Nunca es demasiado tarde para condenar un asesinato, del modo que sea, pero siempre es preciso que levantemos la voz ante un acto tan vil como es el quitar la vida a una persona, y se vuelve más crítico el hecho de que el móvil del asesinato sea el solo por el hecho de ejercer alguna profesión en particular y se vuelve aun peor cuando esta profesión es una tan noble y necesaria como el de investigar, procesar y dar a conocer la información lo mas apegada que se pueda a la verdad, sin ningún tipo de sesgo o influencia personal o del tipo ideológico, como lo hacen las gran mayoría de los periodistas. En esta ocasión, como ya dije, quiero expresar mi repudio en contra de los asesinatos a los periodistas en general, pero mas en especifico a nuestros periodistas asesinados en el territorio mexicano.
El problema no es nuevo. Según una publicación en articulo19.org desde el 2000 a la fecha se contabilizan 148 periodistas asesinados en el territorio mexicano, con posible relación directa al desempeño de su labor comunicativa. Como digo el asunto no es nuevo, pero cobra especial relevancia en estas fechas por que en lo que va del año han asesinado a tres periodistas, estos asesinatos y los que han sucedido en lo que va del sexenio de López Obrador, ¿por qué digo esto? Porque en este gobierno, por un lado, en el discurso oficial se dice que se respeta la liberta de expresión, que no hay, como si lo había en el pasado, persecución a los periodistas que son incomodos al gobierno, y que por el contrario se da la apertura para que se critique al poder en turno, en fin, un discurso de total apertura a la critica hacia el gobierno, pero por otro lado, hemos sido testigos de una campaña sin precedentes en contra de los medios de comunicación en general por parte del presidente de la república, desde las mañaneras se ha puesto de manifiesto, en los hechos, en la realidad que el presidente es intolerante a la crítica, a que se expongan los errores de su gobierno, tanto es así que se implementó la sección quien es quien en las mentiras, que es un contra ataque disfrazado de un acto de libre derecho de replica hacia “las mentiras que se publican en contra del gobierno en general”.
No me quiero detener mucho en este sentido porque no es el propósito de mi colaboración, solo lo tomo para poder poner un poco de contexto porque al haber un discurso de odio, divisionista, de atacar a los periodistas, de menospreciar, de mantener un discurso pasivo pero constante, se va abriendo la puerta en el sentir cotidiano de la población en general de que atacar a tal o cual persona, grupo o empresa es normal, dado que la persona con mas capacidad de ser escuchado lo hace y por lo tanto se pudiera tomar como un acto normal el hacerlo. Este acto se vuelve exponencialmente mas peligroso por la realidad misma que vive nuestro país, donde la delincuencia goza de mayor impunidad, de mayores libertades para actuar sin que las autoridades correspondientes se inmuten ante los actos barbaros de los grupos criminales, matan a diestra y siniestra, a sus anchas.
Dado este panorama se explica fácilmente que las amenazas y asesinatos en contra de periodistas vayan en aumento, una por la libertad con que actúa el crimen organizado, otra por el discurso de odio y polarizante que se maneja desde el gobierno federal y al final, esto se agrava porque día a día se hace más evidente la actuación de estas dos fuerzas, el vinculo y las relaciones que los mantienen unidos, y esto como digo, no es del agrado para ninguno de los dos grupos mencionados, el crimen organizado y el gobierno. Es triste que una labor tan noble y necesaria como es el periodismo esté siendo criminalizada de forma tan grave y además que sea una de las que goce de mayor impunidad para las víctimas, es lamentable que el periodista este firmando su posible sentencia de muerte cada vez que pone su nombre a alguna nota incomoda para el gobierno, para el crimen organizado o para algún actor político en general. Debemos levantar la voz, enérgicamente en contra de los atropellos que vive, en nuestros tiempos la libertad de expresión. Defendámosla como la joya mas valiosa con la que contamos en tiempos de incertidumbre e impunidad. Y a propósito del asesinato este 23 de enero de la periodista Lourdes Maldonado López, en Tijuana Baja California, como dijo Fernando Celada en su poesía La caída de las hojas: … “Murió aquella mujer con la dulzura de un lirio deshojándose en la albura del manto de una virgen solitaria; su pasión fue más honda que el misterio, vivió como una nota de salterio, murió como una enferma pasionaria”.
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