En México, la desigualdad se ha profundizando durante los últimos años (2019-2022), comprendidos en esta década del auge de los súper ricos; en ella se enmarca el sexenio del gobierno de la Cuarta Transformación (4T), como se autoproclamó, ni más, ni menos, que la más ambiciosa transformación revolucionaria en la historia de México; según esto, seis años de esta década de auge corresponderían a la 4T; seis años, de los que han transcurrido cuatro, coincidiría con el auge de la desigualdad social mexicana.
Los súper ricos habrían alcanzado la riqueza extrema que soñaron y llegarán a la cima de su felicidad, a pesar de la terrible pandemia y las crisis que agobian al resto de la sociedad; pandemia y crisis que para los multimillonarios han representado un beneficio extra porque, en medio de la catástrofe, sus ganancias aumentaron y su fortuna se acrecentó aún más.
Según la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 2018 había 51.9 millones de personas en situación de pobreza (41.9%) de la población; y en 2020, el número de mexicanos en esta condición había aumentado a 55.7 millones, es decir, casi cuatro millones de pobres más.
Julio Boltvinik, profesor-investigador del Centro de Estudios Sociológicos (CES) del Colegio de México (Colmex), señaló poco después del arribo de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia, que “no hay, en las medidas anunciadas, algo que realmente vaya a cambiar la esencia del modelo (…). La esencia del modelo noeliberal es el libre comercio de bienes y servicios, movimiento libre de capitales y poca intervención del Estado en la economía. Sólo en este último hará un pequeño cambio, pero como no hay, ni quiere hacer una reforma fiscal progresiva para captar muchos más ingresos de los que está captando, no va poder llevar a la práctica la redistribución masiva del ingreso y de la riqueza que supondría un modelo distinto al neoliberal”.
En palabras de Carlos Brown, gerente de justicia fiscal de la Oxfam, su propuesta de “paguen más quiénes más tienen”, el Movimiento Antorchista Nacional propone cuatro rubros: 1. Crecimiento económico; 2. Una política fiscal progresiva; 3. Generación de empleos; y 4. Aumento del gasto público para acabar con las carencias en educación, vivienda y servicios.
Pobreza y riqueza extremas, en realidad, son dos características inseparables de un mismo fenómeno: es imposible que la riqueza se concentre en unos pocos sin que la inmensa mayoría se empobrezca y deje de percibir una porción de la riqueza producida por todos, porque la han acaparado los miembros del otro extremo de esta desigualdad: los superricos. Hay que encaminarnos a construir un modelo que permita que la economía sirva en la justa distribución de la riqueza.
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