MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La educación, conduce a la transformación

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Muchas veces hemos escuchado a pedagogos, psicólogos, sociólogos, antropólogos, filósofos, políticos, docentes, líderes sindicales, padres de familia o simplemente a los estudiantes de cualquier nivel educativo en nuestro país, hablar, opinar o tratar de definir: ¿qué es la educación?

Algunos dicen que es un proceso complejo, otros que son políticas gubernamentales y que deben actualizarse o reformarse; que, si le corresponde a la familia, a la escuela, a la iglesia o al gobierno, educar a los niños y jóvenes. Discusión que finalmente pareciera que nos conduce al mismo extremo de donde partimos y que no hay una solución apropiada a la extensa y rica discusión que sobre el tema surge en todo momento, incluso cómo lema de muchos políticos en tiempo de elecciones, un tema demasiado serio para que lo abandonemos exclusivamente en manos de los políticos, que no se ocuparán de él sino lo suponen de interés urgente para su provecho electoral.

En nuestro país, parece que la educación ha aportado poco al estudio del fenómeno social denominado educación, quizás por muchos factores que nos llevan a un mundo de intereses creados, de grupos de poder, en la toma de decisiones y en la relación del Estado y sindicatos; pero también observamos un gran deterioro de las relaciones entre el Estado, la familia, la escuela y la sociedad en su conjunto, la sociedad carece, por ejemplo de seguridad, de salud, se ha degradado y se sigue degradando; seguimos poniendo en riesgo la sustentabilidad del país, consumiendo recursos no renovables, contaminando el agua y desforestando bosques y selvas a un ritmo sin precedente; la corrupción y la impunidad siguen generalizadas, ya aceptadas como hábitos de vida irreversibles, la inseguridad, el narcotráfico y el crimen organizado van en aumento.

Todos estos males que se relacionan con la educación, son el resultado de un fracaso, que sino es total, sí rotundo y contundente, que inicia desde el seno de familia, pero también en gran medida con la perdida de la parte sustantiva de lo que consideraríamos como una verdadera educación que proporcione la escuela y que no sólo sea un reproductor de un sistema de gobierno que de igual manera, adolece mucho en las prácticas educativas, políticas, y todo lo que les concierne en el nivel de toma de decisiones.

Para que nuestra sociedad tenga, una educación de calidad se tiene que hacer una lucha enérgica, para que el pueblo tome el poder político del país y exigir un sistema educativo público, científico, más moderno, eficiente y responsable.

La educación es un proceso transformador, que inicia buscando transformar al individuo, para que éste transforme su conciencia, la realidad social y las relaciones sociales; pero que en la práctica cotidiana y verdadera no es capaz de transformar las relaciones con el Estado, porque la sociedad prepara a sus nuevos miembros del modo que le parece más conveniente para su conservación, no para su destrucción, quiere formar buenos socios, no enemigos ni singularidades antisociales.

Por esta razón, en la actualidad se seguirá buscando que la educación sea transformadora, y se deberá empezar por el individuo de forma particular, para que éste vaya transformando su entorno social con base en su conciencia crítica, es decir, que desarrolle hombres libres. 

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