MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La salud de los niños y adolescentes está primero

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Una nueva ola por covid-19, más agresivo y letal “ha vuelto” a México donde entre los más afectados resultan ser las personas de entre 20 y 39 años (40% de los casos en México), de acuerdo con la información vertida por la misma Secretaría de Salud. Un acelerado repunte de contagios es evidente, lo que pone en peligro no solamente la vida de las personas de entre 20 y 39 años, sino también la vida de los niños y adolescentes en caso de que regresen a las clases presenciales en el nuevo ciclo escolar 2021 – 2022. 

Ante este peligro real, sorprende la postura del presidente de la República, en su mañanera del 15 de julio de 2021, al señalar que las condiciones están dadas para un regreso seguro a clases. Que los padres y maestros remocen los centros educativos, que se preparen para recibir a los estudiantes de todos los niveles para el ciclo escolar 2021 – 2022. Que no habrá problemas de contagios, porque para agosto los adultos mayores de 50 años en adelante ya estarán todos vacunados y los que son menores de 18 años muy pocos se contagian. Textualmente dijo: “Se reinician las clases a finales de agosto en todo el país (…) No vamos a tener para entonces problemas de contagios que puedan poner en riesgo a los niños, jóvenes, maestros y maestras y al personal educativo porque está demostrado que la pandemia afecta a las personas mayores” (El Financiero, 15 de julio de 2021). ¿O sea que los niños y adolescentes no corren peligro? ¿Y los 53 mil 240 niños y adolescentes contagiados hasta este momento, no es un indicador para preocuparnos? ¿Y los 597 niños y adolescentes que han perdido la vida a causa de la covid-19, no le dicen nada a la actual titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y al presidente de la República? 

Lo que está sucediendo en México es verdaderamente atroz: hoy hay más casos positivos confirmados por día que hace un año. Solamente como ejemplo, para el día 20 de julio de 2021 se registraron 13 mil 853 casos (la cifra más alta en cinco meses) mientras que el 20 de julio de 2020, apenas los casos positivos fueron 9 mil 063. En el mismo día del 20 de julio de este año, el número de defunciones fue de 341, mientras que las defunciones del 20 de julio del año pasado fueron de 302. El rápido incremento en el número de contagiados ya suma (hasta el 20 de julio) 2 millones 678 mil 297 y de decesos 236 mil 810 (El Economista, 20 de julio de 2021). Pero eso no es todo: el periódico El Financiero del 15 de julio de 2021, da otro dato alarmante: “…los casos positivos estimados (…) en los últimos 14 días subieron a 70 mil 132”. 

Estos resultados son más que preocupantes y evidentes, pero el presidente de la república y la SEP se niegan a reconocer. Y en lugar de tomar medidas serias y cuidar la salud de los mexicanos, el presidente sale a convocar a los padres y madres de familia para que comiencen a hacer los preparativos para el regreso a clases, que comiencen a hacer los preparativos con tiempo, dijo: “Aprovecho para convocar a todo el pueblo de México, en especial a los padres y madres de familia que ya se empiezan a organizar. Que nos ayuden con esto, desde luego que empecemos los preparativos para el regreso a clases. Que no nos reunamos una semana antes, sino con tiempo”, concluyó en su mañanera del 15 de julio de 2021. 

¿Ante el planteamiento de un pronto regreso a clases, no se le pasó por la mente del presidente el hecho de que 11 estados de la República ya regresaron al semáforo amarillo? ¿Acaso no estaba enterado que el grado de contagio había aumentado un 37 por ciento con respecto a la semana pasada y la tercera ola va al alza, a tal grado que 16 estados concentran el 85 por ciento de los casos positivos? (Reforma, 21 de julio de 2021) ¿No le dice nada al presidente el hecho de que estudios serios indican que los que más se están contagiando son las personas de 20 a 39 años? ¿Pero, y no le dice nada que niños y adolescentes menores de 18 años son los más vulnerables en estos momentos con una nueva cepa que recorre el mundo entero y que ya llegó a México? 

Está bien, que los niños y adolescentes regresen a clases presenciales, pero que se garanticen las vacunas, que haya espacio suficiente en las escuelas, que haya cubrebocas, líquidos para desinfectarse, jabones, pruebas rápidas de covid-19, y también agua suficiente. Sobre esto el presidente de la república propuso ampliar el programa La Escuela Es Nuestra (LEEN), para que a través de éste se entreguen recursos a la sociedad de padres y madres de familia para que sean usados para limpiar y pintar las escuelas. Es lo único a lo que el presidente se comprometió. En ningún momento señaló que es su responsabilidad y la de la SEP garantizar un regreso seguro a las clases. Tampoco detalló si con esa ampliación del programa LEEN cubriría las necesidades de todos los centros educativos del país. Y en efecto, no se cubren, como lo demuestra el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), que señala que el programa LEEN beneficia apenas al 24.7 por ciento de los planteles públicos de educación básica a nivel nacional ¿Y los demás centros educativos? ¿Y los del nivel medio superior y superior? ¿Cuál es el plan para todos ellos? Y si a esto agregamos, de acuerdo con el informe presentado por el exsecretario de educación, Esteban Moctezuma Barragán, el 5 de febrero de 2020, donde el 52 por ciento de las escuelas que se encuentran en áreas de marginación no tiene agua potable y 78 por ciento de esos planteles no cuenta con drenaje, es claro que cuando los niños y adolescentes regresen a las clases presenciales, el contagio por covid-19 aumentará exponencialmente y no habrá poder humano que contenga el contagio y la muerte de los inocentes niños y adolescentes.

Hay carencias y no habrá apoyo para todas las escuelas, pero el presidente dijo que hay condiciones, ¿a cuáles se refirió? Pues hasta el momento la SEP no se ha comprometido con los remozamientos de las aulas, tampoco tiene en sus planes apoyar para la compra de cubrebocas, pruebas rápidas de covid-19, jabones, líquidos para desinfectarse, construcción de casetas para desinfectar a los estudiantes, etc. Ninguna de estas necesidades básicas está contemplada en la prioridad de la SEP para un regreso seguro a clases. Pero sí el presidente hizo un llamado a los padres y maestros para que hicieran los preparativos para recibir a los estudiantes (con qué dinero y cómo, no queda claro). Lo único claro es que los centros educativos y padres de familia resolverán con sus propios recursos. Así, cualquiera puede ser el presidente de la República y secretaria de la SEP.

Por eso, nosotros los pobres que somos la mayoría no vamos a permitir un regreso a clases hasta que haya vacunas para todos y condiciones reales para que nadie se infecte por el letal virus SARS-CoV-2; los que con nuestros impuestos damos para que otros disfruten y se beneficien; los que producimos la riqueza del país con nuestra fuerza de trabajo, los que alimentamos a unos cuantos con nuestro sudor; los que llenamos las manos de unos cuantos, porque nos extraen hasta el último sudor y nos pagan una miseria; en suma, los trabajadores y obreros que producimos la riqueza del país, pero morimos de hambre y no somos curados, ni mucho menos vacunados, debemos despertar, organizarnos y exigir a la SEP y al gobierno de la república que se comprometan con los remozamientos, compra de desinfectantes contra el SARS-CoV-2 y adquisición de vacunas para todos los niños y adolescentes, porque la salud de ellos y de todos los mexicanos está primero. Es la única vía que nos queda si queremos sobrevivir a la pandemia y a la crisis económica. 

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