MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La lucha por la autonomía (Segunda de dos partes)

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La lucha por la autonomía ha tomado relevancia en los últimos meses en algunas comunidades de la región de la Meseta Purépecha y del lago de Pátzcuaro, esta ha sido  encabezada por diferentes organizaciones o barra de abogados, que basándose en las coyunturas políticas y en las leyes que rigen en nuestro  país, se han planteado únicamente que en vez de que los ayuntamientos administren los recursos económicos que a cada comunidad le corresponden, lo haga ahora la comunidad, con un consejo comunal como administración; este consejo se divide en varias carteras que se asemejan a un pequeño ayuntamiento, así es como está el área de Coordinador que  hace las funciones del presidente municipal, el área de asuntos comunales sustituye al Jefe de tenencia, el área de deportes, del DIF, de cultura, de obras públicas, de medio ambiente, de mantenimiento y la forma de selección de cada responsable varía de acuerdo  a como estén organizadas las comunidades; algunas comunidades tiene dos barrios, otras tres, cuatro, cinco, hasta siete como la comunidad de Pichátaro. Cabe recalcar que en cada comunidad tiene sus variantes y complicaciones particulares para la elección de consejeros.

Así está en comunidades como: Nurio, San Felipe de los Herreros, Cheranastico, en el municipio de Paracho, Comachuén, Arantepacua, Turícuaro, Nahuatzen, Sevina en el municipio de Nahuatzen;  Pichátaro en el municipio de Tingambato;  Santa Fe de La Laguna en el Municio de Quiroga; Janitzio en el municipio de Pátzcuaro; La Cantera en el municipio de Santiago Tangamandapio; Jarácuaro en el municipio de Erongarícuaro; y Cherán y Santa Cruz Tanaco en el Municipio de Cherán como iniciadoras de este proceso.

Existen además otras comunidades que también han seguido este proceso alentado por líderes o grupos con el fin de obtener mayor presencia apolítica en la región. Del inicio de esta nueva modalidad de gobernar, se ha dado una serie de conflictos, desde la falta de experiencia de los consejeros, hasta conductas prepotentes, vanidosas e incluso hasta desfalcos. Algunas comunidades han rechazado abiertamente esta forma de gobernar y han regresado a los partidos políticos; una de las razones por las que se rebelaron las comunidades fue que los ayuntamientos no resolvían los problemas, pero desafortunadamente esas prácticas aún se repiten; no han cambiado, y a las diferentes comunidades seguramente les falta camino por recorrer para llegar al objetivo trazado.

El proceso de elección  que siguen estas comunidades es a través de la consulta de la asamblea general; al inicio de este proceso todo es miel sobre hojuelas y hay el espíritu de  cambio, de mejorar las condiciones de vida de la comunidad, pero en la mayoría de las llamadas autogobierno, ha faltado el elemento principal, que es impregnarle al proceso educación y concientización para defender a la clase que siempre ha estado en la marginación, para que verdaderamente se logré un cambio en beneficio de la mayoría de la población, y que además se haga partícipe de los cambios a esta misma población, pues en la mayoría no se le toma en cuenta y hay un distanciamiento entre las autoridades y los consejos comunales, de ahí que vuelven a salir a flote las diferencias y no la unión entre población y gobierno.

Estamos conscientes que es un proceso, y que puede durar años el cambio verdadero, pero en varias comunidades ya han hecho dos, tres y hasta cuatro cambios en menos de 5 años y las mejoras  no se ven, lo que nos dice que se está improvisando y no hay una ruta clara de cómo salir del bache; es indudable que en el pueblo está la inteligencia, el trabajo, el capital humano, la capacidad de gobernar un país, un estado y una comunidad, pero como han dicho los grandes teóricos de los cambios sociales: “sin teoría revolucionaria no hay cambios revolucionarios”, es decir, la teoría sin la práctica es estéril y la práctica sin la teoría es ciega, y creo que esta última se aplica a nuestras comunidades. La tarea que le queda a los verdaderos revolucionarios es llevar la conciencia al pueblo, a los más inteligentes, a los más comprometidos, a los más valientes, a los más abnegados: algunos pensarán que eso es imposible pero nuestro movimiento, el Movimiento Antorchista Nacional le apuesta a que es posible encontrar gente sensible en el pueblo, comprometida y además decidida a dar la vida por defender al pueblo humilde de nuestra nación. Solo cuando tengamos este tipo de gente es que se puede llegar a tener verdaderos cambios en las diferentes comunidades. 

El Movimiento Antorchista invita a todas las comunidades indígenas a que sumemos esfuerzos, a que compartamos experiencias, a que juntos como un solo hombre y un solo ideal busquemos la solución de los diferentes problemas. Antorcha lleva 46 años luchando del lado del pueblo y la experiencia nos dice que es la única que le está enseñando al pueblo trabajador a que tome conciencia y que se organice porque es la única vía que los pueblos del mundo puedan salir adelante y para muestra allí esta Tecomatlán, Puebla, cuna del antorchismo nacional.

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