MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Jóvenes bajo las garras de los vicios

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Es alarmante que, día a día, se vuelve más ordinario ver a jóvenes envueltos en un sinfín de vicios que malogran su existencia desde temprana edad. Y es que ni el gobierno en turno ni los anteriores ni los que obedecen a las sociedades divididas en clase, han instrumentado medidas que verdaderamente ayuden a contrarrestar este mal que se agudiza entre la población más castigada por el sistema capitalista.

Cierto que muchas ocasiones se dice que la educación viene desde casa, pero qué pasa en aquellos casos en los que los padres de familia tienen que laborar para llevar comida y otros pocos satisfactores a su familia para que apenas puedan medio sobrevivir. Son tantos los gastos que hay que cubrir en casa: renta, alimentos, luz, agua, teléfono, internet, escolaridades, libros, vestido, calzado, material de limpieza que, en muchas ocasiones, solo los jefes de familia tienen dos trabajos. Sí, tienen más empleo y un poco más de dinero, pero eso trae como consecuencia que los padres de familia ausentes: no están en casa prácticamente en todo el día, desde la mañana hasta muy entrada la noche, de tal manera que la educación de los hijos queda en segundo término, no hay tiempo para revisar las tareas, o para aconsejar o guiar ni a los pequeños ni a los jóvenes.

Los jóvenes se vuelven presa fácil de la descomposición del sistema. Hay datos alarmantes que dicen que más de cuatro millones de niñas, niños y adolescentes no asisten a la escuela; que más de 563 mil jóvenes del nivel medio superior abandonaron sus estudios en el ciclo escolar 2021-2022, de acuerdo con el dato que registra la Secretaría de Educación Pública (SEP). 

Tal vez esto podría corregirse si las condiciones laborales en el país fueran mejores, si tan solo se garantizara el empleo formal y con un salario digno; así, los niños del país podrían tener garantizado el estudio.

Dijo el Gobierno federal que por eso lanzó el programa conocido como Becas Benito Juárez que son entregadas de manera directa a los jóvenes, pero esto es un arma de doble filo. Desde luego hay jóvenes que le dan un buen uso a este recurso, pero hay muchos más que ocupan ese dinero en cosas banales que no contribuyen, en nada, a su educación porque no todos tienen la supervisión de sus padres, por lo que se corrompen de manera fácil; por ejemplo, el recurso que reciben lo usan para comprar bebidas embriagantes, hay datos que mencionan que el consumo de alcohol en menores de edad pasó del ocho al 25 por ciento. En varios centros educativos, entre los problemas que se presentan es el contrabando de sustancias alcohólicas o hasta droga.

De igual manera, el consumo de droga va en aumento, los datos que reporta la CONADIC arrojan que 6.4 por ciento de jóvenes de entre 12 y 17 años han probado alguna droga, de esto el 3.1 por ciento lo hace de manera constante.

Definitivamente, no toda la culpa es de los padres de familia. El problema real es del sistema dividido en clases que impera en nuestro país, porque la causa de es la pobreza en que vive la gente, no tienen empleo ni buen salario y, por tanto, no tienen oportunidades para mejorar su vida.

Si todos los padres de familia, o mejor dicho, todas las personas en edad de laborar tuvieran garantizado un buen empleo y un buen salario, les quedarían horas para educar y orientar a sus hijos. Si el gobierno, en lugar de dar dádivas de manera directa a los estudiantes, ese recurso lo utilizara para generar empleos, la gente tendría en los bolsillos y habría desarrolllo económico.

Todos los fenómenos están atados como un eslabón, un problema genera otro, la descomposición social cada día es más aguda, día a día es más fácil ver que incluso profesionistas no ejercen la profesión que tanto esfuerzo les costó concluir, y esto porque el gobierno en lugar de ponerse a trabajar para generar buenas fuentes de empleo, solo se ha dedicado a darle dádivas a la población, como dice el viejo dicho que a la gente hay que enseñarle a pescar, mas no darle el pescado.

Los males que aquejan a los jóvenes se pueden contrarrestar con empleos bien remunerados para sus padres, pero también con escuelas de calidad, con áreas educativas dignas, con maestros capacitados, con actividades deportivas y culturales, desde los primeros niveles escolares, el desarrollo de niños y jóvenes seria completamente diferente.

Estos problemas, como ningún otro, no se eliminan solo con nombrarnos y analizarlos, como si el problema deapareciera con un simple decreto; se necesita una transformación radical, una revolución, un gobierno del pueblo dignamente representado.

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