El Gas Licuado de Petróleo (LP) es indispensable para la vida diaria de los mexicanos, la dependencia de la población de este combustible es tan profunda y profusa, casi como si del agua habláramos.

Las grandes y las pequeñas cadenas restauranteras, los hoteles, los transportistas, los pequeños y los medianos negocios, así como los miles de hogares sudcalifornianos han pegado el grito en el cielo, y cada uno, a su manera, manifiesta su inconformidad por dicha escasez.

En este, como en otros temas, la autoridad, del nivel que sea, siempre tendrá una justificación ad hoc. De la misma manera que el director general del Sapa, Mario Gálves, argumenta mantenimiento del pozo de agua 27, como el origen de la falta de ésta, desde hace un mes en muchas colonias en La Paz, autoridades del gobierno del estado justifican la falta de gas LP debido al mantenimiento que se le dio al barco que lo transporta regularmente a Baja California Sur. ¡Qué coincidencia de ideas!, ¿verdad?

Aunque el gobernador Victor Castro ya dijo que es cuestión de días para que se regularice dicho servicio (algunas fuentes confiables dicen que el lunes cinco de diciembre), trabajadores de las líneas telefónicas de Gaspasa y Caligas exponen que no hay una fecha para que se regularice la venta de Gas LP, lo que trae vuelta loca a la sociedad, porque, con esto, el gobierno, por la vía del hecho nos regresa al siglo pasado, a tener que cocinar con leña, pero, ahora el problema será, ¿dónde conseguir la leña?, como comentó una compañera de la colonia Lagunitas.

Nuestro gobernador manifestó, hace pocos días: “Ustedes saben, todo nos llega por mar en los insumos y una sobrecarga de demanda por falta de ese buque. Ya están en vías de regularizarse, espero se regularice y no tengamos esta crisis que estuvo presionando a la población sudcaliforniana”.

Al escuchar estas palabras no pude evitar recordar que hace ocho días, justo en el clímax del desabasto de este importante servicio, nuestras autoridades del más alto nivel, así como los funcionarios más conspicuos de los ayuntamientos sudcalifornianos pregonaban a coro, con matraca en mano, utilitarios, vestimenta y ambiente electoral (aunque la ley lo prohíba, porque ¡esas boberías de la ley es la ley no importan a ellos!), gritaban con furor inédito y hasta el éxtasis, en las principales calles de la Ciudad de México: ¡Es un honor marchar con Obrador!

Y como tengo dicho, no es para menos, porque, dicha escasez se suma a la falta de agua, de luz, de vivienda digna, de seguridad, así como a la escasez de buen gobierno. 

Recordemos, además, la gran falta de gasolina (y también gas LP) que existió prácticamente en todo el país a inicios de esta administración, bajo el argumento del combate al huachicol que hoy goza de impunidad, y no podemos dejar de imaginarlo, personificado, con una sonrisa irónica observando a quienes prometieron exterminarlo, porque éstos, hoy se han convertido en lacónicos cómplices. El pañuelito blanco está manchado de cieno en el fondo de una alcantarilla.

Cheque el dato, lector carísimo: “mientras las gasolineras legalmente establecidas acumulan 13,315 unidades según datos de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), los puntos de venta ilegal de gasolina y diésel, conocidos como autoconsumo en México suman 30,000, de acuerdo con un documento de la consultora de precios PetroIntelligence”, detalló el representante de la CRE, Guillermo Pineda Bernal, durante la cumbre Puebla de Onexpo. Es decir, existen tres veces más puntos de huachicol en México que de gasolinerías. 

Así vamos, por ello urge que el pueblo se organice, se eduque políticamente y se decida a luchar por una vida mejor; aprenda a reclamar solución a sus problemas, aprenda a exigir respuestas claras, convincentes y no sea presa de las mentiras descaradas o las verdades a medias por parte del gobierno cuatroteísta.