El país entero y el estado de Nuevo León le pide al Gobierno federal que reconozca y actúe en consecuencia, reconfigure en unidad y con objetividad el abatimiento de la inseguridad que vive nuestro país en los distintos estados que conforman nuestra patria, no se puede ocultar, ni es sano esconderse o refugiarse en puro “amor” es claro que la violencia está completamente fuera de control y no se presente una estrategia para frenar la creciente inseguridad.
Los asesinatos muy recientes como el del empresario hotelero Raphael Tunesi, asesinatos de periodistas, la de los sacerdotes Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, recientemuerte de policías en N. L. en manos del crimen organizado,además la humillación al Ejército en Michoacán y comunidades despojadas de sus viviendas como en Zacatecas, así como los retenes de civiles fuertemente armados, exhiben la total impunidad con la que se mueven los narcos en este país.
Está claro que México vive la peor ola de violencia, casi el doble de la registrada en el sexenio pasado y casi el triple de la ocurrida en el sexenio antepasado. La decisión del gobierno federal de asfixiar presupuestalmente a las policías de los estados y municipios debilitó institucionalmente la capacidad de respuesta local, agregando la falta de condiciones económicas y sociales para la clase trabajadora quedando expuesta ante cualquier opción de sobrevivencia, favoreciendo a los grupos delincuenciales, ya que todos estos desamparados quedan prácticamente en sus manos.
El gobierno de la Cuarta Transformación que encabeza Andrés Manuel López Obrador se perfila a ser el más violento de la historia de México. En el periodo de la actual administración, se han registrado un poco más 121,655 homicidios dolosos y feminicidios, con lo que ya se superaron las 120,463 muertes violentas ocurridas durante el sexenio del panista Felipe Calderón Hinojosa, cuando se activó la guerra contra el narcotráfico, y está a poco más de 34,000 de rebasar la violencia registrada de su antecesor Enrique Peña Nieto. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la percepción de inseguridad de los mexicanos aumentó del 65.8%, en diciembre de 2021, al 66.2% en marzo pasado.
Mientras no se proyecte como reconfigurar y rehabilitar a la economía productiva y su justa distribución, las cosas no van a cambiar, la realidad es terca, es testaruda y en mucho, superando en gran medida a la de nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador que sigue empecinado en resolver y controlar a la delincuencia organizada con “abrazos y no balazos” y otra “amor con amor se paga” solamente en la idea es bueno, pero los hechos, la realidad es completamente opuesta, muertes y mas muertes y algunas muy visibles por considerar que son personas o personajes que no tendrían por qué salir afectados por dicha delincuencia, desafortunadamente la mayoría de los muertos los pone la clase trabajadora olvidada desde siempre dentro del modelo capitalista e incrementándose ante la ausencia de un gobierno justo y equitativo en el modelo neoliberal que vive y da coletazos devastadores para los mas desvalidos, es el pan de cada día, muerte, tristeza, desaliento, enojo, protesta, sin resolverse nada, ni la intención de querer resolver verdaderamente el fenómeno socioeconómico.
La clase dominante no realizara ningún cambio que beneficie a la clase dominada, esto no sucederá, solamente en el mejor de los casos la asistirá para que la clase trabajadora no se muera de hambre, el darle condiciones optimas a la clase trabajadora es alimentar al leviatán que acabaría con la clase poderosa. Por lo tanto, esto nos lleva a reflexionar y actuar de manera distinta ante gobiernos que siguen favoreciendo y además hasta alabandocomo entes salvadores íntegros del desarrollo de nuestra sociedad, se olvidaron de la mafia del poder y ahora la ensalzan y justifican diciendo que son austeros e institucionales, “orgullo de México.” Urge por el bien de México y sus mexicanos, un gobierno nacido de las entrañas de mismo pueblo educado, sensible, humanista, conocedor de los fenómenos técnicos y científicos que intervienen el desarrollo de nuestra sociedad. Mientras esto no suceda todo seguirá igual, los dueños de los medios de producción impondrán a sus títeres que gobierne de a cuerdo a sus intereses olvidándose por completo de los obreros y jornaleros de Nuevo León y todo México. Antorcha invita a todo el pueblo de Nuevo León y México a sumarnos en unidad indestructible como una roca, solidarios, donde prevalezca lanecesidad del humano e impere la justicia y equidad, y democráticamente hacerse del poder político de la nación. Y entonces y solo entonces disminuirá la inseguridad y desigualdadsocial y económica, gran deuda del Gobierno federal y sus compinches.
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