Fue noticia nacional que, de acuerdo con el Índice de Competitividad Urbana 2020, entre 73 ciudades calificadas, desde 2016, Mérida ocupa el primer lugar en el rubro de bienestar, característica que le permite generar, atraer y retener talento e inversión. Los aspectos que han colocado a la capital en esta posición, son los bajos índices delictivos como el homicidio doloso, los secuestros, el robo de vehículos; en contrario, sus habitantes se sienten seguros de caminar por sus calles, además de considerarse una sociedad incluyente, preparada y sana, en donde son calificados factores como rendimiento académico, cobertura educativa, grado de escolaridad, cambio en la población altamente calificada, empresa socialmente responsable, distribución de la fuerza laboral y otros.
Paradójicamente, otra cosa ocurre con Kanasín, municipio ubicado al sur de la capital del Estado; siendo el segundo con más población en la entidad, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), al pasar de 78 mil 709 habitantes en 2015 a 141 mil 939 en 2020, un aumento de 80.33 por ciento.
Separado de la capital únicamente por el Periférico Sur, Kanasín, junto con Ucú, Conkal, Umán y Progreso, conforman la Zona Metropolitana de la Ciudad de Mérida (ZMM); sin embargo, la distribución geográfica de su población y la actividad económica, evidencia, con respecto a los demás municipios, una mayor dependencia de la actividad económica y en general de todos los demás servicios de la ciudad de Mérida.
Los cambios en la estructura poblacional, económica y social de sus habitantes han variado y han tenido consecuencias en los niveles de bienestar. De acuerdo con datos de datamexico.org, para el año 2015, un 35.8 por ciento de la población se encontró en situación de pobreza moderada y 4.76 por ciento en situación de pobreza extrema. La población por carencias sociales alcanzó un 29.7 por ciento, mientras que la población vulnerable por ingresos fue de 11.3 por ciento.
Según el informe de Pobreza y Evaluación 2020 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), entre los cinco municipios con mayor número de personas en situación de pobreza se encuentra Kanasín, que, junto con Mérida, Valladolid, Tizimín y Umán, concentran el 40.8 por ciento de la población en esa condición. Además, en 2020, 2.87 de la población no tenía acceso a sistema de alcantarillado, 1.37 por ciento no contaba con red de suministro de agua, 2.45 por ciento no tenía baño y 0.63 por ciento no poseía energía eléctrica.
Si ya de por sí los datos oficiales son reveladores, la realidad que viven los kanasinenses, distan todavía de estos. Kanasín, se ha convertido en el proveedor número uno de mano de obra de las empresas ubicadas en la ZMM, y en buena medida, su crecimiento poblacional obedece a que parte importante de ésta es rural que emigra en busca de oportunidades a la capital, se establecen aquí, forman asentamientos en donde viven con sus familias, en condiciones precarias y deprimentes, carentes de seguridad jurídica y de servicios públicos de agua potable, luz eléctrica, calles, escuelas, por mencionar algunas.
Pero la problemática por la mala calidad de los servicios no es privativa de los asentamientos antes mencionados; la obra pública, en particular las calles, se encuentran llenas de baches o sin pavimento; el alumbrado público es de mala calidad e insuficiente y la falta de drenaje, son algunos de los servicios que más asolan a la población. De los servicios de seguridad, educativos y de salud, ya ni hablar; para resolver medianamente no queda más que acudir a Mérida.
El municipio en cuestión, no destaca por la abundancia en satisfactores sociales y bonanza de sus ciudadanos, por el contrario, destaca en los nada honrosos rubros de pobreza y miseria, inseguridad y delincuencia, además de la proliferación de los llamados giros negros. Ese es Kanasín, llamado peyorativamente por algunos: “tierra de nadie”. Hasta septiembre del 2018, la capital yucateca registró una tasa de 1.90 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes, mientras que Kanasín sumó una tasa de 4.15, conforme con los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP); con respecto a los robos en todas sus modalidades, Mérida tuvo una tasa de 1.05 por cada 100 mil habitantes mientras que el vecino municipio, Kanasín, presentó 1.44 por cada 100 mil habitantes.
Esta es la realidad de Kanasín que urge cambiar y que solamente será posible si las autoridades estatales y federales, le proporcionan las obras de infraestructura social y servicios necesarios para una vida digna a la que tenemos derecho los que aquí vivimos. Urge también la creación de escuelas de todos los niveles, pero en particular de educación media superior (solamente cuenta con un Colegio de Bachilleres) y superior, de las que no existe ninguna. La calidad de vida de los kanasinenses puede cambiar sustancialmente si sus ciudadanos se educan y dejan de vivir en la indolencia y la miseria a la que están condenados cuando se les niega casi todo.
De nuestra parte, quienes militamos en las filas del Movimiento Antorchista, hemos llamado a un importante número de ciudadanos de este municipio y en forma organizada, hemos puesto manos a la obra, modificando el entorno social en el que viven nuestras familias, luchando por mejores condiciones de vida, en particular por las generaciones más jóvenes que están urgidas de verdaderas alternativas, por eso, reiteramos una vez más al Gobierno del Estado, nuestra petición de la oficialización de la Escuela Preparatoria de Nueva Creación “Felipe Carrillo Puerto, que actualmente proporciona educación a estudiantes humildes que carecen de recursos económicos para trasladarse a la cabecera municipal o bien a Mérida.
Con educación, los ciudadanos de Kanasín tendrán mejores oportunidades, los rubros negativos disminuirán y por consiguiente podrán acceder a condiciones de bienestar y desarrollo a las que, al igual que los meridanos, también tienen derecho. ¡Kanasín, tan cerca de Mérida y ten lejos del bienestar!
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