El 21 de julio del año 2007 murió el maestro Víctor Puebla; Víctor Manuel Torres Jiménez era su nombre verdadero. Era un hombre de teatro, director de escena y uno de los creadores más reconocidos y respetados en el medio cultural poblano.
Estamos a pocos días de que se lleve a cabo el VI Festival de Teatro “Víctor Puebla”, que es uno de los eventos artísticos más importantes del Movimiento Antorchista Nacional, un evento en el que se revive el legado dejado por aquel gran maestro de teatro. Pero ¿por qué celebrarlo? Bueno, la respuesta para algunos es sencilla, para otros no lo es.
Los que lo conocieron nos cuentan las maravillas de su persona, lo describen como un ser comprometido con su trabajo, con sus compañeros y sus ideales, nos cuentan de la labor que hacía, que era una persona que trabajaba con pasión, con la intención de que su trabajo se presentara a su pueblo.
Nos muestran los escritos que realizó, obras que son muy reconocidas por propios y extraños, obras que se enriquecen con las tradiciones, la historia y el cariño de Puebla y de su gente, nos cuentan del empeño que ponía para enseñarle a cada uno de sus actores, a quienes trataba como a hijos, como a familia.
Los que no lo conocimos no nos sentimos alejados de lo que él representaba, pues en sus alumnos, hoy maestros nuestros de la Compañía Nacional de Teatro, podemos observar y sentir el legado de sus trabajo, sus ideales que siguen vivos en sus estudiantes. Su lucha es la nuestra también. Su teatro se sigue haciendo. Su pasión aún la sentimos.
¿Por qué celebrar a Víctor Puebla? Porque al hacerlo no celebramos solo a su persona, celebramos todo lo que hizo, que es el teatro popular, y que sigue latiendo con fuerza en sus alumnos, en sus compañeros, en la lucha revolucionaria que él abrazó y que hoy abrazamos nosotros.
No, Víctor no ha muerto. Su espíritu sigue vivo en el escenario, su corazón late en sus obras, sus ideales resuenan en sus estudiantes. No morirá porque no olvidaremos lo que hizo, no morirá porque no claudicaremos, no morirá porque haremos teatro.
¡Víctor no ha muerto! ¡Víctor está presente!
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