Hoy que el semáforo verde nos permite retomar todas nuestras actividades, con los debidos cuidados sanitarios, me he permitido recorrer 17 municipios y más de 400 comunidades para dar continuidad a la lucha social, frenada por la pandemia, y rememorar todo el trabajo que el Movimiento Antorchista ha realizado a lo largo de 24 años de existencia en la región de la sierra y la huasteca hidalguense.
Al palpar cada fruto, cada obra, cada logro, nos es preciso recordar los pormenores de cada una de las luchas que tuvimos que librar los antorchistas para gozar de tales resultados, algunas muy aleccionadoras, pero terriblemente dolorosas como la pérdida de un compañero víctima del sistema, y muchas otras que produjeron un efecto contrario al que buscaban los enemigos del pueblo; en todas ellas la participación de campesinos, estudiantes y maestros fue firme y decisiva.
Es muy importante destacar que, en todas, no habríamos triunfado si no fuera por la atinada dirección de nuestra organización encabezada por el secretario general, Aquiles Córdova Moran y por Guadalupe Orona Urías.
La gestión del pueblo organizado en Antorcha ha dado miles de resultados en obras para municipios como: Tlanchinol, Yahualica, Huejutla, San Felipe, Xochiatipan, Calnali, Chapulhuacán y Pisaflores, por mencionar los más representativos, por la cantidad de recursos que se lograron y que sirvió para pavimentar miles de kilómetros de calles. En Pueblo Hidalgo se pavimentaron 6 kilómetros y en Jalpa se invirtió 4 millones de pesos tan solo para pavimentar las calles de la comunidad.
Gestionamos la pavimentación de caminos, como el de Temango- Ahuatitla, con una inversión de 84 millones, y la del camino de Ehuatitla. Logramos la ampliación de energía eléctrica, en comunidades de Huejutla, Tlanchinol, Yahualica, Calnali, San Felipe; la construcción de muros de contención y puentes peatonales y vehiculares, como el de San Andrés en Calnali; la introducción de sistemas de drenaje y de agua potable; miles de toneladas de maíz para el consumo humano.
Asimismo, la entrega de miles de paquetes de vivienda, tinacos y paquetes de láminas; la construcción de clínicas, así como de aulas, patios cívicos, techados y bardas perimetrales en escuelas de nivel básico, como las realizadas en las escuelas de la comunidad de Santa Teresa y Mecatlán; y la construcción de un muro de contención que incluyó la reparación de una red de agua, que hoy es emblema de la cabecera municipal de Yahualica, con 3 millones de pesos.
Los antorchistas gestionamos y logramos lo que muchos presidentes municipales no pudieron hacer, y a veces no porque no lo quisieran, sino por el escaso presupuesto que tienen estos municipios que están considerados en pobreza extrema, pero además, porque buena parte del presupuesto se emplea en gasto corriente y publicidad, o en dar soluciones baratas y provisionales a problemas viejos y graves como la falta de agua potable y sistemas de drenaje con plantas de tratamiento para las aguas residuales, la pavimentación de caminos, la rehabilitación de escuelas, la falta de un sistema de salud que cuente con médicos y medicamentos necesarios, o el desempleo que, de no resolverse a la brevedad, siempre mantendrá en la pobreza a la población, por el poco o nulo desarrollo que toda la región norte del estado ha mantenido desde hace muchos años y de lo cual no solo son responsables los alcaldes, sino incluso el propio gobierno del estado y el Gobierno federal que han sacrificado muchas vidas humanas a cambio de realizar proyectos que son un capricho personal más que una necesidad del pueblo.
Hoy existen miles de hidalguenses sin empleo, sin vivienda, sin servicios y sin alimento, eso quiere decir que el Movimiento Antorchista, como organización política y social, está más viva y latente que nunca, la experiencia y los años nos han demostrado que la transformación radical que necesita el país la tenemos que construir nosotros mismos.
No podemos ni debemos esperar nada de los gobernantes que en campaña se dan baños de pueblo, pero una vez en el poder, se niegan atender a sus habitantes con el consabido pretexto de que no hay dinero.
Nosotros los antorchistas mucho hemos aprendido de las luchas que hemos librado y nos llena de gozo el resultado y la contribución que con nuestro trabajo hemos hecho en beneficio del pueblo hidalguense. Estamos dispuestos a seguir trabajando, pues la pandemia de la covid-19 ahondó más la brecha entre ricos y pobres, y nos dejó claro que la clase en el poder no nos representa y que muy poco le importamos.
El trabajo y la encomiendo de los antorchistas seguirá siendo la educación y la organización del pueblo pobre para la construcción de nuestro propio partido, con el cual habremos de librar muchas batallas hasta la consecución de la toma del poder político. Empezamos.
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