El programa de Escuelas de Tiempo Completo ya no existe en México, por decreto gubernamental y por confirmación de la secretaria de Educación Pública, fue eliminado para crear el ahora denominado La Escuela Es Nuestra (LEEN), financiado en el ejercicio fiscal de 2022.
Las escuelas de tiempo completo cubrían la alimentación de los estudiantes en la modalidad de comida caliente y clases adicionales de educación artística, deportes y lenguas extranjeras, principalmente el inglés. A 3.6 millones de niños en situación de pobreza, a madres de familia que atenuaban el tiempo de mantener a sus infantes en la escuela y su horario laboral, con profesores que eran contratados especialmente para las materias extras y principalmente la formación integral de los educandos en los primeros niveles de enseñanza; pero nada de esto fue suficiente para detener el golpe financiero que le esperaba con la llegada del “mejor” presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, según él y sus chairos.
El programa estaba en la mira de la Secretaría de Educación Pública (SEP) para minar y extinguir lo que ininterrumpidamente se instrumentó durante cerca de una década con muy buenos resultados.
El atraco inició en 2019, cuando el Gobierno federal redujo el presupuesto del programa al 50 por ciento. En 2020 este programa fue sustituido por la modalidad “La Escuela Es Nuestra” con un presupuesto de 1,187 millones de pesos, dinero que se entrega directamente a los comités, por orden del presidente, para evitar “intermediarios”, según él.
La Escuela es Nuestra fue auditado y no comprobó cerca de 573 millones de pesos destinados a mejorar la infraestructura de los planteles, en su momento se dieron a conocer múltiples testimonios del fracaso de la medida, simplemente porque los comités de obra no tenían experiencia de realizar obras educativas y sí muchos casos en que el recurso se utiliza de manera personal, es decir, la corrupción terminó con la buena voluntad de los padres de familia. Ya para el año 2021 no se asignaron recursos para el programa y para este 2022 desaparece definitivamente, la Escuela de Tiempo Completo.
La secretaria de Educación, Delfina Gómez, especializada en cobrar el diezmo a los trabajadores del Ayuntamiento de Texcoco, donde fue alcaldesa, enfatizó ilógicamente que se eliminó el programa porque es más prioritario aplicar el recurso en mejorar la infraestructura para el regreso a clases presenciales, que invertir en la formación integral de los estudiantes de educación básica.
De nada sirvió la evaluación del Consejo Nacional de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), cuya opinión fue favorable para el programa de la Escuela de Tiempo Completo, aplicado de manera especial en las zonas marginadas del país, donde arrojó como resultado un mejor rendimiento escolar. Lo mismo sucedió con el colectivo Mexicanos Primero, que interpuso la demanda judicial ante la extinción del programa, logró una sentencia favorable y continúa la pelea en tribunales, por ello se apresuró el gobierno morenista a publicarlo en el Diario Oficial de la Federación (DOF), con la intención de hacer más tortuosa la batalla judicial.
Delfina Gómez, operadora política útil y oficiosa cuando de dinero se trata, y respaldada por López Obrador, anunció el fin de las escuelas de tiempo completo en las mal llamadas mañaneras, para dar un golpe de autoridad presidencial y de esta manera evitar protestas e indignación por los padres de familia y conocedores del tema.
No es ninguna temeridad o exageración concluir que la 4T ha convertido la educación en rehén de sus políticas electorales y de sus negocios personales.
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