. Decenas son los hechos que demuestran esta triste realidad de los jornaleros. Del elsoldehermosillo.com.mx del 30 de junio tomo la siguiente información. Dice que pese a que se trata de una actividad económica muy importante para la entidad, las condiciones laborales en los diferentes campos agrícolas no son las adecuadas para los jornaleros. Agrega que los trabajadores no cuentan con contratos, seguridad social y prestaciones de ley; además trabajan más de ocho horas y en caso de sufrir un accidente no son beneficiados de alguna forma, en pocas palabras, los gastos corren por cuenta de los trabajadores. Señala también que otra problemática es la inseguridad que existe en los trayectos hacia los campos agrícolas, y esto ya ha cobrado vidas. Esto y más son los graves abusos que padecen los jornaleros, por eso se inconforman como sucedió en el campo ya comentado, aunque las autoridades les quieran dar otra causa.
Por todo esto, cuando hay manifestaciones de los trabajadoresque tienen por motivo las graves injusticias, ellas deben de producir en nosotros un sentimiento de identidad con su lucha porque pertenecen a la misma clase social que millones de trabajadores, a la clase más baja y que son explotados, vejados y discriminados en sus centros de trabajo. Por eso, cuando hay una chispita de exigencias para que se mejores las condiciones laborales, que se paguen mejores salarios y las horas de trabajo disminuyan, es un gran avance hacia la liberación del trabajador del yugo del capital, de los dueños de los medios de producción. Los hechos que nos ocupan en este escrito son una muestra que a pesar de que los jornaleros no tengan conocimiento pleno de la lucha de clases, la explotación descarada que sufren en carne propia los empuja a buscar un cambio. Pero este cambio no llegará si el pueblo en general no se educa y toma conciencia de que solo unidos con sus hermanos de clase pueden luchar juntos y con mayores probabilidades de éxito por un país más justo.
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