En Hidalgo se ha dado un fenómeno que bien pudiera calificarse de ejemplo notable de cómo la política tradicional se ha corrompido y que, además, está secuestrada por los poderes económicos, a pesar de los decretos acerca del fin del neoliberalismo y el inicio de una nueva edad de oro postneoliberal. Me refiero a la "conversión mágica" del gobernador de Hidalgo, Omar Fayad Meneses –otrora acusado por la oposición como un ejemplar de lo más corrupto de la "mafia del poder" y del PRI– en amigo cercano y fiel colaborador del gobierno de la Cuarta Transformación.
Hace no mucho meses Fayad desató un pleito contra Morena y Obrador mediante un discurso corrosivo y agresivo, y una práctica activa en contra del nuevo partido, que lo llevó a tratar de impedir el contrapeso que sería para su gubernatura un nuevo Congreso con mayoría morenista. En ese tiempo el gobernador de Hidalgo trató de madrugar haciendo reformas que, supuestamente, "le darían poderes dictatoriales para hacer nombramientos a modo y hasta desconocer la mayoría de Morena". El pleito era por la presidencia de la Junta de Gobierno, que controla el presupuesto y decide los nombramientos de las comisiones de trabajo, poniendo en la pasada legislatura un candado que impediría a Morena presidirla durante todo el periodo.
Pero los diputados locales morenistas no se lo permitieron, acusaron a Omar Fayad de pretender "tener bajo su control el Congreso", siendo que ellos (Morena) ya eran "la primera fuerza política del estado". Omar Fayad defendió con todo su postura, por lo que adquirió fama de agresivo y de "cacique de Hidalgo". Los morenistas locales rompieron definitivamente relaciones con el gobernador y lo acusaron de represión y abuso de poder. En una revancha irracional, hasta solicitaron al Senado la desaparición de Poderes y que el Senado de la República –con mayoría morenista– se hiciera cargo de la entidad.
El escandaloso pleito entre el "viejo" y el "nuevo" poder parecía irreconciliable; pero ocurrió el milagro: la conversión de Fayad al lopezobradorismo. "No robar, no mentir y no traicionar" fueron los principios que, a decir del gobernador de Hidalgo, lo unen al presidente electo, Andrés Manuel López Obrador. Así lo aseguró en un video que hizo circular la noche del 3 de julio, apenas unas horas después de los primeros resultados. Ahora Fayad defiende a AMLO y AMLO a Fayad, sobre todo ante las rechiflas al gobernador en los actos del Presidente, que ¡ya se volvieron aplausos a Fayad! El tabasqueño le defendió y hasta le hizo un "reconocimiento especial". Ahora Fayad está en la gracia de AMLO, fue invitado especial del Presidente a la ceremonia conmemorativa del 104 aniversario de la Fuerza Aérea Mexicana donde se anunció el nuevo Aeropuerto Internacional de Santa Lucía. Ni lerdo ni perezoso, Omar Fayad ofreció un terreno de 900 hectáreas en Tizayuca "para disminuir el tráfico aéreo en este proyecto", y ante el anuncio de la Refinería Miguel Hidalgo aseguró que "como hidalguenses nos sumamos al Plan Nacional de Refinación y apoyamos su decisión de fortalecer al sector energético del país".
ésta es la nueva propaganda política en la época de la 4T: hablar mucho de los pobres, pero no hacer nada en favor de ellos. "ésta es de las regiones más marginadas, más pobres de México. Aquí hemos hecho el compromiso, de atender a todos, de escuchar a todos, de respetar a todos, pero de darle preferencia a la gente humilde. Por el bien de todos, primero los pobres", dijo López Obrador el 30 de marzo de 2019 en Hidalgo, y sentenció: "la fórmula es acabar con la corrupción y lujos en el gobierno para que todo lo ahorrado sea destinado al bienestar del pueblo".
El gobernador Fayad le secunda y afirma que "ante las necesidades de la gente, no importan las banderas, ni los colores políticos, porque los enemigos comunes son la marginación y la pobreza". Pero, ¿qué ha pasado con la pobreza en el gobierno de Omar Fayad y los tiempos de la 4T? Según el Informe anual sobre la situación de pobreza y rezago social 2018, que presentó la entonces Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), la pobreza en la población del estado de Hidalgo, es de un millón 478 mil 836 hidalguenses, casi 51 por ciento del total de su población refleja índices mayúsculos de pobreza, lo cual coloca a esta entidad en el séptimo lugar de entre los estados de la República.
De acuerdo con las cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo (Coneval), en Hidalgo existen más de 350 mil habitantes en pobreza extrema, o sea, mexicanos que no alcanzan ni siquiera a mitigar su hambre. Según este mismo, el índice de la Tendencia Laboral de la Pobreza (ITLP) en Hidalgo aumentó de 46.3 a 46.6% en octubre–diciembre, respecto al bimestre anterior. Esto quiere decir que casi la mitad de los hidalguenses no pueden adquirir alimentos básicos. Esto le ubica en el décimo lugar nacional en este concepto y muy por encima del promedio nacional que es de 39.8%
Ante esta realidad, los discursos de los gobiernos Federal y el de Hidalgo suenan plausibles y hasta deseables; pero cuando los pobres se atreven a pedir atención ante sus necesidades, Omar Fayad responde con represión policiaca, intimidación, amenazas y violencia mediática, verbal y física. Así la "mafia del poder" que se ha pasado con todas sus maletas al carro de la 4T con el beneplácito y la bendición de López Obrador. Todo esto permite comprender el verdadero fondo de la alianza "PRIMOR" en Hidalgo: enfilar sus baterías en contra del enemigo común: el pueblo pobre del que tanto se llenan la boca.
Eso es lo que hay en el fondo de los ataques despiadados e incomprensibles de Omar Fayad contra los más humildes hidalguenses organizados en Antorcha Campesina. No le importa violar las leyes, la Constitución y hasta los Derechos Humanos; justifica sus acciones porque el propio presidente tacha a los antorchistas de corruptos e intermediarios y se les puede hacer de todo: impedirles el derecho al libre tránsito y a la libre manifestación, provocarles accidentes mortales, dejarlos en su plantón que ya lleva más de 26 días, amenazarlos con policías vestidos de civiles y porros, tildarlos de malandros, meterlos a la cárcel sin justificación, etc.
En esta lucha ejemplar en Hidalgo, el pueblo pobre organizado está haciendo evidente que la vieja mafia del poder encuentra cobijo oportuno y comedido en la nueva mafia del poder y que ambas se han entendido de maravilla y se ponen de acuerdo para golpear a los pobres...Yo me pongo del lado de los pobres, definitivamente. ¿Y usted, amable lector?
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