Un total de 55 migrantes perdieron la vida el pasado nueve de diciembre, al volcarse el tráiler en el que viajaban hacinados en busca del sueño americano.
En tanto que 107 personas más, entre ellos varios menores de edad, se encontraban hospitalizados en distintos nosocomios de la capital chiapaneca.
En el camión viajaban al menos 160 migrantes ese día jueves, en el que se estrelló a más de cien kilómetros por hora en la carretera Tuxtla Gutiérrez – San Cristóbal de Las Casas, contra un puente peatonal.
El remolque donde iban los migrantes, en su mayoría guatemaltecos, estalló por el impacto y dejó una estela de cuerpos tirado en la carretera.
“Fue una carnicería, no lo puedo superar”, relató Jorge Gómez González, uno de los primeros vecinos en socorrer a las víctimas.
Ahora vecinos de la colonia El Refugio, municipio de Chiapa de Corzo, le llaman “El puente de los migrantes”, Gómez González tiene su casa frente al lugar, cuenta que estaba parado ese día en la entrada de su vivienda, cuando a las 15:20 horas vio pasar el camión a casi 100 kilómetros por hora.
Añade que, al tomar la curva, el tráiler de doble remolque se salió de control, se llevó primero un poste de electricidad y finalmente impactó contra el puente. Sobre el asfalto quedó el amasijo de hierros y cuerpos ensangrentados.
“Con el primer impacto se abrió la caja y salieron disparados. Muchos eran jóvenes, hasta niños había. Nunca en mi vida había visto esto”, cuenta Gómez González.
Fue uno de los primeros en asistir, dice, movido por la curiosidad y quizás el morbo, junto a él llegaron más vecinos del lugar, fue así como extendieron algunas mantas para cubrir los cuerpos tirados en el asfalto.
“Saqué a una muchacha como de unos 25 años, le puse algo debajo de su cabeza, y al ratito cerró sus ojos. Se murió en mis manos”, recuerda entre lágrimas. “No lo puedo superar, esta gente solo luchaba por algo mejor”.
De acuerdo a las autoridades, de los más de cien heridos, 95 son de Guatemala, tres de República Dominicana, uno de Ecuador, uno de Honduras y otro más mexicano. Faltaba la confirmación de la nacionalidad de las otras seis personas.
Los testigos señalan que debido al fuerte impacto, el ruido se escuchó a varias decenas de metros a la redonda, fue un suceso que estremeció a los habitantes de la colonia El Refugio; la llegada de un mensaje vía whatsapp en el grupo organizado de esta colonia, alertó y llevó a decenas de hombres y mujeres a ayudar a las personas que se encontraban clamando ayuda para salir de un remolque que se encontraba hecho trizas en la carretera.
“La cabina explotó y salió un manojo de gente. Era como un acordeón, unos encima de los otros, costaba mucho verlo”, contó Emanuel Hernández, otro vecino que ayudó a las víctimas.
Otra mujer, que vive a una cuadras cerca del lugar, platica que estaba sentada en su hogar viendo el primer capítulo de su novela cuando escuchó el impacto y a escasos tres minutos sonó el grupo de redes de su colonia en donde los llamaban a acudir al lugar y llevar más ayuda “deje a mi hija, y salí corriendo, nuestros maridos no estaban y nosotras llevamos cargando garrafones de agua, alcohol y algunos trapos, pero en las calles también observé que muchos hombres subían corriendo sin rumbo, están desorientados y no sabían hacia donde se dirigían, estaban golpeados y pedían ayuda", relata la mujer quien por medio a la represalias no dice su nombre “en este camión iban cerca de 300 migrantes. Y siete niños de los que no hablan las autoridades, entre ellos un bebé de siete meses que no se pudo identificar aunque su madre se observó que lo protegió hasta donde pudo, otro niño de ocho años que le puse un trapo en la cabeza porque se estaba desangrando y que su mamá se aferró a no soltarlo cuando migración le pedía que lo soltara".
Hasta ahí se quedaron y acabaron las esperanzas de los migrantes por alcanzar el sueño americano, producto de la decadencia del capitalismo y problemas económicos.
Los vecinos corrían por sábanas, vendas, agua, alcohol y todo lo que tenían por salvar la vida de aquellas personas, que sin conocerlos les brindaron apoyo durante más de 30 minutos que fueron cruciales para brindar primero auxilios y salvarles la vida.
Cuentan que cómo pudieron sacaron cargando varios cuerpos, muertos, heridos de gravedad o desmembrados, también relatan que dieron el último adiós a quienes no aguantaron el impacto y ofrecieron sus casas para que los sobrevivientes no fueran deportados a sus países, así lo relatan los héroes anónimos de esta tragedia.
