La canasta básica desde, hace muchos años, es el tabulador de precios de los productos básicos e indispensables para la vida del ser humano y la sobrevivencia en su hogar. En cada lugar del país y del mundo la valoración es distinta y particular.
En México, cada día se vuelve un horror, una agonía, el simple hecho de saber que hay que ir al mercado a comprar la despensa de la semana; y es que los precios de los productos de la canasta básica, hoy en día, son altísimos. La inflación los ha elevado significativamente.
Tanto las redes sociales, televisión, radio y demás medios de comunicación, han ejercido la función de voceros implacables, cada vez que suben de precio los productos de la canasta básica. En estos días, han circulado sin fin de videos que precisan y dan a conocer los precios y el porcentaje inflacionario que llevamos.
Pero, ¿la realidad requiere de que se difunda hasta el cansancio? ¿Solo se trata de que el periodismo se encargue de informar sobre el aumento de los precios? ¿Y dónde queda las acciones que han tomado los gobiernos para, por lo menos, para paliar esta situación?
Todas estas cuestiones quedan al aire. ¿Por qué los precios siguen subiendo? Y para ello da al clavo un reportaje de Imagen Noticias Puebla que señala que “de acuerdo con la asociación nacional de pequeños productores, el precio de la canasta básica se disparó 14.7 por ciento en la primera quincena de febrero de 2022”. El reporte consistió en una visita a 3 puntos estratégicos de giro comercial; la central de abastos, un mercado municipal y un supermercado.
Y el resultado fue sorprendente: precios por las nubes; el kilogramo de limón en el supermercado cuesta más de 100 pesos. Ya no es posible comprar carne de puerco o res, porque no baja de los 150 pesos.
La inflación en nuestro país cerró en 2021 en 7.37 por ciento, el INEGI desde unos meses antes de terminar el año ya tenía la protección, y que solo las confirmó.
En su programa del 9 de diciembre de 2021, Milenio señala que las causas de la inflación son dos: reducción de la oferta de dinero y la disminución de la compra de bienes.
Para este análisis habría que decir que, en el sistema capitalista, hasta el mismo papel moneda es una mercancía. Que la moneda, para su impresión y próxima circulación, debe estar acordé al Producto Interno Bruto (PIB) anual, debe estar sustentado en trabajo humano y en producción de bienes y servicios, que es lo que mide el PIB.
Desgraciadamente esto refleja más. Tras casi dos años de pandemia por la covid-19, la economía quedó paralizada, cierto, pero no para todos, los ricos más ricos del mundo pasaron de ser de multimillonarios a milmillonarios, como señala la Oxfam en su informe anual y con ello, como consecuencias las desigualdades también crecieron, los pobres se han vuelto más pobres.
Los empleos en todo el mundo se escasearon, se agotaron y la gente ya no encontraba nada. Caso contrario pasó con los milmillonarios, que la pandemia les sirvió para acrecentar su fortuna.
Además de mostrar, a escala mundial, que este sistema económico que tenemos está condenado a reproducir todos los días miles de millones de pobres.
Y también nos refleja que este mismo sistema ya forjando a su propio sepulturero al pueblo, que falta organizarlo, politizarlo, para que luche incansablemente por la emancipación definitiva, cambiando el modelo económico como lo dice Antorcha.
Los 4 ejes económicos que propone el Movimiento Antorchista van encaminados a contrarrestar los males que ha dejado la desigualdad, la pobreza que cada día se siguen agudizando, y son: Política fiscal progresiva, reorientación del gasto público, más empleos para todos, elevar los salarios para que nos alcancen para vivir bien. Esto es lo que en verdad requiere de una difusión masiva porque realmente sanaría progresivamente al país y al mundo. Antes de que sea tarde.
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