Decía Lenin “Es preciso soñar, pero con la condición de creer en nuestros sueños. De examinar con atención la vida real, de confrontar nuestra observación con nuestros sueños, y de realizar escrupulosamente nuestra fantasía”. Gracias a los sueños y a la imaginación se han logrado muchos avances.
Uno de los maestros en ese arte es Julio Verne: De la Tierra a la luna, Veinte mil leguas de viaje submarino, La vuelta al mundo en 80 días, etcétera. En una de las últimas películas de Hollywood, Rápido y Furioso, vemos cómo se puede pasar de un vehículo a otro a velocidades de más de 250 kilómetros por hora (las primeras versiones, algo creíbles, dentro de los límites de la imaginación; las últimas no tanto).
Algunas de las cosas que visualizan escritores, científicos y cineastas ya han cobrado plena vigencia en nuestro tiempo; por ejemplo, el submarino del que hablaba Verne; grandes aviones, autos voladores, trenes viajando a una súper velocidad, los viajes a la luna, la reproducción in vitro, etcétera.
También hay escritores que han hablado de política, por ejemplo Carlos Fuentes en La Silla del Águila, nos habla de que nos cancelan de repente el suministro de la energía eléctrica y el teléfono, por lo que todo debe discutirse a través de cartas (cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia).
Algún político, aprovechando la ingenuidad de ciudadanos a quienes no les interesa la política, prometen cosas francamente irrealizables. Ejemplo: que la gasolina baje a diez pesos y que todos vivamos en jauja.
Una vez en el poder, en lugar de hacer un análisis objetivo, y hacer lo posible dentro del marco de las posibilidades, se dedica a destruir todas las instituciones, sin antes crear otras nuevas o mejores.
A lo largo y ancho de todo el estado de Nuevo León, crea conejos blancos (antes eran elefantes); sucursales de un banco que funcionará a partir de 2022, mientras en la esquina de Madero y Pino Suárez cierra la sucursal de un banco español, debido a que no era muy concurrido, el costo de operación era muy alto y ahora muchas de las transferencias se hacen vía celular.
Cierto político viaja en una camioneta blindada que a él le parece un Tsuru, y se fue a vivir a un palacio por austeridad. Ve un lago donde no existe y se dice defensor del medio ambiente, mientras derriba miles de árboles para construir un tren.
Ese político viaja en una camioneta blindada que a él le parece un Tsuru, y se fue a vivir a un palacio, porque así lo obliga la austeridad. Ve un lago donde no existe y se dice defensor del medio ambiente, mientras derriba miles de árboles para construir un tren que funcionará con diésel; en ese mismo sentido, siembra árboles en parques y jardines; generaría electricidad a partir de carbón y combustóleo porque considera que así defiende la soberanía mexicana, mientras Bodega Aurrerá y Citibanamex continúan haciendo negocios, sin que nadie los moleste.
Algunas encuestas indican que muchos siguen confiando en este presidente de la “esperanza”. Es entendible, por la gran cantidad de presupuesto que se le ha destinado por muchos años a la propaganda en televisión, radio, redes sociales.
Es más fácil, para muchos, esperar que les aparezca la Rosa Blanca en su casa y sus problemas desaparezcan por hechizo. No pasa nada; ya hay una apología del sistema bancario, que indica que es viable engañar a otros y dejarse explotar para encontrar el camino a la felicidad.
Es difícil combatir con la esperanza, donde todos los problemas de los hombres se resuelven con la llegada del superhéroe que nos salvará; un hombre inmune a las balas y a las enfermedades.
Para los que vivimos en el mundo real y nos damos cuenta de los garrafales errores que comete, seguimos insistiendo en que el rey va desnudo, pero pocos aún se han dado cuenta, quizá porque es difícil salir del espejismo. Cuando uno se está cayendo a un precipicio, se aferra a un clavo ardiente. Sí, los que lo antecedieron crearon las bases para que surgiera este soñador, que piensa que todo lo que hace está bien. No importa que los datos digan que se gastó más dinero del que debería, de que Pemex y CFE vayan en picada, él en su mundo tiene otros datos, aunque no los enseña a nadie. Solo él sabe que todo marcha bien. En su cerebro miles de hombres son felices gracias a él.
Si la fantasía fuera personal, no habría problema. Pero en esta fantasía está en juego el futuro de 126 millones de mexicanos, algunos de los cuales están despertando de esta pesadilla, pero aún hay muchos que no logran entender por qué se vive así; siguen conectados a la televisión y al Facebook: siguen pensando que los demócratas se llaman así, porque promueven la democracia.
El mundo en el que vivimos está gobernado por leyes y esas leyes no son el capricho de nadie. La realidad es terca y nos enseña, aunque quieran ocultar lo que pasa, lo que sucede todos los días, como la inseguridad, la falta de empleo, el casi nulo apoyo a la salud. La realidad nos enseña que nada es a voluntad de alguien en particular.
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