MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La salud, derecho de unos cuantos. ¿Hasta cuándo?

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No cabe duda que esta tercera etapa de la pandemia es más agresiva y peligrosa para toda la población en general. Muchos ciudadanos estuvieron, hasta el último momento, creídos de las palabras del presidente, de que no pasa nada y que el cubrebocas no era necesario. digo que, hasta el último momento, porque cuando se dieron cuenta de que fue un error no hacer casos de las recomendaciones, de usar el gel antimaterial, de guardar las distancias, de evitar asistir a convivios etc., ya fue demasiado tarde y muchos de ellos ya no están entre los vivos y otros se encuentran debatiéndose entre la vida y la muerte y a los que les fue mejor, viven sufriendo las secuelas, después de haber ganado la batalla. 

Desgraciadamente, en el estado de Guerrero y creo que, en todo el territorio nacional, vivimos en una falta de cultura, que nos permita conocer muchos aspectos de la vida social y actuar en consecuencia, y no me refiero, cuando menos ahora, a los asuntos políticos donde todos los ciudadanos debemos de tener un papel activo; me refiero a cuestiones tan elementales como la salud. Y no es culpa de la ciudadanía, pues desde nuestros padres, abuelos y nosotros mismos, fuimos educados de tal forma que no nos enseñaron a ver y analizar los fenómenos en completa interconexión; nos enseñaron a ver las cosas aisladas, separadas una de otras, con la idea de que, lo que afecta a unos, son cosas que a otros no deben preocuparse. Éste es un mal de origen, es decir de una deficiente calidad del sistema educativo de nuestro país. El sistema político que nos gobierna y los personajes que tiene el poder actualmente, saben de esa deficiencia del pueblo mexicano y lo aprovechan al máximo para manipularlo y desviar su atención en problemas que afectan la vida social, inventan distractores bien planeados, que muchos compatriotas aplauden por una decisión de ocurrencias, sin ver los verdaderos intereses de las maniobras del gobierno. Lo más reciente es el teatro de la encuesta realizada para enjuiciar a los expresidentes, muchos lo vieron como un auténtico acierto del presidente en turno; la realidad es que fue una cortina para opacar los escándalos de corrupción de la familia López Obrador. Y ahora, con el polémico asunto del regreso a clases presenciales, se está exponiendo a los estudiantes y a profesores a contagios masivos, con el argumento que la educación es primordial para los jóvenes, y que es necesario correr el riesgo. Estoy seguro que muchos hijos de los políticos y de la clase acomodada del país, no van a mandar a sus hijos a escuelas públicas, lo más seguro es que ya están en el extranjero. O no me digan que el hijo del presidente asistirá a cualquier escuela de las alcaldías de la Ciudad de México. Pero eso sí, el propio gobierno, el presidente en primer lugar, se lava las manos, no haciéndose responsable de las consecuencias de esta decisión y tampoco destina recursos para poner en condiciones las instalaciones de las escuelas y mucho menos vacunar antes, a toda la niñez. Toda responsabilidad, dicen, estaría en los padres de familia. Y entonces donde queda la obligación del gobierno federal. 

En los pueblos del estado de Guerrero, en comunidades alejadas de los centros urbanos más grandes ahora están siendo afectadas por el contagio, en lugares donde la gente creía que eso era pura propaganda, ahora ya hay defunciones. Pero el asunto es que, también se engaña al pueblo para no asumir su responsabilidad, por ejemplo, el gobernador, Héctor Astudillo Flores, dice que en los hospitales hay espacios disponibles, la realidad es que cuando una gente humilde se enferma y sus familiares lo llevan a los hospitales del estado, simplemente les dicen que no hay espacio, y si al paciente lo ven muy mal les recomiendan que mejor se lo lleven a su casa. Claro que los hospitales están saturados, pues hasta el 26 de agosto en el estado, la Secretaria de Salud, informó que se han acumulado 66 mil 328 casos de contagio, lo que significa que se contagian un promedio de 645 ciudadanos cada 24 horas; en el estado hay 2 mil 719 casos activos, concentrados en la ciudad de Chilpancingo, Acapulco, Ometepec, Zihuatanejo e Igual, las cinco ciudades más grandes del estado, donde los hospitales tienen a 446 pacientes, de los cuales 75 están entubados y 371 casos muy graves. En el mismo mes, es decir en agosto, se han muerto 798 seres humanos por este virus, un promedio de 4 diario. El estado lleva registrado un total de 5 mil 381 decesos, digo que registrados porque es al otro punto a donde quiero llegar, son los datos que aportan diariamente los hospitales. Pero me consta, que hay muchos más casos de contagios; es decir, de personas enfermas por el virus y que han fallecido y de esos no se dice nada, porque no se lleva un censo, pues estos se mueren en sus casas y aunque quisieran ir a un hospital su difícil situación económica no les permite hacerlo y mueren ante la impotencia de sus familiares.

La semana pasada, por mi trabajo como activista del Movimiento Antorchista, visite varias comunidades del municipio de Chilapa. Cuauhtenango, Ayahualulco, Nejapa, Tlaxinga, Ahuexotitlan, Acuentla, etc. por citar algunos, son comunidades que quedan a una hora y media máximo de la cabecera municipal, en todos ellos, han fallecidos personas a causa del virus y los familiares prefieren quedarse en silencio y no hablan del asunto. El Chilapa, en la cabecera municipal está un hospital de los llamados “Hospital del Insabi covid-19” lo controla y lo administra el glorioso ejército mexicano, para que un paciente ingrese a ese hospital tiene que hacer un recorrido interminable, primero tiene que ser valorado y emitir un diagnostico por personal de un hospital general, pero para poder lograr que lo atiendan en el hospital del estado, es un martirio y solo aquel que este bien relacionado y tenga la forma de pagar sus medicamentos, inyecciones y sueros, dijo la mamá de un compañero que, moviendo tierra mar y cielo se logró que lo atendieran en el hospital de Acapulco, cada medicamento cuesta arriba de cinco mil pesos y se requiere de dos aplicaciones diario, porque dijeron los médicos, el hospital no tiene medicinas.  

Así están las cosas de salud en nuestro estado, es por eso que aprovecho la ocasión, para primero, valorar el esfuerzo que algunos de mis compañeros activistas de Chilapa están haciendo, han estado convenciendo a los ciudadanos de sus respectivas comunidades, para que asistan a la aplicación de la vacuna, han gestionado apoyo con particulares, en el ayuntamiento y con los concesionarios de transporte para que la gente acuda a los centros de vacunación y no les cobren el pasaje, salen desde las tres de la mañana de sus comunidades y logran que los vacunen a eso de las tres o cuatro de la tarde, el esfuerzo de mis compañeros está muy bien. Pero es necesario dar la lucha para que el sistema de salud en general, sea un derecho efectivo para todos los niveles y no solo para unos cuantos privilegiados, ese es un derecho que debemos reclamar y exigir que sea una realidad en nuestro país. Por lo pronto, lo más urgente es que exijamos que la vacuna contra el coronavirus, sea universal, ahora más, por la exigencia del regreso a clases presenciales. No debemos de hacer oídos sordos y aceptar de que “tenemos que correr el riesgo” estamos hablando de vidas humanas, nadie se opone a que las clases presenciales son necesarias, pero primero está la salud, luchemos por ese derecho como mexicanos.

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