El sábado pasado se llevaron a cabo las asambleas distritales y la elección de los consejeros del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), y el proceso interno se destaca por la operación de funcionarios como el director del Instituto Zacatecano de Educación de los Adultos (IZEA), Saúl Cordero Becerril, así como de Omar Acuña, director del Sistema DIF estatal, quienes operaron en el multiforo, una de las sedes donde la militancia debiera acudir por su propios medios con tal de refrendar la confianza y democracia, pero no es así.
La pugna interna por ganar los espacios se dio en todos los municipios, y fue muy notorio el uso de camiones de empresas de las rutas 1 y 16 de la zona conurbada en sitios distantes como Jalpa, donde distintos grupos están movilizando a sus seguidores con tal de posicionarse; mutuamente se persiguen y acusan de acarreo, así como del uso de recursos públicos. Fue abierta la guerra fratricida y la imposición.
Esto es solo la muestra de lo que se pueda dar más adelante en la pelea por la dirigencia estatal de Morena, el 7 de agosto, cuando habrá de definirse quien gana; si el grupo de históricos que lideran Fernando Arteaga, o bien, si son los monrealistas con Omar Carrera quienes logren la presidencia estatal. Harán lo propio Ulises Mejía Haro que promociona a Claudia Sheimbaum rumbo a la elección presidencial de 2024, mientras que a Saúl Monreal le interesa concentrar el apoyo hacia el ahora senador Ricardo Monreal, también aspirante presidencial. Considérese también al grupo de José Narro, quien tiene sus propias canicas.
Es para los guindas de Zacatecas imposible refrendar la tan cacareada transformación y demostrar que pueden lograr la unidad al ser tantos los intereses que están en juego, tanto que no se descarta la violencia, como ya se vio en 2019, cuando grupos ligados al monrealismo reventaron la asamblea que se realizaba en aparente calma en la ciudad capital donde se reconoció al servidor de la nación Saúl Cordero y otros.
Entre ellos se conocen bien. Especial mención merece Verónica Díaz Robles, titular de la Secretaría del Bienestar, quien inmovilizó vehículos oficiales para evitar que fueran usados por los servidores de la nación lo que fue aplaudido por algunos zacatecanos, sin embargo, se sabe que ella es una de las funcionarias con mayor interés en ganar los puestos clave de la dirigencia morenista, lo que no sorprende, porque es evidente como ha incrustado a su gente en el gobierno del estado logrando el mote de virreina de Zacatecas.
Mientras tanto, el gobierno del estado, a cargo de David Monreal Avila, que se ha convertido en operador de los programas federales instrumentados de acuerdo con la visión de la delegada, así que la llamada nueva gobernanza, se ha asumido en la hija menor de la 4T que depende directamente de las políticas del presidente Andrés Manuel López Obrador y de lo que decida Díaz Robles.
Así que el encerrar las camionetas de la SEBIEN parece una medida muy oportuna; sin embargo, desde esta secretaría es donde seguramente se operan las estrategias de movilización y el dispendio de recursos para posicionarse a favor del grupo de la delegada. Es conocido que a los beneficiarios de los programas sociales son obligados a acudir a mítines partidistas y se les presiona para votar por los candidatos morenistas, o sea lo mismo que antes, sólo que ahora no es táctica del pasado neoliberal como grita el presidente, sino el proceder normal de la 4T.
Lo que hoy vemos en Morena no es nada nuevo, es lo mismo que tanto le han criticado a la oposición ahondando la crisis en sistema de partidos, generando mayor desconfianza de la sociedad, y más aún, la decepción ciudadana al comprobar que la 4T tampoco respeta la ley, pero tienen buen maestro, López Obrador es el principal promotor de estas acciones, él hace siempre lo que quiere, parafraseando a conocida canción.
Por enésima ocasión hemos constatado la incongruencia con la que se conduce Morena, pues durante años los personajes principales de este instituto político se quejaron del uso de recursos públicos desde el Gobierno federal y los gobiernos estatales a efecto de favorecer al otrora invencible Partido Revolucionario Institucional (PRI) provocando la ruptura con AMLO, quien denunció el presunto fraude del que fue objeto en Tabasco, y en el 2006 tomó la Avenida Reforma en la Ciudad de México para exigir el recuento voto por voto para lograr que se repitiera la elección en virtud de que se habían usado recursos públicos para hacerlo perder.
Sin embargo, a partir de 2018 hemos constatado un viraje radical en la percepción y sobre todo en las acciones, pues se ha convertido en lugar común la participación de funcionarios federales, gobernadores y legisladores en actos proselitistas despertando la sospecha del uso de recursos públicos para manipular la voluntad ciudadana, igualito se está haciendo este fin de semana en Zacatecas.
Es en las redes sociales, sobre todo, es donde se puede conocer la opinión de muchos zacatecanos de buen corazón y hasta inocentes que hacen notar su angustia y decepción: así no Morena.
Ante este nuevo episodio es necesario que los zacatecanos abran bien los ojos, que entiendan que la gente y sus problemas no son una prioridad de los políticos, aunque en sus discursos lo sostengan, la realidad, que es la última prueba de la verdad desmiente a los de Morena.
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