Tuve la desgracia de leer una columna titulada “Antorcha Campesina y Claudia Rivera: extrañas compañeras de cama”, del actual director de ContraRéplica, Mario Alberto Mejía. Con tan solo darle una ojeada al nombre uno se imagina qué tipo de texto puede encontrar, más la vida nunca deja de sorprender. Las líneas publicadas eran vomitivas, por decir lo menos. Aun así, se tenía que leer y se hizo. Y la conclusión después de analizarla toda es la misma que cuando solo vi el título: ¡Qué horror literario! ¡Qué falta terrible al bello arte de escribir!
Y es que sus figuras literarias rondan en lo vulgar y lo ramplón. Decía Goethe que “una persona ve en el mundo aquello que lleva en el corazón” y, a través de las líneas que Mario Alberto Mejía tuvo a bien dedicarnos, uno puede imaginarse qué lleva él en el suyo.
Pues bien, empecemos. “Pese a que el presidente López Obrador y el gobernador Barbosa tienen a Antorcha Campesina apaleada, investigada y fiscalizada (disculpe el hipócrita lector la inevitable cadena de ripios), la alcaldesa Claudia Rivera Vivanco vive con esa organización protopriista un romance sospechoso y electorero. Todo se vale —le dicen sus Jodorowskis— en el sexo tántrico: hasta la abyección más vulgar”, dice el columnista. Aquí, sus primeras dos líneas tienen algo de verdad en reconocer que tanto Miguel Barbosa y López Obrador han utilizado toda su maquinaria para buscar “apalearnos”, que nos tienen investigados y ha lanzado a la Unidad de Inteligencia Financiera para ver “qué encuentra”, sin que hasta el momento haya encontrado algo delictivo, como tanto han pregonado.
Luego, haciendo uso de metáforas baratas y corrientes, afirma que Antorcha y Claudia Rivera tienen “un romance sospechoso y electorero”. ¡Ajá! Conque ése es el fondo del asunto… alguien tiene miedo. Prosigue el ‘destacado’: “Hace unos días, del brazo de la doctora Soraya Córdova de Celis, nuestra Margarita Gautier de tercera llegó entre porras antorchistas acompañada de algunos de sus esbirros que cobran como funcionarios. Se veían felices los antorchos y sus nuevos protectores (…) Uno a uno saludó de mano —pese al murciélago de Wuhan— a quienes han empezado a recibir sus beneficios a espaldas del presidente López Obrador”.
¿Protectores? ¿Beneficios? ¿Protectores los de Morena contra los de Morena? ¿Beneficios las obras y servicios, obligación de los gobiernos? La visita de la que habla Mejía es nada más y nada menos que la inauguración de una pavimentación que tenía 20 años de ser pedida en una colonia del sur de la capital. ¿Le parece al autor que el gobierno realice y entregue una obra -obligación suya- es proteger a los antorchistas? Eso no es otra cosa que cumplir con su deber.
Continúa: “¿Ningún asesor le dijo a la presidenta que su acto antorchista podría ser muy mal visto en Palacio Nacional? ¿Ignora que Antorcha es repudiada hasta el hartazgo por el presidente López Obrador? (…) ¿Y qué dirán los priistas ante esta Antorcha de cascos tan ligeros? Hasta donde sabemos, la organización se volvió a cobijar en el PRI luego de su amasiato de varios años con el morenovallismo”. ¿Ahora se preocupa por Claudia Rivera? O ¿Le preocupa que Claudia Rivera tenga el apoyo de Antorcha? ¡Pero no que dice que estamos apaleados! ¡Ja!
Es en los últimos parrafillos de su columna en donde nos damos cuenta de dónde salió todo esto. Al autor no le preocupa “el decoro” de Claudia Rivera, sino que pudiera contar con una fuerza suficientemente grande para este periodo electoral. Bueno, no al autor, sino a su mecenas. Para prueba, la nota que megalópolis.mx publicó el lunes 8 de marzo, luego de la “mañanera” del gobernador: “Alerta Miguel Barbosa de reunión política de Rivera Vivanco con Movimiento Antorchista”. Ya vemos a quién le preocupa esta reunión que el autor refiere y cuenta con tanta sutileza. En la nota se afirma que “[…] El evento público sostenido por la presidenta municipal, Claudia Rivera Vivanco, con la candidata de la coalición PAN-PRI-PRD, Soraya Córdoba Morán (sic), debe alertar sobre su estrategia, ya que esa agrupación es rival del gobierno federal que encabeza Andrés Manuel López Obrador”, señaló Miguel Barbosa Huerta, gobernador de Puebla. (…) Para finalizar, Miguel Barbosa dijo que en relación al frente común para evitar que se reelija Claudia Rivera Vivanco, comentó que hoy no existe la revocación de mandato: <<de esto va a haber mucho en las campañas, por eso, llamo a aspirantes y candidatos a mantener sensatez y prudencia en la búsqueda de sus aspiraciones electorales>>”.
¡Ya salió el peine! Alguien en Casa Aguayo tiene miedo y, claro, debe tenerlo, pues Antorcha es hoy por hoy, y no solo lo digo yo, sino destacados periodistas (de los de verdad) y políticos (aunque les duela), la mejor organización a nivel nacional, la única que sigue viva y más fuerte que nunca y que tiene un proyecto bien cimentado. Eso temen: el poder de masas de Antorcha, el poder del pueblo organizado.
Pues Barbosa y todo su grupillo están en lo correcto y no. Me explico. Están en lo cierto en tener miedo de una organización que es un fuerte contrapeso y se prepara para quitarlos del poder. Y no lo están al pensar que iríamos con Claudia Rivera. O con ellos. ¡Eso quisieran! ¡Tener nuestra fuerza! Pero no. Barbosa puede estar tranquilo en ese aspecto, que los morenistas se peleen entre ellos, que es lo que mejor les sale.
Desde hace varias semanas circulan este tipo de columnas en la prensa poblana, en las que se insinúa que hay una perversa alianza entre Antorcha y Morena, pero, antes y ahora, decimos: no, falso, Antorcha no ha ido, no va y no irá con Morena en las elecciones. ¿Por qué nos aliaríamos con quien, bien dice el columnista, nos repudia “hasta el hartazgo”? Ya lo han dicho muchos antes que yo, pero no está de más recordar. Antorcha no puede apoyar a Morena porque nuestras ideas no son similares, ni en lo más mínimo. Porque no podemos estar de acuerdo con alguien que dice que el mal de México es la corrupción y no la creciente desigualdad y la pésima distribución de la riqueza. Porque no podemos estar de acuerdo con gente que solo está buscando sus beneficios, que le mintió al pueblo, que reprime, que violenta y que cumple las órdenes y caprichos del rey de Palacio Nacional.
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