En México el gobierno de la 4T nos prometió en materia educativa el oro y el moro, pero la realidad es que, lo prometido en promesas se quedó, y que lo realizado está por debajo, incluso de los resultados obtenidos en regímenes anteriores.
Aunque es verdad que las revoluciones triunfantes provocan verdaderos cataclismos en todos los órdenes de las sociedades que sustituyen, y que al caos imperante urge organizarlo y poner orden en el en todos los aspectos, incluido entre los más relevantes el aspecto educativo; aquí no se ha producido ninguna verdadera revolución, pero sí un caos en el terreno de la educación, porque no sabemos cuáles son los objetivos que vamos a perseguir en el proceso sistemático de atención, ni los objetivos programáticos de estudio, ni a dónde vamos.
La 4T ofreció elevar la calidad de la educación, poniéndonos a la altura de sistemas educativos como el holandés o el de Bélgica, con escuelas bien equipadas, maestros bien preparados con una actualización permanente, con espacios deportivos y culturales, que proporcionaran a nuestros estudiantes una educación integral.
Todo quedó en buenos deseos, porque ya vamos a más de la mitad del periodo de gobierno de la 4T, y lo que vemos y sabemos es que con la aparición de la pandemia causada por el COVID-19, se suspendieron las clases presenciales y se instrumentaron las clases virtuales a distancia con el plan “Aprende en casa l y ll”, y el resultado fue un estrepitoso fracaso, porque no se tomó en cuenta la verdadera situación del país en donde solo el 56% de los hogares cuenta con internet, solo el 44.3% tiene un equipo de cómputo, provocando que se desertaran 5.2 millones de niños y jóvenes, además de que al quedar sin empleo 12.5 millones de familias, los hijos tuvieron que trabajar en lo que fuera para completar el gasto que les ayudara a sobrevivir.
A los maestros se les ofreció una preparación integral y actualizada, aumento en sus salarios, plazas y contratos en centros educativos, ¿y cuál ha sido el resultado?: la reforma educativa solo sufrió leves e insustanciales modificaciones, el aumento a los salarios nunca llegó, pero sí llegó un recorte al salario de 12 mil maestras y maestros, los contratos llegaron a su fin y no se renovaron, y las plazas, solo las de los que se van muriendo o jubilando.
Nuestro país carece de infraestructura educativa adecuada, hay escuelas con salones improvisados, otras abandonadas, muchas más sin agua suficiente, sin mobiliario adecuado, sin pintura, sin internet, sin tecnología. Incuria total.
De un total de 145, 704 escuelas de educación básica, 33% funcionan con estructuras atípicas porque no se apegan a la normatividad establecida, 45% no están conectadas al drenaje, 20% no tienen agua, y 5% no tienen electricidad, y el problema mayor es que el presupuesto asignado a la educación es totalmente insuficiente para resolver estas necesidades urgentes.
Las estadísticas manejadas aquí, demuestran el abandono en que se encuentra nuestra educación, resultado del gobierno de la 4T, aunque según él todo es miel sobre hojuelas, así que, nuestra educación continuará en el caos y el abandono si nosotros padres de familia, maestros y alumnos no tomamos el problema en nuestras manos, y nos abocamos a resolverlos con la urgencia que se requiere. El problema lo tiene que resolver el que lo sufre. El pueblo que sufre los problemas es el que tiene que resolverlos, si esperan que otros vengan a resolvérselos, puede esperar sentado.
Pero para que el pueblo pueda tomar en sus manos sus problemas, y resolverlos, debe estar organizado, concientizado y decidido.
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