Aitana Betzabé soñaba con ser bailarina. Cursaba la educación primaria y contaba con apenas 6 años.Debido a un cuadro agudo de dengue se encontraba hospitalizada en el IMSS número 18 de Playa delCarmen, Quintana Roo. El pasado 15 de julio murió aplastada entre un elevador y la pared cuando era trasladada en su camilla para una revisión. La presión externa sobre su frágil cuerpo tuvo que ser lo suficientemente fuerte como para aplastar sus costillas y perforar sus pulmones hasta morir. El peritaje de investigación afirmó que se trataba de una falla en el sistema del elevador.
El mismo elevador que unas horas antes se había reportado con fallas y al cual se le habría echo una revisión por parte de trabajadores de la empresa encargada de su funcionamiento, los cuales, al término de la evaluación, no dejaron ningún señalamiento o instrucción para advertir de los riegos. O sea, simularon su trabajo o se les olvidó clausurarlo o dejar advertencias sobre su uso. ¿Las consecuencias?: una niña de seis años muerta, una familia destruida y el proyecto político de la 4T evidenciado como una farsa una vez más.“Si hay corrupción, funciona mal el servicio público, privatizado o en manos de las dependencias gubernamentales… el principal problema de México es la corrupción”, afirmaba en mayo del 2022 el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Tiene especial razón respecto a que, cuando la corrupción prevalece en la esfera de la administración gubernamental, el servicio en consecuencia es malo, y, además, agregaría yo, provoca muerte. El no checar con cuidado el correcto funcionamiento de un elevador, el no supervisar y dar mantenimiento al tren de la línea 12 del metro, la adjudicación de contratos directos a empresas fachada o permitir la simulación de competencia de empresas para adjudicaciones de contratos gubernamentales, todo esto, también es corrupción. Y, además, lleva el sello del gobierno obradorista. Y pone al descubierto la simulación del combate a la corrupción desde los niveles más bajos hasta direcciones como Segalmex, donde se malversaron más de 9 mil 500 millones de pesos.
El caso del acceso a la atención medica y medicamentos en el país, sigue siendo uno de los problemas más graves sin resolver, por parte del gobierno obradorista. De acuerdo con José Nabor Cruz secretario ejecutivo del Coneval, en 2019 el gobierno federal destinó 5.4% del PIB en gasto a la salud, mientras que el resto de los países de la OCDE destinan un promedio de 8.8%. En consecuencia, no hay dinero suficiente para brindar un servicio de salud al estilo de Dinamarca, tal como lo prometió la propaganda cuatroteista. Basta con acudir presencialmente a los hospitales del IMSS para escuchar miles de historias con puntos de encuentro en común; cuando no es la mamá con 3 meses en espera de ser operada, ahora la persona diabética con receta en mano a la que no le pueden surtir su medicina o en los extremos ver a enfermos recostados en los pasillos en espera de una camilla desocupada.
Vamos de mal en peor. Todas estas inconsistencias en el sistema de salud, la falta de programación de un presupuesto suficiente para la salud, la falta de revisión puntual de las empresas que brindan servicios al seguro social (Sitraven), la demagogia y el proselitismo con que se fustiga a las masas, todo esto, repito, también es corrupción. Una corrupción que lleva marcada cuatro veces la letra T; traidor, tramposo, torpe y tirano.
Con respecto al caso de la pequeña Aitana, el gobierno y el director del IMSS Zoé Robledo, han declarado que ya se encuentran en proceso de la reparación de daños por parte de la institución (nomás faltaba que no), pero, de una manera astuta y engañosa, resulta que la empresa responsable de brindar el servicio de los elevadores en el hospital número 18 de Quintana Roo, sigue cobrando por sus servicios en varios estados de la república. En Sonora, por ejemplo, sigue operando servicios de refrigeración,
elevadores y calderas en 14 municipios del estado. O sea, el combate a la corrupción es pura simulación.
Por estos motivos, es que venimos señalando de manera insistente, que la corrupción en la actual administración sigue practicándose y que, además, cuando se le pone el agregado de la incompetencia,tiene finales mortales como el lamentable caso de Aitana o el de las 27 personas muertas en la línea 12del metro. Finalmente, para dar la nota final respecto al pésimo sistema de salud del país, resulta que de acuerdo con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, el gasto total en salud ejercido durante los meses de enero a mayo del 2023 se redujo en 10.8% respecto al mismo período del 2022.
Es decir, que de enero a mayo de este año se ejercieron 240,028 mdp, mientras que en el mismo periodo del 2022 se destinaron 269,233 mdp. No conformes con la opacidad en la contratación de servicios externos y permitir la corrupción, ahora, los mexicanos sufren las consecuencias al tener que invertir todavía más de su bolsillo para curarse, puesto que el gobierno federal viene recortando el dinero público para seguir mejorando nuestro sistema de salud estilo Dinamarca. No cabe duda: cuando la corrupción se mezcla con la incompetencia, el pueblo sufre pérdidas humanas.
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