Cuando hablamos de Iztacalco, nos viene a la memoria el Palacio de los Deportes, el Foro Sol, el Autódromo Hermanos Rodríguez, donde se corre el Gran Premio de México y que tiene una gran aceptación de la gente; también la Ciudad Deportiva, donde todos los fines de semana miles de familias, desde abuelos jóvenes y niños se divierten y hacen deporte, pero ¿qué tienen en relación estos lugares? Que en ellos hay una gran derrama de ingresos económicos, ingresos que no se ven reflejado en la población, en la gente que cada día tiene más necesidades, esa gente que confió en un proyecto, que tuvo confianza y ahora ven desvanecida su ilusión.
Se utilizó un lema que muchos creyeron de primero los pobres, un canto de sirenas en un desierto. Toda esa gente, poco a poco, se ha dado cuenta de que no es la solución y que cada día se refleja más el error cometido. Al caminar por estas calles de Iztacalco, nos damos cuenta de todas las necesidades y carencias que se tienen.
Hace días me encontré a don Juan, un señor de 70 años, nativo de la demarcación, me contó cuando se podía caminar por estas calles sin el temor de que en un momento dado te asalten, de no temer a los jóvenes de las esquinas que se están drogando. Esto se ha agudizado más a partir de la llegada del morenista Armando Quintero como alcalde, hace poco más de tres años, ya que logró reelegirse, y en esta segunda gestión las cosas se han agravado, debido a que solo hay que ver las noticias o abrir un periódico, encontramos que en Iztacalco se han incrementado los asaltos en el trasporte público, en casas habitación, asesinatos, aumento de violencia hacia la mujer, venta de droga, la extorsión, los monta choques, la seguridad se ha visto rebasada y a esto le sumamos la escasez de agua, ahora que se necesita tanto por el problema de salud que padecemos por la pandemia de covid-19.
En servicios públicos, con las promesas podemos llenar miles de cofres, pero la realidad es que seguimos padeciendo de atención en todos los servicios básicos como bacheo, pavimentación, podas, luminarias.
Desde 2018, Quintero, recibió a compañeros del Movimiento Antorchista, los cuales le entregaron un pliego petitorio en el que solicitaron solución a la falta de vivienda, uno de los problemas más graves de Iztacalco porque el hacinamiento es preocupante, ya que en una pequeña casa viven hasta tres familias.
A pesar del tiempo transcurrido el alcalde insensible ha ignorado estas demandas, por lo que debido a esta negativa el Movimiento Antorchista ha recurrido a ejercer el derecho a la manifestación pública, y aunque las demandas son justas y apremiantes no hay una respuesta favorable, solo promesas de funcionarios serviles de un alcalde que ve por sus intereses y de sus allegados, dejando a un lado el compromiso con toda la gente, esa gente que visitó cuando estaba en campaña, a la cual les prometió que, al reelegirse, cambiaría todo. Ahora reelecto se esconde detrás de las paredes de la alcaldía y no da la cara a los adultos, mujeres y niños para resolver los problemas reales de una demarcación a la que le urge respuestas, a un grito desesperado que clama justicia para los pobres de Iztacalco un derecho universal y que el alcalde Armando Quintero pone oídos sordos.
Que le quede claro al señor Armando Quintero que Antorcha no descansará, seguirá, con el derecho de manifestación, exhibiendo la insensibilidad y el mal trabajo que hace al no dar solución a sentidas demandas de la ciudadanía. Exigimos que se ponga a trabajar y a solucionar la falta de agua, la inseguridad los asaltos, las extorsiones, y un largo etcétera, pues Iztacalco se está convirtiendo en una tierra sin ley, en una tierra de nadie. Ésta es la otra cara de Iztacalco que solo los que vivimos el día a día aquí conocemos y sentimos.
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