De acuerdo a declaraciones anónimas, afirman que los conductores del tráiler no fueron forzados por migrantes para llevarlos, sino que hubo un pago de por medio y las condiciones necesarias para que no se asfixiaron. Además de que los retenes en los que se encontraba la Guardia Nacional, Policía Federal y Estatal, fueron previamente convenidos para que el transporte pasara sin problemas los puestos de vigilancia “así se las viven, conocemos las mañas de los policías, al pobre siempre buscan perjudicar. El dinero es poder, quien lo tiene compra la ley, y quien no es detenido y acusado" afirman.
También cuentan que hubo trato inhumano y poco cordial hacía los que agonizaban y habían fallecido, estas fueron las acciones que llevaron a cabo quienes según salvaguardan a la población. Además de que los migrantes menos afectados o ilesos fueron detenidos agresivamente y obligados a subir a las camionetas de migración, muy diferente a lo que accionó el pueblo que, sin distinción e interés, se volcó en el auxilio de las personas, pues los migrantes únicamente pedían dejarles continuar su camino.
Quienes socorrieron a los migrantes vieron huir al conductor del camión, quien continúa prófugo. Pero ninguno prestó atención a cómo era o cómo iba vestido, porque la imagen y el grito ensordecedor de la gente llorando eran más importantes. Los vecinos estuvieron media hora sacando cadáveres y asistiendo a los que sobrevivieron hasta que llegaron las autoridades y cuando la población ya había arriesgado también su vida, les pidieron que desalojaron el lugar.
Por otro lado, denunciaron que mientras la atención de la gente y los medios de comunicación estaban en lugar donde sucedió la tragedia, la Guardia Nacional recorrió las calles de la colonia buscando a los migrantes que pudieron huir del lugar, “en el arrollo habían como 30 migrantes y cuando la Guardia llegó, los agarraron y subieron como si fueran animales, también iban preguntando casa por casa si brindábamos protección a alguien. Me atrevo a señalar con miedo a que atenten en mi contra, que ningún migrante se entregó y subió a las camionetas de migración por su propia voluntad, fueron forzados, porque ellos pedían que los ayudáramos a seguir se camino, ya habían perdido todo: amigos, esposa e hijos”.
Las Autoridades
A nivel nacional, el jefe de la Guardia Nacional, Luis Rodríguez Bucio, explicó que el vehículo había salido de México, cerca de San Cristóbal de las Casas, pero que la mayoría de migrantes habían cruzado días antes la frontera por su cuenta por el paso de La Mesilla, en la frontera con Guatemala. Todos ellos se concentraron en San Cristóbal. “En varias casas de seguridad los tuvieron personas dedicadas al tráfico de personas”, dijo el funcionario.
Una hora y media antes del incidente, fueron subidos al remolque al que los traficantes le hicieron ranuras para facilitar la ventilación. “Pero esto, al ocurrir el evento trágico, pudo haber afectado su seguridad. Pudieron haber salido proyectados al ocurrir el siniestro”, señaló Ricardo Mejía Berdeja, subsecretario de Seguridad Pública.
El vehículo había salido del sur del país, cerca de San Cristóbal, y se dirigía a Puebla. No fue detenido ni sometido a ninguna revisión. Un grupo de migrantes explicaba que los viajes en los tráileres es una práctica que se ha incrementado mucho en el último tiempo ante el endurecimiento de la política migratoria mexicana, algo que los ha empujado a tomar vías más inseguras. “Al gobierno le pedimos que haga su trabajo, ¿cómo puede ser que este camión haya transitado libremente? Los que murieron eran personas, no animales”, dice Emmanuel Hernández con rabia cobtenida.
Chiapas de luto
El pasado viernes, los vecinos volvieron al lugar del accidente a dejar una ofrenda y llevaron a un cura que improvisó una pequeña ceremonia, pocos de los presentes pudieron dormir la noche anterior. “Esa imagen no se nos quita nunca más, llevo días sin dormir, la ropa manchada de sangre le pedí a mi esposa que lo queme, no quiero mi verla porque me recuerda cada cuerpo que saque y al niño que encontré sin vida”, dice Hernández.
Algo parecido ha ocurrido con varios reporteros locales, los de nota roja quienes fueron los primeros en llegar al accidente, más de uno lloraron al transmitir la noticia en portales de redes sociales, otros, cuentan que no pueden dormir “me fui a beber para poder dormir”, afirma Hugo “N” fotógrafo de un medio nacional.
A todas horas, los vehículos que pasan por el lugar se detienen a prender veladoras, hacen una oración y se retiran, otros dejan flores y piden justicia para las víctimas. Y algunos artistas han decidido voluntariamente hacer una pintura, porque este lugar quedará marcado para siempre como el lugar para pedir justicia, una vida digna para los pobres y que se ponga un alto a la corrupción que sigue permeando en el país.
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