MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La Escuela es Nuestra, con más tintes electoreros que educativos

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En redes sociales circula la denuncia de la directora de una primaria de la colonia popular Prados de Santa Lucía, del municipio de Zapopan, Jalisco, sobre una posible intromisión política en el plantel a su cargo. A través de un vídeo, la docente denunció que, en días recientes, al llegar a la escuela se encontró con un cartel, sin firma, en el que se estaba convocando a los padres de familia a una reunión, con su identificación del "INE" y comprobante de domicilio, para que el plantel se integre al programa de bienestar La Escuela es Nuestra.

La maestra destaca, además de que se está pasando por encima de la autoridad inmediata de la institución educativa, pues la dirección de la escuela es la instancia encargada de convocar a toda la comunidad escolar, ya sean padres de familia, personal docente o alumnos, lo más extraño es que gente desconocida esté pidiendo identificación oficial y comprobante de domicilio, con lo cual la convocatoria evidencia la sospecha de fines políticos y electoreros, más que educativos.

Es oportuno mencionar que sí por algo me llamó la atención la inconformidad de la directora, es porque el Movimiento Antorchista tiene presencia en Prados de Santa Lucía, además la zona forma parte del cinturón de miseria del Área Metropolitana de Guadalajara, con carencias que van desde abasto de agua potable, drenaje sanitario, pavimentación de calles, entre otras que afectan seriamente, no solo a los pobladores, sino en especial a los menores que asisten a los planteles del lugar.

Como he dejado claro en colaboraciones anteriores, para resolver las necesidades como las que arriba se mencionan, se requieren cuantiosos recursos públicos, mismos que no pueden ser resueltas con la entrega directa de un poco de dinero a unas cuantas personas, es decir con dádivas. Por lo que ante el incidente que se está presentando en dicha escuela primaria, considero necesario reiterar el llamado, sobre todo a los padres de familia, para que no se dejen engañar con promesas fáciles y exijan soluciones viables, que resuelvan a fondo los problemas para que sus hijos puedan recibir educación en mejores condiciones. 

Para tal efecto, no hay mejor alternativa como informarse recurriendo a los recursos a nuestro alcance. Está debidamente documentado que el programa federal Escuelas de Tiempo Completo (ETC), fue eliminado por el presidente Andrés Manuel López Obrador desde que arribó al Gobierno federal, afectando a 3.6 millones de alumnos en situación de pobreza y pobreza extrema y en su lugar fue creado el programa La Escuela Es Nuestra (LEEN), destinado para las escuelas de los niveles preescolar, primaria y secundaria, ubicadas en las zonas de alta y muy alta marginación.

Según el portal digital del Gobierno federal, los planteles seleccionados, además de estar sujetos a la disponibilidad de recursos federales, deben ser con las de mayor carencia de servicios: agua potable, electricidad, lavamanos, infraestructura para discapacidad, materiales para discapacidad, internet, computadoras, que presentan mayor abandono escolar, ubicados en localidades con índices elevados de marginación o en localidades con índices elevados de rezago social, situadas en localidades con población menor a 50 personas, con presencia de población indígena o afromexicana.

El programa LEEN es operado en cada plantel por un Comité Escolar de Administración Participativa, integrado principalmente por padres o madres de familia elegidos vía una asamblea, quien se encarga de decidir el destino de los recursos asignados.

Ahora bien, aunque la colonia Prados de Santa Lucía sea la otra cara de Zapopan por los niveles de desigualdad y pobreza que presenta, no forma parte de las localidades consideradas en zonas prioritarias. Es más, según las estadísticas oficiales, todos los municipios del Área Metropolitana de Guadalajara tienen grado de marginación bajo y muy bajo, es decir, basados en estas consideraciones es difícil que los planteles de la ciudad sean seleccionados para recibir recursos del programa LEEN.

Por otra parte, dicho programa, desde que fue creado, ha sido señalado por no contar con manuales de operación ni de rendición de cuentas; la transparencia está ausente. No se trata solo de que se desconfíe de la tesorera, sino es necesario que se lleven cuentas y saber en qué y cómo se gasta el recurso, pues éste forma parte de la riqueza que generamos entre todos los mexicanos.

Tampoco se sabe si se están respetando las normas de construcción. Si son problemas menores como vidrios, sanitarios, bebederos o resanar paredes, no hay broncas mayores. Pero, si se trata de cimientos, paredes completas, drenajes o cableado eléctrico, para esos trabajos el pueblo requiere el consejo de expertos. Sin embargo, nada de esto está contemplado.

Bajo este contexto, es oportuno advertirle al pueblo de Prados de Santa Lucía, así como, a todos los jaliscienses que eviten caer en los discursos de falsos redentores. Debemos entender, aunque no seamos especialistas en administración pública o ingeniería civil, que rehabilitar, ampliar o construir instalaciones educativas, no es lo mismo que hacer alguna mejora en la casa del vecino, como se dice popularmente. 

A estas alturas, basta no ser fanático de Morena y de la Cuarta Transformación, para percatarnos de que por la forma en está diseñado y operando el programa LEEN tiene más tintes electoreros que educativos.
 

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