MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La nueva carrera espacial

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El pasado 20 de julio se cumplieron 52 años de la llega del hombre a la Luna, los astronautas Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins a través del Apollo XI salieron del planeta para iniciar una travesía de cuatro días a través del espacio que separa a la Luna de la Tierra para llevar a cabo un proyecto nacido por la conquista del espacio y motivado por la Guerra Fría en uno de sus puntos más álgidos. De los tres astronautas, solo dos posarían sus pies sobre el satélite natural y solo uno tendría el título de ser el primero. Dicho acontecimiento fue seguido de cerca por millones de personas alrededor mundo, la radio y el televisor a blanco y negro fueron los encargados de transmitir al mundo el logro estadounidense. Era el año de 1969.

Previo a eso, en octubre de 1957 también con un trabajo mediático con los medios a disposición se puso en circulación el primer satélite lanzado al espacio, era el Sputnik I, firmado por la Unión Soviética e inaugurando con ello la carrera por la conquista del espacio, luego en abril de 1961 Yuri Gagarin también soviético llevó a cabo el primer viaje espacial. Con ello, el país de los soviets aventajaba con una amplia brecha a Estados Unidos, demostrando con ello la superioridad del bloque socialista. No solo se trataba de hazañas científicas, eran las batallas de la Guerra Fría, no en el campo de guerra, no con el estruendo de la artillería, hace tiempo que el enfrentamiento se había trasladado a otros sectores, menos sanguinarios, pero igual de decisivos. Por un lado, el socialismo instaurado con la llegada de Lenin al antiguo imperio de los zares y por otro lado el capitalismo de Estados Unidos, que se autoproclamó vencedor y héroe de la Segunda Guerra Mundial y con ello el derecho de decidir sobre otros países y corregir los males de la humanidad. No era solo la conquista del espacio, era una lucha por la supremacía ideológica.

Para 1964 la Unión Soviética tomó formalmente la decisión de llevar al primer hombre a la Luna; sin embargo, EE. UU. llevaba ya dos años de ventaja, que fueron bien aprovechados. El país vecino invirtió cantidades millonarias del presupuesto público para el logro de tan codiciado objetivo. La inversión para la NASA se incrementó en un 101%, tan solo en 1965 el presupuesto destinado a esta agencia aeroespacial absorbía casi el 5% del gasto público (cantidad exorbitante si la comparamos con el 0.5 % que recibe en la actualidad). Contra esto, el proyecto soviético sufrió varios reveses: lenta aprobación de recurso debido a un alto nivel burocrático del gobierno y la muerte de Sergei Korolev líder carismático del proyecto espacial. A pesar de ello el país rojo estuvo muy cerca de arrebatarle la primicia a Estados Unidos.

Han cambiado muchas cosas desde entonces. La industria aeroespacial ha dejado de ser exclusiva de los países anteriormente mencionados, nuevas agencias espaciales han sido creadas alrededor del planeta con excelentes resultados, algunas avanzando más rápido que otras. También ha aparecido en escena la industria privada, liderada por algunos de los hombres más ricos del planeta, quienes rodeados de una agresiva campaña mediática han logrado posicionarse en el conocimiento y simpatía de mucha gente además de mostrar más avance que la industria gubernamental. 

Otra cosa que ha cambiado, es que la nueva carrera espacial ya no busca posicionar de manera radical una visión ideológica acerca del mundo, con la caída de la URSS, el capitalismo avanzó un poco, pero no logra borrar a su acérrimo enemigo de la faz de la Tierra, muy por contrario, el tiempo ha demostrado que el marxismo leninismo siempre tuvo razón en la mayoría de sus planteamientos y con ello algunas naciones se sostiene sobre esta columna mostrando mejores resultados en la consecución de una mejor distribución de la riqueza para la erradicación de la pobreza. El capitalismo ha demostrado ser un animal muy voraz y perjudicial para el planeta, aun cuando sus aduladores mediáticos realizan esfuerzos profesionales para demostrar lo contrario. La carrera espacial quedó supeditada, con el arribo de la iniciativa privada, a los intereses de las leyes del capitalismo. Según algunos expertos en el tema se avizoran dos vertientes en un futuro próximo: los viajes turísticos al espacio y la explotación de los recursos minerales de los astros y en un futuro más lejano, como en una escena hollywoodense, cuando la tierra ya no sea capaz de albergar vida, tener ya un lugar en el espacio para ser habitable. Pero como pasa siempre en una sociedad capitalista siguiendo el símil del cine, en una escena postcréditos, quien pagará los platos rotos será el pueblo pobre, que representa más de la mitad de la población mundial.

Son tres las nuevas potencias aeroespaciales del sector privado: Blue Origin, de Jeff Bezos; Virgin Galactic de Richard Branson y Space X de Elon Musk. Las tres empresas se siguen los pasos muy de cerca en el primer escalón que es el turismo, comprar un boleto para ir al espacio es un hecho, si se tiene la cantidad de 210,000 dólares. Desde el 2008 Virgin Galactic ha vendido 600 vuelos a ese precio, aunque no se han llevado a cabo. Jeff Bezos el fundador de Amazon ya fue al espacio. Elon Musk, a pesar de los accidentes que han sufrido sus dispositivos es el más avanzado, para el año 2023 podrá ofertar viajes masivos a un precio aproximado de 55 millones de dólares. Así el nivel del recurso que maneja la iniciativa privada, que, acostumbrada a ganar siempre, no duda en invertir cantidades millonarias que ha acumulado sobre la explotación de los sectores más desprotegidos, pues sabe de antemano que sus ganancias serán igual de generosas en este nicho no explotado.

En esta nueva carrera espacial se ponen de relieve dos cosas, en primer lugar, el turismo espacial quedará restringido a los hombres y mujeres más ricos de planeta, es de ellos también el privilegio en una teórica escena apocalíptica los que tendrán la posibilidad de emigrar a un nuevo planeta abandonando a su suerte a la población mundial. El otro aspecto que queda evidenciado son las astronómicas cantidades de dinero que se invierten en los prototipos. Cantidades que serían suficientes para contribuir a erradicar la pobreza en algunas zonas, tan solo Jeff Bezos considerado entre los hombres ms ricos del mundo anunció desde 2017 que cada año vendería mil millones de dólares en acciones de Amazon para financiar Blue Origin. La nueva carrera espacial les da la razón a los planteamientos marxistas la injusta acumulación riqueza en un puñado de manos contra la creciente pobreza de millones de personas. 

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